La selección española se ha puesto el mono de trabajo para doblegar a la floja selección de Rumanía en el segundo partido de la ventana FIBA de Valencia y certificar, con un aplastante triunfo (91-49) al que dio lustre en el tramo final del choque, su clasificación para el Eurobasket 2022 sin tener que esperar a la tercera y última ventana de febrero.
La diferencia de calidad entre ambos equipos hizo que pronto se abriera una brecha en el marcador, pero, a diferencia de lo que pasó el pasado sábado en la derrota ante Israel, el seleccionador, Sergio Scariolo, apretó en la segunda parte para que no bajara el nivel defensivo y poder acabar con buenas sensaciones.
El encuentro comenzó ya con una sucesión de errores por parte de ambos equipos de la que salió beneficiado el equipo español por cometer alguno menos y porque, primer Tyson Pérez por dentro, y después Darío Brizuela por fuera, se turnaron para alimentar su marcador. La entrada del Rares Uta dio algo de consistencia el juego interior rumano pero cuando el juego se centró en las zonas, el hambre de Jonathan Barreiro y el oficio de Nacho Llovet y Víctor Arteaga desnivelaron la balanza. También por fuera el tesón de Francis Alonso acabó por dar frutos (45-21, m.20).
El paso por el vestuarios multiplicó de nuevos los errores en el tercer cuarto pero desde el banquillo Scariolo apretó para que la tensión defensiva no bajara y que no aparecieran los fantasmas de la derrota ante Israel. Pese a la falta de puntos, España nunca perdió el control del juego. El choque llegó ya completamente decidido al último cuarto y Rumanía, que se había esforzado por no dejarse ir, bajó los brazos, lo que facilitó que entre Xabi López-Arostegui, certero desde la línea de tiros libres, y Quino Colom, incisivo en las penetraciones hicieran crecer la ventaja española hasta llevarla cerca de los cuarenta puntos.
Después, la inercia del esfuerzo defensivo que había sembrado el conjunto español en el tercer cuarto le permitió llevar su ventaja aún más allá a base de contragolpes y del talento de Darío Brizuela.