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El Real Madrid gana en el infierno de Belgrado al Partizán y fuerza el cuarto partido (80-82)

26 puntos, 11 rebotes y 41 de valoración para el caboverdiano. El cuarto partido, el jueves en el Stark Arena de Belgrado (20:30 horas).

26 puntos, 11 rebotes y 41 de valoración para el caboverdiano. El cuarto partido, el jueves en el Stark Arena de Belgrado (20:30 horas).
Los jugadores del Real Madrid celebran la victoria en Belgrado ante el Partizán en el tercer partido. | EFE

El Real Madrid ha ganado el tercer partido al Partizán, aplacando los ánimos del Stark Arena de Belgrado y forzando el cuarto encuentro de esta eliminatoria de cuartos de final en la Euroliga, con destacada actuación del pívot madridista Walter Tavares por sus 26 puntos, más 11 rebotes y 41 de valoración, para conjugarse con un triple vital de Nigel Williams-Goss en el desenlace.

El equipo merengue volvía a verse las caras con el Partizán después de la monumental pelea que ambos equipos protagonizaron el jueves pasado en el Wizink Center, durante los últimos instantes del segundo partido de la serie. Con el 0-2 a favor de su rival, y sin los sancionados por esa tangana, el envite era a vida o muerte para el Madrid.

Así, los anfitriones se presentaron sin dos grandes referentes como Kevin Punter y Mathias Lessort. Y el rival desprovisto de otros dos jugadores importantes como el francés Guerschon Yabusele y el argentino Gabriel Deck, después de las sanciones que la Euroliga impuso el pasado viernes. Ante esas bajas, todo se hacía más incierto y entraban en la ecuación factores como la capacidad de dar un paso al frente de algunos efectivos o el público.

Sin embargo, ese condicionante no se notó al inicio del encuentro. Encomendados sobre todo a la inspiración anotadora de Alen Smailagic, el Partizán abrió bastante hueco en el marcador. Un parcial inaugural de 12-0 mostraba la caraja de los visitantes, que cerraron el primer cuarto abajo por un 32-19 que animaba a remar o rendirse.

A esas alturas necesitaban soluciones los madridistas. Y fue entonces cuando apareció Tavares. Alcanzado pases casi en el techo del pabellón y moviéndose con soltura bajo el aro, dando el callo además en la faceta reboteadora, dejó seis puntos en un parcial de 0-9 durante un tramo donde el Partizán estuvo cuatro minutos sin sumar. Esa reacción estimuló al Real Madrid hasta dejarle solo a dos con el paso de los minutos y con opciones incluso de ponerse por delante justo antes del descanso (48-45, min.20).

Tras el paso por el vestuario, los visitantes salieron deseosos de completar la hazaña. Eso les llevó a recurrir a los intentos de triple sin demasiado acierto. Pero ante un contrario que también fallaba, certificó su intención cuando se cumplían cuatro minutos del tercer acto gracias a un lanzamiento exterior exitoso de Mario Hezonja. A partir de ahí, se encontraron los de blanco mucho más cómodos. Y eso les ayudó no solo a resistir las acometidas del Partizán, sino a marcharse por delante (63-66) al paso por banquillos de la media hora.

Por delante, una batalla de diez minutos a todo a nada para el cuadro español, ante una grada a la que le quedaba gasolina para apretar hasta el final y un equipo acariciando la final a cuatro. A todo eso se sobrepuso durante siete minutos, aguantando el equilibrio a base de intensidad pero de nuevo desperdiciando oportunidades para abrir la brecha.

Ni siquiera un triple de Nunnally que volvió a poner por delante a los de Zeljko Obradovic descompuso al Real Madrid. Insistiendo en Tavares como carta ganadora, lograron llegar igualados a 77 puntos a falta de 45 segundos. Sin embargo no fue el pívot sino Williams-Goss, el otro talismán de una tarde ya para el recuerdo, quien selló la victoria con un triple con solo 25 segundos por jugar.

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