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Granada Club de Fútbol y Covirán rompen el maleficio del deporte granadino y coincidirán al fin en Primera y la Liga ACB

Será la primera vez en que los representantes de la ciudad de la Alhambra, de amplia tradición en fútbol y baloncesto, compartan la elite.

Será la primera vez en que los representantes de la ciudad de la Alhambra, de amplia tradición en fútbol y baloncesto, compartan la elite.
El Granada, campeón de Segunda División, vuelve a Primera | EFE

Semana de fiesta en la ciudad de la Alhambra. Después de la agónica salvación el pasado miércoles del Covirán Granada, que selló su permanencia en la Liga Endesa prácticamente sobre la bocina tras vencer al Joventut Badalona y aprovechar la derrota del Betis en el Wizink Center ante el Real Madrid, el Granada Club de Fútbol certificó este sábado, derrotando por 2-0 al Leganés, su título de campeón de Segunda División y el regreso así a la máxima categoría nacional solo un año después de perderla también en la última fecha del calendario.

Un asunto que, más allá de la evidente relevancia que tiene para la ciudad andaluza, supone romper un maleficio histórico para los granadinos, que nunca antes habían visto a sus dos máximos representantes coincidir en la máxima categoría nacional, lo que al fin sucederá en la temporada 2023-24. Este es sin duda un hecho paradójico, pues Granada cuenta con amplia tradición en ambos deportes y sus representantes han sido relativamente habituales en la cúspide española.

En lo que al balompié se refiere, el primer ascenso rojiblanco a Primera División llegó en 1941, volviendo a producirse tal hecho en 1957, 1966 y 1968, iniciándose así la etapa más recordada del club en la elite, que se prolongó hasta 1976, logrando además dos sextos puestos —su mejor clasificación histórica— en 1972 y 1974. Pero desde la pérdida de la categoría en 1976, el Granada pasó por una profunda travesía del desierto que le mantuvo más de tres décadas entre Segunda, Segunda B e incluso Tercera división, llegando incluso a estar al borde de la desaparición por una profunda crisis económica.

Es durante esa bajada a los infiernos del fútbol en Granada cuando el baloncesto, como en casi todo el país, adquiere una enorme repercusión en la década de los ochenta, derivando en el ascenso del Club Deportivo Oximesa a la Liga ACB en 1986, manteniéndose el equipo blanquiazul en la misma hasta 1992. Ya en 1994, tras la desaparición del citado club —que jugaba sus partidos en la vecina localidad de Albolote, a apenas 5 kilómetros de la capital—, el Club Baloncesto Granada toma el relevo del deporte de la canasta a nivel local, alcanzando la ACB en 1996 tras proclamarse campeón de la Liga EBA —entonces, segunda categoría nacional— y obtener la plaza ACB del Club Baloncesto Salamanca. Este club, que vestía los colores rojo y verde —correspondientes a la bandera de la ciudad—, pasó doce temporadas en tres etapas distintas en la ACB: entre 1996 y 1999, desde 2001 a 2003 y, por último, entre 2004 y 2011 cuando, azotado por los problemas económicos, perdió la categoría para solo un año después desaparecer.
Curiosamente, es justo en ese 2011 cuando el Granada Club de Fútbol, 35 años más tarde, regresa a la Primera División del fútbol español, en la que se mantuvo hasta 2017. Mientras tanto, en el baloncesto emergía un nuevo club de las cenizas del anterior: la Fundación CB Granada, que en 2012 comenzaba su andadura desde la 1ª División Nacional, la quinta categoría española.

Progresivamente, ahora con colores rojo y negro y bajo la nomenclatura de Covirán desde 2013, el nuevo club de la pelota naranja comenzó una escalada progresiva siempre con ascensos en la cancha que le hizo llegar primero hasta la Liga EBA (2013), para luego tomar la LEB Plata (2015) y la LEB Oro (2018), la segunda categoría española. Mientras, justo en ese 2018 se produjo, de la mano de Diego Martínez, el sexto ascenso histórico del Granada futbolero a la elite, en lo que se considera la segunda ‘edad de oro’ de un club que llegó a disputar, en 2021, los cuartos de final de Europa League, cediendo ante el Manchester United. Paralelamente, el Covirán continuó con una progresión meteórica que, tras estar punto de llevarle a la ACB en ese mismo 2021 —cuando perdió la final por el ascenso con el Breogán de Lugo—, acabó con los rojinegros dando el salto solo un año después, tras proclamarse campeones de la LEB Oro. Fue entonces cuando, por primera vez, ambos clubes coexistieron en la cima durante solo nueve días, pues el destino quiso que el Granada, dirigido por Aitor Karanka, descendiera tras empatar en casa ante el Espanyol un partido en el que dependía de sí mismo para salvar la categoría, por lo que muchos recordaron lo que parecía una maldición que evitaba la coincidencia de los dos deportes en la cima.

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El Covirán Granada celebra su agónica permanencia en la Liga Endesa

Sin embargo, dicho pensamiento se ha cortado de raíz solo un año después, y quizá de forma un tanto inesperada, ya que el Granada Club de Fútbol se mostró tremendamente irregular en algunas fases de la temporada —lo que le costó el puesto a Karanka, reemplazado por Paco López—, siendo especialmente débil fuera de casa, mientras que el Covirán, azotado por las lesiones tras arrancar como un tiro en su estreno en la ACB, llegó a tres jornadas del final liguero como el principal candidato a acompañar al Carplus Fuenlabrada en la pérdida de categoría. Pero los dos clubes fueron capaces de ganar sus tres últimas citas y de acabar, así, y con una diferencia de solo tres días, con el maleficio histórico del deporte profesional en una ciudad que, la próxima temporada, quiere disfrutar a lo grande estando al fin, al mismo tiempo, en la elite del fútbol y el baloncesto español.

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