Hasta siete bajas tenía Guardiola para enfrentarse con su Bayern de Múnich al Oporto en la ida de los cuartos de final de la Champions. El tercer portero Tom Starke, los defensas Benatia y Alaba, los centrocampistas Javi Martínez y Schweinsteiger, más Robben y Ribéry. A lo que hay que añadir el tocado Thiago, que acaba de salir de una lesión.
Por esta razón, para poder completar una convocatoria de 18 jugadores, de los cuáles, 7 están en el banquillo, Pep Guardiola ha tenido que tirar de dos porteros, el español Pepe Reina y el austríaco Ivan Lucic, portero del filial muniqués.
El plantón del Barcelona con Pep de capitán
De esta forma, con dos porteros suplentes, algo nada habitual, Pep Guardiola evita una situación similar a la vivida en las semifinales de Copa del 2000, cuando el Barcelona le dio plante al Atlético de Madrid. El cuadro azulgrana no disponía de suficientes jugadores por ser una fecha de selecciones nacionales, y sólo tenía Van Gaal, técnico del equipo, diez hombres disponibles, más Arnau como único suplente.
Y lo más curioso del caso es que el capitán de ese Barcelona era el propio Guardiola, que se tuvo que acercar a hablar con el árbitro, Manuel Díaz Vega, a contarle que no jugarían el partido. Un partido por el que el Barcelona no recibió sanción alguna y pudo disputar la edición de la siguiente temporada.