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Champions League

El Real Madrid vuelve a conquistar Múnich y acaricia la final (1-2)

Mal partido del Madrid, que saca un resultado inmejorable. Kimmich adelantó al Bayern, Marcelo empató al borde del descanso y Asensio hizo el 1-2.

Mal partido del Madrid, que saca un resultado inmejorable. Kimmich adelantó al Bayern, Marcelo empató al borde del descanso y Asensio hizo el 1-2.
Marco Asensio (d) celebra con Ramos y Lucas Vázquez su gol al Bayern de Múnich. | EFE

En el siglo pasado, hace un par de décadas o incluso hace unos pocos años, este partido no lo hubiera ganado nunca el Real Madrid. La prensa hablaría del infierno de Alemania y habría recordado todas las derrotas de los blancos ante el Bayern. Pero son otros tiempos. Son ya seis victorias seguidas del Madrid ante el Bayern. Casi nada. La tendencia ha cambiado. El doble campeón de Europa se pareció poco a eso, al equipo que ha arrasado en los últimos años en la Champions League. Pero eso no importó nada. No fueron mejores que el Bayern de Múnich, posiblemente merecieron la derrota y, aún así, vuelven a Madrid con una victoria y habiendo anotado dos goles. Un resultado magnífico, estupendo, espléndido, excepcional, viendo los méritos de unos y otros. Si el Madrid no es mejor como lo ha sido en los últimos años, da igual. Si el equipo de Zidane se la juega a ir al casino y tirar la bolita en la ruleta, ahora parece que siempre caerá en el negro del Madrid —que fue el color que vistió esta noche en el Allianz Arena— y no en el rojo del Bayern. Son los tiempos del Real Madrid. Su hegemonía no parece tener límites. Vislumbran Kiev y la tercera final de Champions consecutiva.

¿Quién jugó bien en el Real Madrid? Sergio Ramos, Varane, Lucas en defensa, algo de Kroos y Modric y los minutos de Asensio en la segunda mitad. Pero sin tirar cohetes. Un encuentro muy normalito que se sacó adelante gracias al oficio, a su competitividad, a las dos prematuras lesiones de los bávaros (Robben y Boateng) y a la poca profundidad del banquillo de un Bayern que acabó pagando caro, muy caro, errores en su área y en la de Keylor Navas donde perdonaron cerca de una decena de ocasiones claras. Las estadísticas, en este caso, son esclarecedoras. Los alemanes remataron 17 veces por las 7 del Madrid. El Bayern tuvo más la pelota y se pasaron mucho más: 585 por los 392 del Real Madrid.

Zidane apostó por Cristiano en punta, demasiado solo, y con Lucas e Isco en las bandas. Heynckes, sin Alaba y Vidal, por un once muy ofensivo. Robben y Ribéry en las bandas y un centro del campo donde Müller y James funcionaban como falsos interiores. El plan se le torció a los cuatro minutos con la lesión número 750 del extremo holandés. Marcelo respiraba. El Bayern tenía que cambiar al plan B. Del fútbol vertical a un fútbol más de control con un Thiago muy errático, quizá afectado por una suplencia que no se esperaba. Pese a ello, el Bayern metió mano al Madrid por su banda izquierda. Tras una subida de Marcelo, James filtró un balón a Kimmich, que anotaría el 1-0.

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¿Errores en el Madrid en esa jugada? Sí, varios. Que nadie basculara a la izquierda y cubriera el vacío de Marcelo, y dos, Keylor Navas. El portero se tragó un amago para comerse un disparo que hubiera parado fácilmente si se hubiera quedado quieto. Keylor ha dado mucho al Madrid. De hecho, luego salvó varios goles reponiéndose a su error, pero es una obviedad que el Madrid puede y debe mejorar la portería con otro guardameta de mayor nivel. Algunos también responsabilizarán a Marcelo. Esos que minutos más tarde se olvidarían de que el brasileño estaba atacando en el 0 -1 cuando anotaba el empate a uno. A Marcelo hay que quererle así. Te da mucho en ataque, muchísimo, y no puedes cortarle las alas. Tienes que cubrir el hueco cuando sube con cabeza como había hecho en el tanto de Kimmich.

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El empate del Real Madrid llegó al borde del descanso en una jugada que pocas veces se habrá visto en el fútbol. Carvajal, lateral derecho, centra desde el lateral del área, con la cabeza, al segundo palo, donde remataría con la zurda el otro lateral, Marcelo. Asombroso. Sin embargo, desde el tanto inicial, al empate, el Madrid fue un barco a la deriva. Ocasiones por todos lados que no se trasladaron al marcador por la mala puntería de los delanteros del Bayern o las buenas acciones de Keylor y la defensa del Real Madrid. Hummels en un saque de esquina, Muller en un disparo que desvía Ramos o Ribery, que se tropieza sólo ante Keylor, son algunas de las acciones que pudieron suponer el 2-0. El Madrid estaba fuerísima y no tenía respuesta en su fútbol. La presión alta del Bayern estaba siendo perfecta al impedir que la defensa conectara con el centro del campo. Para que se hagan una idea, el Madrid empató en el minuto 44, al borde del descanso.

Pues hasta el pitido final, el Bayern de Munich pudo marcar dos goles más. Lewandonsky y Muller fallaron para dar vida a un Madrid que se iba a vestuarios tras una primera parte horrenda. No hubo a penas un par de jugadas con profundidad o de combinación que intimidaran al Bayern. Y no se salvó de la quema Isco que sería sustituido en el descanso, por lesión en el hombro, por Asensio que sería decisivo con el 1-2 defintivo.

La segunda parte no fue muy diferente de la primera. Lo que cambió todo fue el error de Rafinha. El lateral, en un córner a favor, y siendo el hombre que cerraba, le regaló la pelota a Lucas. Lo siguiente fue un dos contra uno desde el centro del campo para que anotara Asensio. Otra vez. Sí, es que Asensio, por si no lo recuerdan, también fue decisivo en Munich la pasada temporada. El jugador mallorquín respira grandeza.Donde a otros se les hace de noche, él define con una personalidad impropia de su edad. No para de acumular acciones y partidos decisivos en partidos de máxima exigencia. El Bayern tuvo un notable 85,8% de acierto en el pase pero el error de Rafinha tiró todo esto por la borda.

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El gol fue un mazazo para el Bayern de Munich pero lo peor estaba por llegar. No tenía armas ofensivas en el banquillo y algunos futbolistas, como Ribery, no tienen físico para 90 minutos y menos con el resultado en contra. Zidane dio entrada a Benzema tras la lesión de Carvajal pero el Madrid no mató al Bayern. El delantero francés jugó 25 minutos. Le regalaron, otra vez, 25 minutos porque no se merece seguir teniendo este tipo de oportunidades. Hizo una buena jugada y punto. Su indolencia es intolerable. El Real Madrid se jugaba el pase a la final y él veía como el resto de sus compañeros se mataban defendiendo mientras andaba como un turista. Esto es Benzema. Partido perfecto para él, y no ha parado de perder balones y elegir mal. Como un pase a Cristiano, en fuera de juego, cuando Asensio entraba sólo. Pese a que el Bayern iba a remolque, siguieron gozando de buenas ocasiones. Lewandowski perdonó el empate en un mano a mano en el minuto 87. En fin, que fue un partido ramplón del Real Madrid para un premio extraordinario. Si bien es cierto que esto es digno de alabar. El Madrid no tiene su día y gana en el Allianz Arena. Antes, era un equipo incapaz de sufrir y defenderse en su área como hace el Atlético de Madrid de Simeone. Este Madrid está para grandes noches de fútbol o para ponerse las botas y ensuciarse de barro. Por eso, quizá, no hay quien les elimine en Europa desde hace ya tres años.


Ficha técnica

Bayern de Múnich, 1: Ulreich; Kimmich, Boateng (Süle, m.34), Hummels, Rafinha; Javi Martínez (Tolisso, m.75), James; Robben (Thiago, m.8), Müller, Ribéry; y Lewandowski
Real Madrid, 2: Keylor Navas; Carvajal, Varane, Sergio Ramos, Marcelo; Casemiro (Kovacic, m.83), Kroos, Modric, Lucas Vázquez, Isco (Marco Asensio, m.46); y Cristiano Ronaldo

Goles: 1-0, m.28: Kimmich; 1-1, m.44: Marcelo; 1-2, m.57: Marco Asensio
Árbitro: Bjorn Kuipers (Holanda). Mostró tarjeta amarilla a Ribéry (m.52) y Thiago (m.89), del Bayern; y a Casemiro (m.78), del Real Madrid
Incidencias: Partido de ida de semifinales de la Liga de Campeones disputado en el Allianz Arena de Múnich ante cerca de 70.000 espectadores, entre ellos unos 3.200 seguidores del Real Madrid

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