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Derek Fisher se disfraza de Bryant y salva a los Lakers sobre la bocina

El Staples Center de Los Ángeles esperaba una jugada maestra de Kobe Bryant, pero ha sido el veterano Derek Fisher, una vez más en su faceta de salvador, quien ha rescatado a los Lakers sobre la bocina frente a los explosivos Clippers (86-87).

El Staples Center de Los Ángeles esperaba una jugada maestra de Kobe Bryant, pero ha sido el veterano Derek Fisher, una vez más en su faceta de salvador, quien ha rescatado a los Lakers sobre la bocina frente a los explosivos Clippers (86-87).
Lamar Odom (i) pelea por el balón con Blake Griffin. | EFE

Con 3,1 segundos por disputar, el veterano base penetró, dejó un balón en el aire que pareció quedar suspendido una eternidad y finalmente entró a tablero y sobre la bocina para dar la victoria a unos Lakers muy cansados en su segundo partido en dos días.

Kobe Bryant anotó 24 puntos y Pau Gasol registró diez tantos (4/13 en tiro de campo), diez rebotes y cinco asistencias, mientras que el escolta Eric Gordon fue el mejor de los Clippers con 24 puntos, secundado por Blake Griffin, con 16 tantos y 11 rebotes.

Aunque los Lakers, esta vez visitantes en el Staples Center, arrancaron con un vertiginoso parcial de 0-8, cimentado en el equilibrado juego en equipo de su quinteto titular, la reacción de los de Vinny del Negro no tardó en llegar de la mano del espectáculo total de Griffin. El novato, una auténtica fuerza de la naturaleza, capaz de un despliegue brutal a ambos lados de la cancha –dejó para el recuerdo un mate estratosférico por encima de Lamar Odom, aunque no fuera válido–, impuso su portentosa figura en la zona para dominar los tableros hasta que dos tempranas faltas le llevaron al banquillo.

A partir de ahí las imprecisiones y los errores centraron el resto del primer cuarto (18-20), que concluyó con los Clippers anotando el 31,8 por ciento de sus tiros por el 36,8 por ciento de su rival, que además fue superado en los rebotes (17-10).

La igualdad se mantuvo llegado el turno habitual para los reservas al comienzo del segundo período. Si Shannon Brown y Luke Walton respondían por los Lakers, Rashual Batler y Craig Smith hacían lo propio para los suyos, que se aprovecharon de la ausencia de centímetros en las filas de los de Phil Jackson tras un esguince de tobillo de Derrick Caracter, producido al chocar con Bryant.

Los Lakers, sin inspiración en ataque y salvados por momentos por sus reservas, al menos lograron bajar rápidamente los humos a Griffin, quien neutralizado por Odom acabó la primera parte con cuatro puntos en una serie de 2/8. Pero los Clippers se labraron una pequeña renta (41-40) merced a los constantes fallos en ataque de su contrincante. Faltaba agresividad. Ritmo de juego. Y justo cuando el globo Griffin seguía deshinchándose, sus compañeros daban un paso adelante. Sin la aportación de su estrella, los Clippers se encomendaron a sus dos Eric: Gordon, superando una y otra vez a Derek Fisher y Steve Blake, y Bledsoe, una bala al contraataque.

Entre ellos enlazaron un parcial de 13-1 y entonces Griffin reaccionó –ocho puntos en el tercer período– para colocar al pariente pobre de Los Ángeles con un buen colchón (66-54), aunque 11 puntos seguidos de Brown, incluido un triple desde el centro del campo y sobre la bocina, redujeron la brecha a falta de un cuarto (71-65). El derroche físico de los locales encontró réplica en la experiencia de los Lakers. A falta de un minuto por jugar Gordon perdió el balón, arrebatado por Artest, y una suspensión de Bryant dejó el duelo en un puño (84-83). Segundos después la historia se repitió. Artest volvió a robar un balón, esta vez en un pase a Griffin, y Bryant sacó a relucir su brazo ejecutor.

Un mate de Deandre Jordan a pase de Gordon devolvió la ventaja a los Clippers, pero cuando todos esperaban la acción decisiva de Bryant, apareció Fisher para sorprender con su bandeja milagrosa y terminar dando la victoria a los Lakers, que han comenzado una gira de siete partidos como visitantes.

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