El choque contra el muro del circuito urbano de Bakú tuvo más consecuencias para Lewis Hamilton que las visibles en su monoplaza. La mala relación entre él y su compañero de equipo, Nico Rosberg, son patentes. Su igualdad es extrema y cuando uno gana el otro hierve por dentro. Esto fue lo que le pasó al británico tras el GP de Europa.
Tras estrellarse en la Q3 y salir desde la décima plaza, Hamilton llegó muy cabreado al hotel y pagó toda su ira con mobiliario que había en la habitación. El presidente no ejecutivo de Mercedes, Niki Lauda, fue testigo del momento y relató sin pelos en la lengua que "estaba allí cuando rompió su habitación del hotel del Bakú, después de estrellarse contra el muro. Me dijo que no entrara porque lo iba a destrozar todo. Por supuesto, él mismo pagó los daños", declaró Lauda a Servus TV.
En Mercedes están preocupados de la mala relación entre Hamilton y Rosberg. Desde la escudería están gestionando la relación entre ambos como pueden, y a pesar de que han intentado vender que la relación es "buena", Lauda se encargó también de desvelar la realidad del asunto. El expiloto relató que "la cordialidad brilla por su ausencia". Y quiso apuntar también que las palabras de Hamilton sobre su "buena" relación con Rosberg no son verdad. "Lewis mintió, así de simple. Lo dijo porque quería suavizar las cosas y tener paz para el GP de Austria. Hizo lo que pudo, pero la situación empeora cada vez que Nico gana. Lewis se volverá cada vez más salvaje", avisó Lauda. Pero, tras el campeonato, las cosas no mejoraron.