El piloto holandés Max Verstappen (Red Bull Racing) ha ganado este domingo el Gran Premio de Alemania de Fórmula 1, undécima cita del Campeonato del Mundo, mientras que el alemán Sebastian Vettel (Ferrari) ha sido segundo tras una asombrosa remontada bajo la lluvia, recortando además bastantes puntos al líder del Mundial, Lewis Hamilton (Mercedes).
El británico tuvo mala suerte en el circuito de Hockenheim, quedándose fuera del top 10 y viendo cómo el ruso Daniil Kvyat (Toro Rosso) completaba el podio con su sorprendente tercer puesto. Por detrás, el español Carlos Sainz (McLaren) finalizó quinto tras una carrera loca. Se vivieron momentos de caos en el Hockenheimring, pues horas antes de la salida había empezado a diluviar. Esa inclemencia modificaba el panorama que se estaba viendo el fin de semana, con jornadas en seco y de bastante calor tanto para los entrenamientos libres como para la calificación sabatina.
Así que el inicio estuvo pendiente de lo que Dirección de Carrera hiciera con su safety car, que dio varias vueltas para guiar a los monoplazas mientras estos se acomodaban al asfalto mojado. Tras una simbólica concesión de Hamilton, los responsables del Gran Premio optaron por efectuar una salida tradicional en parrilla y recortaron el número de vueltas, desde las 67 previstas hasta 64.
Aunque en el arranque no hubo incidentes graves, con Sainz yéndose un poco por el exterior, tan sólo pasaron cuatro vueltas hasta verse el primer incidente y los primeros cambios de estrategia. Lo protagonizó el mexicano Sergio Pérez, cuyo bólido de Racing Point se quedó fuera de combate e hizo que entrara el safety car. Ante tal situación, todos los pilotos acudieron al pit lane y quitaron sus neumáticos de lluvia extrema para montar un juego de intermedios. A esas alturas, Vettel ya había comenzado su gesta desde la vigésima posición, incluso siendo testigo de cómo el australiano Daniel Ricciardo rompía el motor de su Renault en la vuelta 15.
Hamilton dominaba sin sobresaltos, mientras que su compañero Valtteri Bottas se bregaba con Verstappen en los lugares de honor. El finlandés le ganaba la partida hasta entonces a Mad Max, que fue el gran favorecido por el recital de despropósitos que llegó a continuación en los garajes.
Imitar a Magnussen, una mala idea
El danés Kevin Magnussen (Haas), a mitad de carrera, entró en boxes y puso ruedas intermedias a pesar de que volviera a llover con intensidad sobre la pista de Hockenheim. El resto de escuderías imitó ese plan, aunque pareciera un riesgo, y de sopetón se desencadenaron fallos y adelantamientos. Fue el momento crucial, ya que Hamilton se marchó por fuera en la curva 17 y estropeó sus opciones a la victoria. En ese mismo punto, media hora antes había terminado el día para el monegasco Charles Leclerc, con su Ferrari encallado y despertando los fantasmas para la escudería del Cavallino Rampante.
A continuación del safety car, que estaba teniendo mucho trabajo, se relanzó la carrera en la vuelta 33, con Verstappen como líder y siendo escoltado por el alemán Nico Hulkenberg (Renault) y por un Bottas irregular pero peleón, la sorpresa del tailandés Alexander Albon (Toro Rosso) en la cuarta posición.
A Mercedes se le habían torcido las cosas, especialmente tras los 5 segundos de penalización impuestos a Hamilton por haberse saltado un bolardo durante su incidente. Para mayor inri, el inglés casi se quedó fuera en la vuelta 53, víctima de un trompo en la curva 1, del primer sector.
Apenas cuatro giros completos más tarde, Bottas redondeó la mala racha de Mercedes exactamente en la misma curva que su compañero de escudería. Y de nuevo el safety car acaparó los focos a cinco vueltas para el final, aprovechadas por Verstappen para amarrar su segundo triunfo de la temporada mientras Vettel rebasaba in extremis a Kvyat.