Nada más concluir el encuentro en el Benito Villamarín, en el que el Mallorca logró la victoria después de tres meses sin conseguirlo, el técnico Bermellón, Joaquín Caparrós, fue increpado por varios aficionados béticos, que no olvidan su pasado como sevillista. En ese momento, el utrerano respondió con un saludo con la mano abierta.
El propio Caparrós se afanó en afirmar en rueda de prensa que se trataba de un simple saludo. "A mí me nombran y saludo, porque aquí los sevillanos andaluces tenemos educación", comentó el técnico. Sin embargo, en el Betis no creen que fuera eso. Más bien, están convencidos de que fue una manita, recordando la goleada que le endosó el Sevilla hace unas semanas en el derbi.
"Lo de la manita lo entiende cada uno", se limito a decir Caparrós. Pero lo cierto es que el gesto está trayendo cola. Para unos, los béticos, en forma de enfado; y para otros, los sevillistas, como gran guiño del que no hace tanto era su entrenador. Y un entrenador muy querido, por cierto.