Víctor Valdés fue de los más destacados en el empate que el Barcelona cosechó en su visita a París ante el PSG. El meta azulgrana detuvo hasta cuatro ocasiones claras de gol, sobre todo en los primeros compases, y a punto estuvo de evitar el segundo, el del empate, tras rebotar el esférico en un defensor.
Quizá por ello, quizá por su conocido fuerte carácter, el meta azulgrana enganchó un buen mosqueo en cuanto entró en el vestuario, según desvela este sábado Mundo Deportivo.
Al parecer, Valdés reprochó a sus compañeros de equipo que no tuvieran una mayor intensidad a la hora de defender, siendo muy permisivos en los últimos minutos, y dando lugar a un empate in extremis que puede terminar pasando factura en el Camp Nou. Y el cancerbero no dudó a la hora de encararse con los suyos nada más entrar en el vestuario.
La preocupación del cancerbero, que pese a que tiene claro que no continuará la próxima temporada vistiendo de azulgrana no pierde ni un segundo su alto espíritu competitivo, viene por la facilidad con la que su equipo encaja goles en las últimas semanas. Una preocupación que también acecha a Tito Vilanova, que busca dar con la tecla para terminar con esa rémora.