A nadie le sorprendería que, tal y como han ido sucediendo los acontecimientos, Cristiano Ronaldo no acudiese a la gala FIFA, prevista para el próximo 13 de enero en Zúrich. Los continuos desplantes del máximo organismo del fútbol mundial y de su propio presidente han provocado que uno de los mejores jugadores del mundo considere este trofeo irrelevante. Siendo el enfado del portugués constatable desde la irrespetuosa imitación de Blatter, algunos medios dicen ahora que el astro portugués está planteándose no acudir a la gala. Hasta la propia afición mira con recelo a la FIFA y pierde el interés por esta gala.
En la lista de desprecios hacia uno de los futbolistas más en forma del momento, aparece en último lugar el desigual trato que recibe en el perfil que la FIFA ha redactado sobre los candidatos al Balón de Oro. El madridista es tratado con menor simpatía que Messi o Ribery, favoritos al trofeo. En el texto que acompaña a Cristiano, se compara el número de goles marcados en la pasada temporada con los conseguidos por el azulgrana, -pese a que deben contarse los años naturales- unos datos que no cuentan para esta edición del Balón de Oro. Parece que para la FIFA, el único merito del portugués es haber marcado menos que Messi en ese periodo.
Este circunstancial despiste de la FIFA se da después de que su presidente, Joseph Blatter, mostrase públicamente sus preferencias hacia el jugador del Barcelona y, no contento con esta falta de imparcialidad, se burlase de Cristiano durante una conferencia en Oxford con la imitación de su forma de moverse en el campo.
Su disculpa, pedida expresamente por Florentino Pérez, llegó a medias, puesto que Blatter no se retracto de sus palabras. La contestación de Cristiano estuvo revestida de elegancia. No fue delante de los micrófonos, tampoco con el tono jocoso utilizado por Blatter, sino en forma de golazo que celebró con un gesto militar. En su cuenta de Twitter escribió: "Este vídeo demuestra el respeto y la consideración que la FIFA tiene conmigo".
A pesar de que la lógica indica que el astro portugués se sentará entre los cinco nominados en Zurich, fuentes cercanas al jugador aseguran que ha tomado la firme decisión de no acudir a esta cita. El portugués seguirá demostrando que es uno de los mejores del mundo con el balón en las botas, sin la necesidad de tener colocado en sus vitrinas un trofeo que se lo recuerde. Y si lo gana, podrá darse la satisfacción de plantar a Blatter. Aún queda tiempo para que las aguas vuelvan a su cauce.
La de Cristiano, por el momento, es sin duda una postura muy distinta a la adoptada por Ribery, que ha declarado que su mujer está haciendo un hueco en el salón para poner el Balón de Oro.