Se fue Lewandovsky y fue como un terremoto en Dortmund. Estaba cantado que el delantero iba a optar por el Bayern de Múnich aunque había retrasado su decisión todo un año de jugar con el rival acérrimo para hacerlo con los de Klopp la campaña 2013-2014. Un año antes Mario Götze había tomado la misma dirección. En el verano de 2014 Gundogan recaía de su lesión y a comienzos de la temporada actual una fuerte entrada de un rival dejaba a Marko Reus lesionado casi cuatro meses. Total, que el Borussia Dortmund saca la cabeza en la Champions donde estará en octavos, pero se hunde en la Bundesliga donde, si nada cambia, llegará al parón invernal en zona de descenso. Terrible.
Hizo un esfuerzo el equipo de Klopp, con el técnico insistiendo mucho, en que el gabonés Pierre Emerick Aubameyang y el armenio Henrij Mjitaryan se quedaran en el club. Le hicieron caso. Además se mantenía al portero Weidenfeller, a los centrales Hummels y Subotic, a los laterales Piszczek y Schmelzer, a los grandes mediocampistas Błaszczykowski, Großkreutz y Sahin. Se había confirmado la vuelta de Kagawa, que no había triunfado en el Manchester United y se había fichado a un portento físico como es el delantero italiano Ciro Inmobile. Dio igual. Una serie de resultados negativos afectaron en la moral de este grupo, que deambula peligrosamente en la Bundesliga.
Quizá la falta de acoplamiento del delantero Inmobile a una liga como la alemana, obviamente distinta a la italiana, puede ser una de las claves. Pero no tiene lógica. El internacional italiano llega del Torino, equipo de zona media baja en Italia, que tuvo una complicada temporada el año pasado. Con lanzadores estilo Reus o Gundogan, o el propio Sahin, el ariete no tendría por qué tener problemas, pero los tiene. Esa es la cuestión.
Las lesiones han sido un tormento para Jurgen Klopp. El técnico se llegó a presentar en la cuarta jornada de Liga, en un partido en Frankfurt con ocho jugadores lesionados y con un once repleto de suplentes, incluido algún que otro juvenil. Eso para el Borussia, con un once muy determinado, es antinatural. De ahí muchos problemas en esta temporada. Con Sahin lesionado algún encuentro, Gundogan que casi no ha reaparecido aún y con Reus fuera, el Dortmund se encuentra como si el Atlético de Madrid se quedara de golpe, sin Arda, Koke y Griezmann. Hombre, es complicado.
Fuera de lo común es la temporada de los germanos en Champions. Se dejaron ir el otro día en Londres porque ya son primeros de grupo y habían ganado todos los encuentros antes de ese en el Emirates. Klopp llegó a decir que "esta competición les conecta, la Bundesliga es algo lejano porque el poderío del Bayern te hace luchar por la Champions y por Europa, pero no hay más". Hay que recordar que el equipo ahora entrenado por Pep Guardiola recoge cada verano lo mejor de cada casa rival. No hay historia.
Con este panorama llegamos al parón invernal en Alemania. Esta noche el Borussia juega ante el Hoffenheim en el penúltimo encuentro antes de que la Bundesliga pare hasta finales de enero por el frío. Está colista, viendo a todos por encima, en una situación incómoda de la que, probablemente, saldrá. Sin embargo está en los octavos de la Champions y a mediados de marzo seguirá en la competición. Es una historia curiosa. Mirar dentro, mirar fuera. Pero no hay que confiarse en el torneo casero. Torres más altas han caído en Europa.