Fabio Capello, que la semana pasada fue destituido de su cargo como seleccionador ruso, tuvo una amarga despedida en la cena que organizó para decir adiós el pasado sábado en Moscú.
El técnico italiano pensaba invitar a 50 comensales en el exclusivo restaurante Gusiatnikoff de la capital rusa. Pensaba gastarse 5.000 euros (100 euros por cada uno de ellos), pero, según el diario Komsomolskaia Pravda, sólo se presentaron siete personas. Aún así, igualmente se gastó esa ingente cantidad.
Las siete personas que se presentaron fueron los jugadores Aleksandr Kokorin, uno de los hermanos Berezutski, Aleksandr Samedov y Aleksandr Kerzhakov, así como tres miembros del cuerpo médico de la Unión de Fútbol de Rusia (UFR). Junto a ellos, el propio Capello y su mujer. En total, nueve comensales.
El resto de jugadores se disculparon por la ausencia ya que se encontraban de pretemporada con sus equipos y no podían asistir.
Quienes no han dado ninguna explicación son los componentes de la federación rusa, que no asistieron a la cena pagada por un Capello cuyo finiquito no se ha dado a conocer.