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El Barcelona se lleva la Supercopa de Europa ante el Sevilla en una oda al fútbol de ambos equipos (5-4)

Espectáculo, nueve goles, remontada, prórroga, todos los ingredientes presentes en un partido que pasará a la historia. Pedro dio el triunfo al Barça.

Espectáculo, nueve goles, remontada, prórroga, todos los ingredientes presentes en un partido que pasará a la historia. Pedro dio el triunfo al Barça.

El Barcelona se alzó con la Supercopa de Europa, el primero de los seis títulos a los que opta esta temporada, tras derrotar en la prórroga al Sevilla (5-4), en una auténtico festival de fútbol.

En algunas ocasiones, la magia del fútbol brilla con todo su esplendor. Esta noche en Georgia, los amantes de este precioso e impredecible vicio, vivimos una noche que tardaremos en olvidar.

De inicio sorprendió Luis Enrique dejando a Pedro en el banquillo. El canario, que tiene pie y medio fuera del Barça, fue sustituido en el once por un Rafinha que fue una pieza clave durante el primoroso primer tiempo que nos regaló el Barcelona.

A pesar de encontrarse con un Sevilla respondón de salida -buena puesta en escena de los de Emery, con golazo de Banega incluido en una falta cercana a la frontal que el argentino teledirigió con maestría-, el Barça, que tuvo la fortuna de empatar a los 4 minutos del gol sevillista con una obra de arte de Leo Messi -imperial como tuerce el tobillo recordando a Maradona en una falta en la que el astro argentino se fabrica un espacio que no existía entre la barrera y el larguero para hacer caer el balón con nieve a la escuadra de Beto-, pasó por encima del conjunto hispalense con una fórmula clara: presión asfixiante tras perdida.

Los de Emery, que ya no tienen a Bacca arriba, no encontraban argumentos a la hora de sacar el balón jugado, y caían, una y otra vez, en fallos en la salida que propiciaban oleadas de transiciones de un Barcelona, que era el amo del balón.

Con Messi dirigiendo la orquesta y un Rafinha hiperactivo, el Barcelona se iba al descanso con una jugosa ventaja (3-1), tras otro gol de falta directa de Messi, está vez desde más lejos y con tragada de un Beto que dejó libres los dos perfiles de su portería al situarse en el medio, y de un Rafinha que encontró el premio a su tremendo esfuerzo al borde del descanso, cuando Luis Suárez, que falló un mano a mano contra el portero luso, recogió su propio rechace y dio una asistencia de lujo al brasileño con caño sobre Rami incluido.

Con un ritmo frenético durante 30 minutos, y anestesiando el partido los últimos 15 del primer tiempo, controlando perfectamente los tempos del partido, el Barcelona se iba al vestuario con una sensación de superioridad infinita.

Giro radical tras el descanso

Sin embargo, algo cambió tras el descanso. Emery es de esos tipos que cuando pega una voz, asusta. Tiene algo en su cara que hace que le prestes atención. Además del rapapolvo de rigor, el técnico vasco tocó algunas piezas en su laboratorio. El Sevilla estiró líneas, iba a buscar mucho más arriba a un Barcelona, que ahora tenía dificultades para mantener la posesión de balón.

Cuando mejor estaban los hispalenses, llegó un mazazo terrible para su confianza. Busquets presionó la salida de balón de Tremoulinas, el francés se lía, le regala el balón a Sergio, que le cede el gol en bandeja a un Luis Suárez, que sólo ante Beto, está vez no perdona. Se premiaba así el buen partido del delantero uruguayo, que dio una Master Class de juego de espaldas, movilidad, presión...Un 9 de kilates.

El partido parecía finiquitado. Lo estaría, de hecho, si enfrente no estuviera un equipo que lleva en su ADN tatuado con sangre el luchar hasta el final. Un equipo con un alma y un carácter extraordinarios.

El Sevilla y Emery, seguían a lo suyo. Presión asfixiante sobre la salida de balón del Barça, e intentar aprovechar las transiciones a toda pastilla de Vitolo y Reyes para romper la zaga azulgrana.

La fe del Sevilla comenzó a dar sus frutos. Gol de Reyes tras una galopada de galgo de Vitolo por el perfil izquierdo. Y desde el banquillo, Emery comenzó a jugar su propia partida de ajedrez. Konoplyanka, el super clase ucraniano que está temporada está llamado a liderar el ataque sevillista, salía por Reyes. El gol y su entrada al partido, coincidiendo con la salida de Andrés Iniesta, inclinaron la balanza. El Barcelona ya no tenía el control del partido, el Sevilla empezaba a morder por las bandas con la subida de los laterales.

En una internada de Tremoulinas, Vitolo le gana la partida a un Mathieu al que no le queda más remedio que agarrar al canario cuando se encontraba en boca de gol con todo a favor. Penalti flagrante y Gameiro pone el 4-3.

Ahí se encogió, definitivamente el Barcelona. Unai Emery le gano la batalla de los banquillos a Luis Enrique, que comenzaba a no tragar saliva. Ferreira e Inmobile entraban al campo para darle al Sevilla velocidad, empuje y profundidad por banda. El técnico vasco olía la sangre por los costados culés, autenticas autopistas. Ferreira ayudaba a Tremoulinas en el acoso y derribo por el perfil izquierdo, Inmobile volvía loco a un Bartra -Luis Enrique situó a Macherano de mediocentro con Busquets, intentando recuperar el control, aunque era demasiado tarde-, al que le vino grande la cita.

En un saque de banda en el perfil izquierdo del ataque sevillista, Inmobile le gana la espalda a Bartra, se va hasta línea de fondo, y pone el pase de la muerte para que Konoplyanka sólo tenga que empujar a la red. 4-4. El Sevilla había obrado el milagro.

Ya en la prórroga, Luis Enrique dio entrada a Pedro en un intento de corregir el desbarajuste que provocaron sus propios cambios.

El Sevilla no tenía el balón, pero si el control del partido. El Barcelona no circulaba rápido el esférico, no había desmarques, todo era previsible. A la contra, daba la sensación de que los de Emery podían dar la estocada definitiva.

El fútbol es un estado de ánimo y el Sevilla estaba crecido. Sin embargo, a pocos minutos del final, en una falta que se sacó de la chistera Messi con un gambeteo marca de la casa, Pedro coge el rechace de Beto, y da su último servicio a un Barcelona que dejó muchísimas dudas en el apartado defensivo. Aún pudo empatar el Sevilla en el descuento, pero primero Coke de cabeza y luego Ramí, tiraron al limbo dos ocasiones clarísimas cuando se encontraban en posición franca, libres de marca.

No diré aquello de victoria moral para el equipo de Emery. Por su ADN , eso a ellos no les vale. Simplemente, tiene pinta de que este equipo dará que hablar esta temporada.

En el Barcelona, que suma su quinta Supercopa, igualando al Milán como escuadra más laureada del torneo, las dudas defensivas - la zaga blaugrana hizo aguas y Luis Enrique, en vez de achicar, abrió el boquete con sus decisiones técnicas- y el más que probable adiós de un Pedro que siempre está en los momentos clave, dejan un sabor agridulce.

Ficha técnica:

Barcelona, 5: Ter Stegen; Alves, Piqué, Mascherano (Pedro, min.93), Mathieu; Busquets, Rakitic, Iniesta (Sergi Roberto, min.62); Rafinha (Bartra, min.78), Suárez y Messi.

Sevilla, 4: Beto; Tremoulinas, Rami, Krychowiak, Coke; Iborra (Mariano, min.81), Krohn-Dehli, Banega, Reyes (Konoplyanka, min.67); Vitolo y Gameiro (Inmobile, min.81).

Goles: 0-1: Banega, min.3; 1-1: Messi, min. 6. 2-1: Messi, min. 15; 3-1: Rafinha, min. 42; 4-1: Luis Suárez, min. 52. 4-2: Reyes, min. 57. 4-3: Gameiro (p.), min.72. 4-4: Konoplyanka, min.82.
Prórroga: 5-4: Pedro, min.114.


Árbitro: William Collum (ESC). Amonestó con tarjeta amarilla a Krychowiak, Coke, Pedro y Mathieu.
Incidencias: partido correspondiente a la final de la Supercopa de Europa en el estadio Boris Paichadze del Dinamo de Tiflis con capacidad para 54.500 espectadores (lleno). Asistieron al partido el presidente de la UEFA, Michel Platini, y el seleccionador español, Vicente del Bosque.

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