Sergio Ramos. Otra vez él. Siempre metido en todos los fregaos. Puede que haya dado muchas tardes y noches de gloria al Real Madrid y a la selección española, con sus goles heroicos –el de la Décima o la última Supercopa de Europa, por ejemplo–, pero también ha lastrado a sus equipos en incontables ocasiones. Tarjetas (rojas y amarillas), errores, penaltis concedidos… Eso no puede ocultarlo ningún aficionado.
Esta temporada, sin ir más lejos, hizo unas manos escandalosas en Cornellá (de las que se fue de rositas) y luego otras, sólo tres días después, contra el Villarreal. Y ahora, con la camiseta de España, un penalti sobre Éder, transformado por De Rossi, que acabaría suponiendo el definitivo 1-1. El equipo de Julen Lopetegui tuvo un triunfo histórico en la palma de su mano, pues la Azzurra nunca ha perdido un partido de clasificación para el Mundial en su terreno, pero el penalti de Ramos se encargaría de evitarlo.
Y eso que unos cuantos cronistas -quien esto escribe entre ellos- ya estaban preparados para traspasar todo el protagonismo, negativo, a Gianluigi Buffon. El veterano portero de la Juventus, que jugaba en su estadio, cometió un error impropio de su nivel que acabaría costando el 0-1 en el marcador. A los 54 minutos, Vitolo se quedó solo ante él, pero Gigi, a sus 38 primaveras, falló clamorosamente en su salida para que el delantero sevillista se quedara solo ante la portería y mandara el balón a la red.
Buffon añora tanto a Casillas que lo emula en pleno partido. pic.twitter.com/V6MWD4wdlT
— IsmaelRealRamos (@iramossf) 6 de octubre de 2016
Tanto echa en falta Buffon a su idolatrado Iker Casillas que hasta ha querido imitarle en las cantadas. Y es que el hoy portero del Oporto cometió un fallo muy parecido hace ya cinco años y medio, en un Real Madrid-Zaragoza de Liga (abril de 2011, en la primera temporada de José Mourinho como técnico madridista), cuando trató de despejar la pelota ante Ikwechuku Uche y acabaría dando una patada al aire.
Cantadas al margen, la noche olía a vendetta en un majestuoso escenario como es el Juventus Stadium de Turín. España quería venganza tras lo acontecido hace tres meses y medio en París, donde Italia le apeó de la Eurocopa de Francia, en el partido que supuso el adiós de la era Del Bosque. Y a punto estuvo de conseguir el combinado español esa ansiada revancha.
España celebra el regreso de Iniesta
Con Lopetegui es otra cosa. Al menos por el momento. El técnico vasco, que triunfó con la sub-21, ha devuelto la ilusión al equipo absoluto tras una travesía por el desierto de más de dos años, que se confirmó con el batacazo en el Mundial de Brasil. Y España saltó al césped del Juventus Stadium con un once que los aficionados ya deberían saberse casi al dedillo y en el que, por méritos propios, se ha colado Vitolo. La única duda era la del 9, y Lopetegui se encargaba de despejarla 24 horas antes: Diego Costa y no Morata.
Enfrente, Giampiero Ventura, que ha optado por no tocar nada del legado que su antecesor Antonio Conte ha dejado en la Azzurra, siguió con el 3-5-2 que caracteriza a esta selección italiana, donde esta vez faltaba Chiellini por sanción al ser expulsado en el primer partido contra Israel. Su lugar lo ocupó Romagnoli, que cumplió con creces. En cambio, sí estaban los habituales: Bonucci, Barzagli, Montolivo, Parolo, Florenzi…. y también, cómo no, De Rossi, en la noche de su homenaje al haber superado el centenar de internacionalidades con Italia, y la dupla Éder-Pellè, que fue una pesadilla para España en aquel 27 de junio de 2016 de infausto recuerdo.
Lo cierto es que los jugadores españoles saltaron al terreno de juego comiéndose de inicio al rival, teniendo la pelota y recuperándola rápidamente en cuanto la perdían. Italia, fiel a su estilo, esperaba atrás, amparándose en la fortaleza defensiva que caracteriza su fútbol y tratando de sorprender cuando cazase algún contragolpe. Un dato que cantaba por sí solo: superado el primer cuarto de hora, la posesión para los visitantes era de un 80 por ciento.
Iniesta, en su regreso con la selección, y Silva se gustaron en zona de tres cuartos y entre ambos se encargaron de manejar el juego español. Lo de Fuentealbilla fue sencillamente magia, como le demostró a Parolo a la hora de esconderle la pelota. Una delicatessen digna de genios.
España tocaba y tocaba, pero faltaban las ocasiones. Piqué, en su alma de delantero -como demostró ante el Celta en Balaídos-, tuvo dos, con la testa, pero no encontró portería. Entre medias llegó el primer varapalo de la noche, la lesión de Jordi Alba, que tuvo que dejar su puesto a Nacho. Y el defensor del Real Madrid para nada desentonó, demostrando una vez más que siempre cumple.
También Italia sufrió un contratiempo con la lesión de Montolivo -entró su compañero en el Milan Bonaventura-. La Azzurra se veía impotente ante una España muy superior, así que optó por recurrir a las artimañas. Y en esas lides se manejan como nadie sus defensas. Especialmente Bonucci, que se las tuvo tiesas con los delanteros españoles y, en los estertores del primer acto, logró sacarle una amarilla a Diego Costa y a Vitolo en menos de un minuto. Al descanso se llegaba sin goles.
Buffon y Ramos, los villanos
En el inicio de la segunda parte, España pareció levantar algo el pie del acelerador hasta que apareció Busquets para inventarse un genial pase al hueco hacia Vitolo. Tras marcharse por velocidad de De Sciglio, el canario se presentó ante Buffon y no contó con la cantada del guardameta en su salida. Víctor se encontró con toda la portería libre para él y no perdonó. 0-1, el premio a la superioridad española.
Giampiero Ventura movió ficha, metiendo en el campo a Immobile y más tarde a Belotti, el delantero del Torino, pero la pelota seguía siendo para España. Lopetegui, por su parte, respondió dando entrada a Morata, por un desquiciado Diego Costa que se jugó la segunda amarilla en más de una ocasión, y después a Thiago Alcántara, por Vitolo, éste con la intención de dar más solidez al centro del campo.
El 0-2 parecía más cercano que el 1-1, pero lo que acabaría llegando fue el empate. Y es que a Italia nunca se le puede dar por muerta, juegue bien o no. En la recta final apareció Ramos para cometer otra de sus habituales fechorías, haciendo penalti a Éder. Al árbitro alemán Felix Brych le entraron dudas, aunque acabaría señalando el punto de los 11 metros tras consultar con su asistente, y De Rossi, en su noche, no perdonó ante un David de Gea que hasta entonces no había tenido nada de trabajo.
Tablas en el marcador. España se quedaba sin vendetta y también sin un triunfo histórico, pues hasta ahora nadie ha podido ganar a Italia en su campo en un partido oficial de clasificación para un Mundial -sí lo hicieron Suecia en 1983, Croacia en 1993 y Dinamarca en 1999, en la clasificación para la Eurocopa-. España sí logró ganar una vez a Italia, pero fue en un amistoso. Aquel triunfo se remonta en febrero de 1971, cuando el equipo entonces dirigido por Ladislao Kubala se impuso por 1-2 a la Azzurra de Gigi Rivera, Fachetti, Mazzola y Dino Zoff con goles de Pirri y Fidel Uriarte.
El histórico triunfo tendrá que esperar. En fin, otra vez será. Con o sin Sergio Ramos.
Ficha técnica
Italia, 1: Buffon; Barzagli, Bonucci, Romagnoli; De Rossi, Florenzi, Montolivo (Bonaventura, m.30), Parolo (Belotti, m.76), De Sciglio; Eder y Pellé (Inmobile, m.59)
España, 1: De Gea; Carvajal, Piqué, Sergio Ramos, Jordi Alba (Nacho, m.22); Busquets, Koke, Iniesta; Silva, Vitolo (Thiago, m.84) y Diego Costa (Morata, m.67)
Goles: 0-1, m.54: Vitolo; 1-1, m.82: De Rossi, de penalti
Árbitro: Felix Brych (Alemania). Mostró tarjeta amarilla a los españoles Busquets (m.27), Vitolo (m.44), Diego Costa (m.45), Ramos (m.75) y Piqué (m.82), así como a los italianos Parolo (m.49), Bonaventura (m.63) y Bonucci (m.86)
Incidencias: Partido correspondiente a la segunda jornada de la fase de clasificación para el Mundial de Rusia 2018, grupo G, disputado en el Juventus Stadium de Turín ante cerca de 37.000 espectadores. Daniele De Rossi fue homenajeado por la UEFA tras superar el centenar de partidos con la selección italiana