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'Su hijo no es Messi', la tremenda lección de un portero juvenil a los padres violentos

Un adolescente de 16 años retrata  a aquellos padres que se empecinan en construir, a través de su hijo, un nuevo Messi.

Un adolescente de 16 años retrata  a aquellos padres que se empecinan en construir, a través de su hijo, un nuevo Messi.
El pequeño Leo. | Twitter

Juan Junquera tiene 16 años y es portero en el equipo asturiano de juveniles Llanos 2000. Cada fin de semana, Juan es testigo de lo que ocurre tanto dentro como fuera del terreno de juego en el fútbol amateur. Tras la oleada de casos violentos acaecidos en las últimas semanas con enfrentamientos entre padres, Juan decidió escribir una misiva titulada "Su hijo no es Messi" que envió al diario La Nueva España. La carta tiene como destinatarios a esos padres que muestran una exigencia extrema con su hijo en el ámbito del deporte. En ella muestra su hartazgo por los episodios violentos, que él mismo ha sufrido.

Su hijo no es Messi. Entre otras cosas porque si su hijo fuese Messi, ahora mismo estaría en el Barcelona, y no lo está. Está en el equipo de su colegio, o de su barrio. Le entrena Pepe, Borja o Marcos, no Luis Enrique. Pero aún así, usted, frustrado porque su joyita ni es ni será jugador de la selección, cree que su hijo es Messi. Y hay algo peor: le ha hecho pensar que lo es. Ha acudido a ver cada uno de sus entrenamientos, indicándole qué debe hacer, cómo se debe mover y de qué manera debe golpear el balón. Se ha desgañitado en la banda mientras el pequeño Messi jugaba un partido irrelevante. Como si Pepe, Borja o Marcos no supiesen enseñarle. Como si sus entrenadores no supiesen que a su Messi no le va a llamar el Barcelona.

Le diré algo. Quizá esos entrenadores con los que usted se enfada porque su hijo no juega lo equivalente a su calidad le han enseñado a su hijo algo que usted nunca va a enseñar, porque no lo tiene. Usted no tiene valores. Usted no sabe que esa hora y media en la que su hijo disfruta del mejor deporte del mundo puede ser el mejor momento de su día. Desconoce que perseguir ese balón durante toda su infancia no ha logrado que esté en el Real Madrid, pero sí ha conseguido que supiese ganar, perder, valorarse y superarse. No se ha parado a pensar que aunque su hijo no va a llegar a una final de Champions, va a levantar a su compañero cuando falle o le va a dar la mano al árbitro al final de cada partido. No sabe lo que es el fútbol.

Usted es una referencia para su pequeña estrella. Usted es alguien que va a sonreír cuando vea esa personita corriendo hacia su dirección para dedicarle un gol. Pues ahora piense, si es que tiene esa capacidad, lo que siente su hijo cuando le ve salir al campo como un animal intentando alcanzar a ese árbitro que sólo estaba haciendo su trabajo. Imagínese por un momento los ojos de un chaval de 12 años que ve a su referente, a esa persona que le ha enseñado todo, enzarzarse en una pelea con un padre del equipo rival.

La peor parte no es lo que un 'padre' como usted haga o deje de hacer, la peor parte es que su hijo va a crecer aprendiendo que se puede insultar al árbitro, a un compañero o a un rival, que se puede pegar a cualquier persona afín al equipo contrario o que incluso se puede faltar el respeto de un entrenador. Y llegará a categorías superiores cometiendo las mismas barbaries que usted cometió en su día. No invento nada, esto es algo que por gente como usted se ve cada fin de semana en cada comunidad del país. Y muchos se sorprenderán al ver ese comportamiento, pero es el que usted le ha inculcado desde que piensa que su hijo será campeón del mundo.

De personas como usted está llena esta ciudad, este país y este deporte. Y a todos ustedes debería darles vergüenza que sus hijos vayan delante de sus caras y les digan: "Papá, me han castigado sin fútbol por tu culpa". Además de haberlo visto en vídeos, a mis 16 años he visto en los campos de fútbol más de lo que usted se puede imaginar, y sólo le pido que no vuelva a pisar uno de ellos jamás, que enseñe a su hijo a disfrutar del deporte y que se entere por fin de que el fútbol no va a convertir a su hijo en futbolista, sino en persona, que es mucho más que eso.

El texto fue publicado el pasado 24 de marzo en las páginas del mencionado periódico, y se transformó rápidamente en un fenómeno viral.

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