La fotografía de un misterioso hombre sobre un tiburón muerto ha revolucionado las redes sociales, llegando al punto de que muchos activistas por los derechos de los animales iniciaran una caza y captura del personaje en cuestión, al considerar su actitud como "humillante" y "una falta de respeto sobre el mundo animal".
Who is this man? Please RT, find him & ask him why he did this? Where is the humour in humiliating slaughtered animals? @ChrisGPackham pic.twitter.com/uHN37OywCx
— Anneka Svenska (@AnnekaSvenska) May 5, 2017
En la imagen, hecha desde el barco de pesca, vemos al hombre completamente desnudo y sonriente sobre un tiburón inerte.
Tras muchos meses de búsqueda, el parecido físico del hombre de la fotografía con el de un entrenador de fútbol americano de la Universidad de Florida, Jim McElwain, hizo saltar las alarmas.
Gator Nation welcomes you to Gainesville, @LilTunechi! #GoGators pic.twitter.com/Y6rGKDhT8v
— Jim McElwain (@CoachMcElwain) April 4, 2017
A pesar de que McElwain negaba una y otra vez ser el autor de la polémica fotografía, la sombra de la sospecha lo acechaba. Cada vez eran más los que veían a Jim encima del tiburón muerto, incluso su propio entorno dudaba de él.
Cuando más desesperado estaba, a McElwain le salvó un presentador deportivo, David Pingalore. Pingalore asegura que Jim no es el protagonista de la fotografía y que cuenta con una fuente que afirma conocer la verdadera identidad del misterioso hombre en cuestión. Según dicha fuente, la fotografía se realizó hace dos años en Long Island y el protagonista verdadero es un expolicía de Nueva York.
Pingalore organizó un encuentro entre este misterioso hombre y el entrenador de fútbol americano –que ha visto como su reputación se ha visto afectada por esta surrealista situación–, pero en el último momento, el presunto expolicía se echó atrás y no acudió a la cita.
El presentador afirma que el hombre esta "muy asustado" por el tremendo revuelo que ha generado la noticia y tiene miedo de las consecuencias que pudiera tener su aparición en público. Un arrepentimiento que llega tarde y sigue dejando en la picota a Jim.
En ocasiones, parecerse a alguien puede tener muy malas consecuencias. ¡Que se lo digan al bueno de McElwain!