Wayne Rooney, mítico futbolista del Manchester United y actual delantero del Everton, ha podido conocer hoy su sentencia tras ser detenido por conducir bajo los efectos del alochol. Él propio jugador se ha declarado culpable de conducir ebrio y su pena será de 100 horas de trabajo social, además de la pérdida del carnet por 2 años.
Aunque aún hay más: su club también le impondrá una multa de dos semanas sin sueldo que sumarán en total cerca de 373.000 euros.
La vista se celebró el lunes en los juzgados de Stockport, donde el jugador toffee reconoció que fue una falta de juicio imperdonable ponerse al volante bajo los efectos del alcohol y pidió perdón por sus actos.
El suceso se produjo el pasado 1 de septiembre mientras circulaba, con un acompañante, a las dos de la madrugada por Wilmslow, en el condado de Cheshire, al norte de Inglaterra. Fue detenido y puesto en libertad ese mismo día hasta la celebración del juicio.
Las pruebas a las que fue sometido Rooney, revelaron que su nivel de alcohol en sangre era tres veces superior al límite establecido en Inglaterra y Gales -se sitúa en los 35 microgramos por 100 mililitros de aliento-, siendo el de este 104 mg.
El inglés quiso emitir un comunicado para pedir perdón a todos los que pudo afectar el temerario acto. Aseguró que ya se disculpó ante su entrenador Ronald Koeman y quiso extender su petición a los aficionados del Everton, a su esposa y a sus tres hijos, quienes estaban de vacaciones cuando se produjo el incidente.
Un acto que pudo salirle muy caro, ya que recientemente él y su pareja anunciaron que esperaban su cuarto hijo. El excapitán de Inglaterra, ostenta un largo historial de incidentes con la bebida, peleas e incluso infidelidades, al que se le suma ésta última condena.