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Europa League

¿Por qué los ultras rusos son los más violentos de Europa?

El fútbol para ellos es una simple herramienta para saciar su sed de sangre. Expertos en artes marciales mixtas, son auténticas máquinas de pelear. 

El fútbol para ellos es una simple herramienta para saciar su sed de sangre. Expertos en artes marciales mixtas, son auténticas máquinas de pelear. 
Los ultras rusos son considerados los más peligrosos de Europa | EFE

Lo avisaron en los días previos al partido de vuelta ante el Athletic a través de diferentes vídeos intimidatorios. No iban de paseo. Nunca lo hacen. Querían sangre. La psicosis que generaron en Bilbao -algunos colegios llegaron a suspender las clases el día del partido-, estaba más que justificada.

Intimidaron, destrozaron, pegaron y su batalla campal contra los ultras locales de Herri Norte, se cobró la vida de Inocencio Alonso García, de 51 años y natural de Ermua. Su corazón no aguantó la tremenda tensión que se vivió en los aledaños de San Mamés.¿Objetivo cumplido?

Los ultras del Spartak están entre los más sangrientos de Europa. Desde 2005, cuando se creó Fratria, que nació para aglutinar a los ultras más violentos de las diferentes secciones, se entrenan día a día a conciencia para sembrar el terror allí por donde pasan.

Todos los miembros de Fratria tienen un denominador común: son de ideología neonazi y expertos en artes marciales mixtas. Perfectamente coordinados, preparan al detalle el terreno donde tendrá lugar la batalla campal, así como la manera en la que se mueven las bandas rivales y la forma de proceder de la Policía local de turno.

Máquinas de pelear, auténticos armarios empotrados, tienen sus propias reglas. No toman alcohol ni drogas. En sus particulares 'entrenamientos', peleas multitudinarias en los bosques nevados de Moscú -algo que copiaron de los ultras polacos-, están prohibidas las armas blancas o de fuego. Son luchas cuerpo a cuerpo a pecho descubierto. Como armas arrojadizas para utilizar en la distancia les encantan las bengalas y las pelotas de golf. A su paso, no suele quedar nada ni nadie en pie. Tal cual Atila.

Horas y horas de gimnasio y una preparación espartana, les hacen ser considerados casi paramilitares. Tienen un código de honor: no atacar a los aficionados que no son ultras del equipo rival. Suelen dispersarse en grupos pequeños para complicar, más si cabe, la labor policial. Además, se premia a los más violentos: el éxito individual en las peleas permite a cada individuo ascender dentro del grupo. Cuanto más violento sea, más estatus alcanza dentro de la organización ultra.

Los radicales del equipo moscovita tienen a sus espaldas un fatídico currículum que no deja de crecer. El incidente más grave ocurrió en la pasada Eurocopa. Marsella, 11 de junio de 2016, se enfrentan Rusia e Inglaterra. Ultras rusos de diferentes equipos se unieron en manada con un objetivo común: "Luchar por Rusia y demostrar que los ingleses siempre dicen que son los únicos vándalos. Vinimos a demostrar que los ingleses son unas niñas", declaró en su día uno de los hooligans presentes en el campo de batalla. Con una maniobra envolvente, más propia del ejercito soviético en la II Guerra Mundial, rodearon a los ingleses. Les molieron a palos. Hubo más de 40 heridos, una multa de la UEFA a la federación rusa de 150.000 euros y la amenaza de ser expulsada de la competición si volvían a provocar situaciones similares. Las imágenes de la batalla campal dieron la vuelta al mundo. Las palabras de la Fiscalía de Marsella tras los incidentes ocurridos, definen a estos auténticos perros de presa:

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Para ellos, el fútbol es una simple herramienta para saciar su sed de sangre. Sus batallas organizadas contra grupos rivales, pueden implicar a mil contendientes por bando, como ocurrió en 1998 en un enfrentamiento con los ultras del CSKA, en la que fue la carta de presentación de los Gladiators Firm, que nacieron para superar el clásico y declinante hooliganismo a la inglesa y adoptar las maneras de los duros ultras polacos.

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Los ultras rusos terminan su particular pretemporada. Su objetivo es llegar "a tope" este verano al Mundial que se juega en su país. Allí esperarán con los puños cerrados a todo ultra extranjero, aunque preparan una especial bienvenida a los hooligans ingleses. ¿Alguien conseguirá pararles?

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