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La durísima confesión de Mertesacker y el estrés: "Me tragué tan fuerte la bilis que los ojos me lloraban"

El central del Arsenal se sincera en Der Spiegel. El teutón tiene serios problemas para controlar la presión. 

A sus 33 años, Per Mertesacker es un auténtico veterano de la guerra del Vietnam en el mundo del fútbol. Curtido en mil batallas, el actual central del Arsenal ha sido 104 veces internacional con Alemania.

A pesar de su imponente envergadura, 1'98 metros, el espigado central no es tan duro como parece. Al menos, mentalmente. Per destapa en una jugosa entrevista en Der Spiegel sus problemas con la presión que sufre antes de los partidos: "Somos unos privilegiados, pero hay un punto en el que todo se convierte en una carga. Ahora mismo es demasiada presión, prefiero estar en el banquillo e incluso en la grada. Debido a a las expectativas de la gente vomito antes de los partidos o me entra diarrea. Es como simbólicamente mi cuerpo dijera 'esto es vomitivo'. Y poco antes del pitido inicial me entran náuseas. Una vez tragué tan fuerte la bilis que los ojos me lloraban".

Su peor momento fue en el Mundial de Alemania, allá por 2006: "Obviamente lamenté nuestra eliminación contra Italia en semifinales, pero me sentí aliviado. Lo recuerdo como si fuera hoy. Sólo pensaba que se acabó, se acabó, todo se acabó. Por fin", ha dicho.

Mertesacker está convencido que las lesiones tiene mucho que ver con el estrés: "Las lesiones muchas veces son mentales. Cada vez que llegué al límite acabé tocado, digamos que es como si el cuerpo ayudara a tu ánimo. Mi cuerpo está roto, ya no siento placer en jugar".

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