"La hostilidad centrada en el equipo de árbitros rumanos que dirigieron el juego contradice no sólo el espíritu del rugby sino el del juego limpio en general. No hay excusa para la actitud violenta en el campo y este comportamiento causa un serio daño a la imagen de este deporte". Estas fueron las palabras emitidas por la Federación Rumana de Rugby para defenderse de las acusaciones de amaño en el Bélgica-España (18-10) que está dando la vuelta al mundo.
Quizá la federación de Rumanía quiera emitir otro comunicado tras la aparición de una fotografía en la cual se ve a uno de los tres colegiados del encuentro de España, todos rumanos, con un chándal de la propia selección de Rumanía cuando ésta se podía beneficiar de una derrota española en Bruselas.
La situación parece sacada de una película ya que nadie concibe que Rumanía, selección que en caso de perder España ante Bélgica se clasificaba directamente para el Mundial dejando fuera al propio combinado español, tuviese sobre el campo a tres colegiados rumanos designados por el presidente de la Rugby Europe que también es rumano y que uno de los tres árbitros llevase sin ningún tipo de disimulo un chándal de la selección de Rumanía.
El protagonista de dicho atuendo es Radu Petrescu. En una de las jugadas del partido se pudo apreciar en la retransmisión que portaba la indumentaria de la selección rumana.