Con mucha facilidad se define un partido como ‘el más importante’, incluso varias veces durante la misma temporada. Para un club del tamaño del Real Madrid, el más laureado de la historia del fútbol, usar la afirmación ‘el más importante en su historia’ se antoja complicado. Porque en ella podrían entrar finales de Champions, últimas jornadas de Liga, eliminatorias complicadas… Pero incluso en este tipo de partidos tampoco es sencillo, pues es lógico pensar que más pronto que tarde pueda tener lugar una cita similar.
Sin embargo, es probable que el 11 de abril de 1948 sí disputara el encuentro más importante en su historia. Por lo que pudo haber sido del club blanco en el futuro a corto plazo tras aquel partido. Porque no es lo mismo jugar por un título, cuya derrota puede ser demoledora pero ofrece un margen de recuperación casi inmediato -sobre todo hablando del Real Madrid-, que jugar por perder la categoría, con las consecuencias que puede tener en caso de perder.
En aquella tesitura llegaba el duelo ante el Oviedo de aquel 11 de abril de 1948. Porque la temporada 47/48 ya comenzó mal. Incapaz de ganar en los cinco primeros encuentros, se habla de la falta de renovación de la plantilla al destinarse la mayor parte de la inversión económica a la culminación de un nuevo y espectacular estadio (inaugurado en diciembre de ese 1947); se habla de la dificultad de jugar en dos estadios diferentes durante la misma temporada; y también de los dos cambios de entrenador llevados a cabo durante la temporada, con Quincoces primero, Albéniz después, y el inglés –que a su llegada no hablaba una palabra de español- Michael Keeping finalmente.
Pero lo cierto es que tras ganar tan solo seis partidos de 25, el Real Madrid llegaba a la última jornada con opciones reales de descenso. Era cuarto por la cola con 19 puntos, por delante del Sabadell, también con 19 puntos, y que jugaba en casa ante el Sevilla; del Sporting de Gijón, que tenía 18 y recibía en su estadio al Atlético de Madrid; y de la Real Sociedad, con dos puntos menos. Los dos últimos bajaban.
Una situación impropia para el club, en la que jamás se había visto y ante la que jamás se volvería a encontrar, y que podía terminar de la peor manera posible en caso de derrota ante un Oviedo que llegaba a la cita sin nada en juego. El 7 a 1 en el Estadio Buenavista de la primera vuelta, con una auténtica exhibición de La Eléctrica, la mítica delantera ovetense, tampoco hacía confiar plenamente en la victoria.
Los temores eran enormes, y reales. Tanto que se habla de una prima al Atlético de Madrid por ganar en El Molinón. Pero no hizo falta. Porque aquella tarde en Chamartín el salmantino Pruden se erigió en el héroe del Real Madrid. Y eso que el delantero exatlético llevaba desde la primera jornada de liga sin marcar.
En el minuto 7, Pruden recibió un servicio de Ipiña y lanzó un potente chut que golpeó en el larguero y botó dentro del marco ovetensa. Poco más tarde de nuevo Pruden aumentó la distancia con un precioso disparo que se coló por la escuadra. En la segunda parte el marcador no se movió y con el 2-0 final el Real Madrid no dependía de ningún resultado y salvaba la categoría. Inmerso en una temporada agónica y para olvidar, se había evitado el pozo de la Segunda División en el último suspiro.
Pero la situación de aquel encuentro, y la dificultad que entrañaba el hecho de poder verse en Segunda División 90 minutos después, convirtió aquel encuentro en, si no el más importante, quizá sí en el más trascendental de cuantos ha disputado el Real Madrid en sus ya 116 años de historia.
¿Se imaginan al Real Madrid en Segunda División? Nosotros tampoco. Pero aquel 11 de abril de 1948 estuvo a punto de suceder. A partir de ese día, Don Santiago Bernabéu tomó buena nota y comenzó una renovación del equipo que le llevaría a pelear nuevamente por el título ya al año siguiente, y a ser el gran dominador del fútbol europeo en los años posteriores, hasta llegar al titular de The Times "El Real Madrid se pasea por Europa como antaño se paseaban los vikingos: arrasándolo todo a su paso".
Por eso, cuando reciten de memoria los tres equipos que jamás han descendido, Real Madrid, Barcelona y Athletic, recuerden que una vez estuvieron muy cerca de ello. No sólo el Real Madrid. También Barça y Athletic. Aunque esa es otra historia…