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Sito Miñanco, el Escobar español que llevó al Cambados a las puertas de Segunda

El narco gallego, un enamorado del fútbol, hizo historia con el equipo de su localidad, el Juventud Cambados.  

El narco gallego, un enamorado del fútbol, hizo historia con el equipo de su localidad, el Juventud Cambados.  
Sito Miñanco, aplaudido por su plantilla | Twitter

José Ramón Prado Bugallo, más conocido como Sito Miñanco, se convirtió en el Rey de la cocaína en Europa –por Galicia entraba el 80% del polvo blanco del viejo continente– al final de la década de los 80.

El narco gallego, hijo de una familia humilde de mariscadores de la localidad pontevedresa de Cambados, se inició en el lado oscuro como mariscador furtivo en la Ría de Arousa. De ahí dio el saltó al contrabando de tabaco y, finalmente, al tráfico de cocaína.

Desde sus inicios en el mundo del trapicheo, Miñanco tenía una obsesión. Ser el Pablo Escobar español. Para ello, además de su bigote, Sito imitó varios aspectos de la vida del colombiano. Al igual que Pablo, Miñanco buscó ganarse el fervor popular. Financiaba las fiestas del pueblo, pagaba operaciones, tratamientos médicos, los estudios de sus hijos... Miñanco sabía cómo sacar una sonrisa a sus vecinos.Y como a Escobar –dirigió en la sombra el Atlético Nacional al que convirtió en campeón de la Libertadores–, a Miñanco le encantaba el fútbol. En 1986, Sito compró el Juventud Cambados. Un equipo humilde que navegaba sin rumbo por las categorías regionales.

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Sito Miñanco con el Juventud Cambados y Pablo Escobar , dos entusiastas del fútbol

En tres años, el Juventud Cambados consiguió la proeza de subir a Segunda B –por primera y única vez en su historia– e incluso llegó a rozar el ascenso a Segunda. A pesar de que Cambados es una pequeña localidad de tan solo 12.000 habitantes, Miñanco consiguió convertirlo, durante unos años, en el tercer equipo más importante de Galicia –solo por detrás de Celta y Deportivo–.

Los sueldos millonarios –hasta tres millones de las antiguas pesetas pagaba Sito-, el trato exquisito que daba a sus jugadores–, primas extras que repartía en pleno vestuario en bolsas de basura, giras exóticas por Venezuela o Panamá en las que no faltaba de nada, ir al campo como héroes en yate... atraían a jugadores que tenían potencial para jugar en equipos de categoría superior. Miñanco llegó a financiar, incluso, la construcción de un nuevo campo.

Todo era felicidad por aquel entonces en el Juventud Cambados. Sin embargo, cuando la justicia puso sus miras sobre Sito, allá por 1990, el equipo empezó a venirse abajo. Miñanco dejó la presidencia del club, puso a un hombre de su confianza en el cargo, y el equipo se mantuvo un par de temporadas en la categoría. Sin embargo, pronto empezaría el vía crucis de Miñanco y del Cambados. La operación Nécora finalizó con la detención del narco gallego y el Juventud empezó a descender categorías sin freno. Curiosamente, el ocaso de ambos coincide con la muerte de Pablo Escobar (2 de diciembre de 1993). El referente, en muchos aspectos, del rey del polvo blanco gallego, José Ramón Prado Bugallo. Cosas del destino.

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