El español es un auténtico ídolo en Bolivia y en su último partido recibió todo el cariño de la afición tras seis años en el país. El momento más emotivo llegó al finalizar el encuentro.
Camino del vestuario se encontró con un niño que se tiró al suelo de rodillas para suplicarle que no dejase su equipo. Callejón rompió a llorar tras regalarle la última camiseta al menor.
Una imagen que dignifica al fútbol.