Sus registros goleadores le sitúan como uno de los mejores delanteros que jamás haya producido Alemania. Sin embargo, un comportamiento díscolo y, sobre todo, la eclosión de la Segunda Guerra Mundial, impidieron que pudiera mostrar todo su potencial con la selección. Hoy, es más recordado fuera que dentro de Alemania.
Un goleador precoz
Rudolf Noack nacía el 30 de marzo de 1913 en Harburg, en la provincia prusiana de Hannover. Sería en las calles del modesto barrio de Mopsberg donde comenzaría a jugar al fútbol, siendo incorporado muy pronto por el principal equipo de la ciudad, el SV Harburg.
1931 sería el año que le cambiaría la vida. Con apenas 18 años debutaba en el primer equipo, logrando nada menos que cinco tantos en su primer partido. Una gesta que no pasaría desapercibida por los grandes clubes cercanos, siendo el Hamburger SV quien se haría con sus servicios.
Rudi Noack recalaba en el gran dominador del Campeonato de Alemania del Norte, que se había llevado en siete ocasiones en la década de los años 20. Sin embargo, llegaba al equipo con el objetivo de hacer olvidar a una leyenda como Otto Harder, uno de los mejores delanteros de la historia del fútbol alemán, y que se haría célebre también por formar parte de las SS, aportando todo lo bueno y, sobre todo, lo malo que podía aportar.
Un desafío complicado, que Noack cumpliría con creces.
Historia del HSV
Desde su llegada al Hamburgo, la explosión goleadora de Noack fue abrumadora. En total, disputaría 193 partidos oficiales, en los que marcaría 233 goles. Es decir, 1.2 goles por partido. Unos registros que le sitúan en el tercer escalafón en la historia del club, sólo por detrás de Uwe Seeler (518 goles) y del mencionado Otto "Tull" Harder, autor de 387 tantos.
En ese periodo, el Hamburgo conquistaría dos Campeonatos del Norte de Alemania más, en 1932 y 1933, y la recientemente creada Gauliga VII Nordmarkt hasta en cinco ocasiones. Aunque no pudo trasladar el éxito a los campeonatos nacionales, en los que no pudo pasar nunca de las semifinales.
Pero Rudi Noack no era solo goles. Su manera de regatear rivales, la sutileza con que trataba el balón antes de encañonar la portería rival… Era un tipo de futbolista que jamás se había visto antes en el norte de Alemania. Enamoró a todos.
También, por supuesto, al seleccionador alemán, Otto Nerz, que comenzaría a convocar a Noack en 1934. Su debut se produjo en un encuentro amistoso ante Hungría, en enero. Se convertía de ese modo en el primer futbolista nacido en Hamburgo que era internacional con Alemania.
Rudi Noack disputaría el Mundial de Italia de 1934, en el que Alemania caería en semifinales ante Checoslovaquia. Suyo fue el tanto del 1-1 mediada la segunda mitad, pero dos tantos más de Nejedlý –que conseguiría su particular hattrick- terminaría por apear a Alemania. Se impondrían en la final de consolación a Austria, logrando así una brillante tercera plaza.
Aquel, sin embargo, sería el último gran campeonato disputado por Noack. Su carácter, díscolo, contrario a seguir las directrices de la época, así lo quisieron.
"Cuando Noack juega en su equipo, lo hace con total libertad. Entonces es el líder del grupo. Pero en el momento en que está limitado por las autoridades, lo cual es común e inevitable en la selección nacional, se siente poco libre y dependiente. Se siente obstruido. Es un rey en su imperio de Hamburgo, pero claramente inadecuado para funcionar en el imperio de Otto Nerz", escribiría sobre él la prensa de Hamburgo.
Una situación a la que no un hecho tremendamente cotidiano en el día de hoy. Rudi Noack tenía un tatuaje de una mujer desnuda en el brazo. Algo totalmente atípico para un futbolista en aquella época. No solo eso: se consideraba una representación de una ideología de izquierdas. O contraria al régimen como mínimo. Tanto es así, que se le obligaba a jugar con una camiseta de manga larga para tapar el tatuaje.
La NSRL, el organismo nazi responsable de las actividades deportivas, le sancionaría un año sin poder jugar con la selección alemana. Así que, aunque Noack siguió marcando goles en el Hamburgo, no formaría parte del combinado alemán que disputaría el Mundial de Francia de 1938.
Leyenda también en Viena
La Guerra, como a tantos otros futbolistas, trastocó sus planes. Aunque en un primer momento el impacto no fuera tan grande.
Inicialmente en la reserva, cuando Alemania sintió que necesitaba movilizar más hombres dado el curso que estaba tomando el conflicto Rudi Noack fue destinado a Viena. Ahí formaría parte de una batería antiaérea. Y ahí seguiría jugando al fútbol.
Lo haría con el First Vienna. Y Noack demostró que, a pesar de todo, seguía estando en forma. Seguía marcando goles. Y goles importantes. Como el doblete conseguido en la final de la Tschammepokal, la precursora de la actual Copa de Alemania. Final en la que el First Vienna se impuso por 3-2 al LSV Hamburg, el equipo que la Lutwaffe había creado en su Hamburgo. Noack sería el autor del tercer y definitivo tanto ya en la prórroga. Sería, además, el máximo goleador de la competición.
Pero todo terminó cuando Rudi Noack fue capturado por las tropas soviéticas en Bohemia, Chevoslovaquia, a donde había sido destinado en 1944. La Segunda Guerra Mundial estaba a punto de concluir, pero Noack sería enviado igualmente a un campo de prisioneros en los Urales. Ahí, incapaz de soportar el maltrato físico y psicológico al que eran sometidos, fallecería el 30 de junio de 1947, con 34 años.
Se marchaba el que para muchos ha sido el mejor futbolista de la historia del Hamburgo SV. Uno de los mejores futbolistas alemanes de la primera mitad del siglo XX, y sin duda uno de los mejores goleadores que ha dado jamás Alemania.