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Lo mejor y lo peor de España tras la fase de grupos del Mundial

España pasa como segunda de grupo tras Japón. Hay brotes verdes y también muchos aspectos a mejorar.

España pasa como segunda de grupo tras Japón. Hay brotes verdes y también muchos aspectos a mejorar.
España está en octavos | Cordon Press

Tremendo bofetón de realidad el que se llevo España en el Mundial de Qatar. Tras una espectacular puesta en escena con un increíble 7-0 ante Costa Rica, muchos se veían Campeones del Mundo. Suele pasar en nuestro país. La realidad tras los encuentros frente a Alemania y Japón es que habrá que sudar sangre en octavos para tumbar a Marruecos, un equipo que solo ha recibido un gol en contra y ha sido en propia puerta.

España tiene muchas virtudes. Somos un equipo que tiene un ADN muy marcado, con mecanismos muy trabajados como la asfixiante presión tras perdida, donde se estudia con detalle al rival para saber como meterle mano -ante Costa Rica y Alemania los laterales se situaron bajos en fase de construcción para atraer a los atacantes rivales y generar así espacios-, muchísima movilidad y velocidad de circulación... una escuadra que sabe a lo que juega, muy trabajado y reconocible. Mérito sin duda del seleccionador que ha montando un equipo a su imagen y semejanza.

Un aspecto sin duda a destacar es el de la irrupción de Rodri. El centro de la defensa era uno de los quebraderos de cabeza de un equipo en el que dos de los tres centrales puros que se llevo Lucho (Eric García y Pau Torres, además de Laporte) no destacan precisamente por su contundencia en la marca. La reconversión del jugador del Manchester City nos ha dado consistencia en el centro de la zaga.

Don Álvaro Morata. Quién lo iba a decir, pero ahí está. Con la selección Alvarito se crece y su olfato de gol -tres tantos en tres partidos y comparte con Mbappé, Rashford, Gapko y Enner Valencia el actual Pichichi del Mundial- ha sido una de las mejores noticias de España en el Mundial. Nos faltaran otras cosas, pero el gol de momento con Morata lo tenemos garantizado.

Otra de las cosas positivas es el pase a octavos de final. Selecciones de primer nivel como Bélgica o Alemania se han ido a casa a las primeras de cambio. España sigue adelante en Qatar y, cosas del destino, tras la derrota ante Japón lo hace por el lado del cuadro más asequible (dame a Marruecos y Portugal antes que Croacia y Brasil).

Muchos aspectos positivos de un equipo que por momentos (ante Costa Rica, primera parte frente Alemania y hasta que se pone por delante frente a Japón) firmó el mejor juego del Mundial.

En el otro lado de la balanza tenemos algunos aspectos negativos. Ya nos pasó frente a Alemania, pero lo vimos de nuevo contra Japón. Los cambios no aportan lo que deberían. Es más, hasta ahora están restando. Un aspecto muy negativo que va unido con otro. No hay plan alternativo. España no tiene plan B. Si el rival, como pasó con Japón, te pilla la matrícula y sabe contrarrestar tu juego de posesión, te vienes abajo. La segunda parte ante los nipones fue muy mala. Te remontan en cinco minutos y luego eres incapaz de hacerles ni cosquillas. Pases horizontales que no generaron ni una sola ocasión clara de gol, solo dos tiros a puerta, el equipo muy estático -todo el mundo la pide al pie-, falta creatividad en últimos metros y desborde.

Busquets, el repliegue y un equipo que sufre sin balón. Sergio es el buque insignia de Luis Enrique. Un jugador clave en la sala de máquinas. El ancla que debe sostener a un equipo que contra rivales físicos y si te quitan el balón, sufre horrores. El repliegue es otro de los aspectos negativos. Japón nos sacó los colores con una contra de manual en el segundo tanto. ¿Puede España ser campeona del Mundo con Busquets a los mandos? Yo, lo siento, pero lo dudo mucho. La alternativa al capitán del Barcelona es un Rodri que es un puntal como central. Tenemos un problema en la sala de máquinas y no sé si el comandante asturiano encontrará la solución.

Minutos en los que se echó mucho de menos a jugadores que están viendo el Mundial desde el sofá de su casa como Borja Iglesias -tras cambiar a Morata ni un solo jugador español era capaz de atacar el área, con lo que los centros laterales no tenían sentido alguno- Iago Aspas -su capacidad de desborde en el uno contra uno nos hubiera aportado muchísimo- o un Canales que ante partidos cerrados tiene la llave de su magia bajo el brazo para abrir los candados rivales más complicados. Otro jugador que se echó en falta fue Gayá. Baldé es muy bueno y tiene un futuro enorme, pero el del Valencia es el lateral más completo hoy por hoy del fútbol español. Ni Jordi Alba ni Baldé tienen su seguridad defensiva.

La cabezonería es otro de los aspectos que yo destacaría como muy negativo. Se avisó en la previa. Un día nos va a dar un disgusto Unai Simón y el empeño del seleccionador en no dar jamás un solo pelotazo. Está muy bien sacar el balón jugado desde atrás, pero hay momentos en los que no tiene que pasar nada por mandar un melonazo a campo contrario. Los rivales también nos estudian y cuando se cede un balón al portero del Athletic el equipo rival ejerce una presión brutal en nuestra salida de balón que nos puede dar algún disgusto como sucedió en el primer tanto japonés. No va a cambiar Luis Enrique, así que habrá momentos en los que tocará apretar los dientes y rezar.

Con muchas cosas muy positivas y otras que toca mejorar, aunque algunas no cambiaran. Así llega España a los octavos de final. Marruecos será nuestro rival.

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