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La renovación de Dembélé en el Barça: una obligación deportiva y un marrón económico

El club tiene claro que debe renovar al jugador, su contrato termina en 2024, pero su gran rendimiento invita a una subida salarial difícil de encajar

El club tiene claro que debe renovar al jugador, su contrato termina en 2024, pero su gran rendimiento invita a una subida salarial difícil de encajar
Ousmane Dembélé celebra su gol ante la Real Sociedad en Copa | EFE

El gran rendimiento de Ousmane Dembélé es una magnífica noticia para el Barcelona: fue decisivo en la Supercopa de España, volviendo loco a la defensa del Madrid, y ha vuelto a ser fundamental en los cuartos de final de la Copa del Rey ante la Real Sociedad. El francés ha dejado atrás las lesiones y por fin goza de continuidad como futbolista azulgrana. Algo que no había sucedido en sus cinco primeras temporadas como culé.

El extremo, tras un eterno tira y afloja, renovó en junio por dos temporadas más. Una corta extensión de contrato que obliga al club a sentarse con el jugador y su complicado agente en las próximas semanas. El Barça está encantado con la evolución del futbolista, y desde la secretaría técnica creen que lo mejor está por llegar. La tutela de Xavi está funcionando y se espera que partidos como el de la Real se repitan con más regularidad, si todo sigue yendo de la misma manera. Eso sí, su excelente nivel puede ser un problema a la hora de renovar.

Las pretensiones económicas del jugador

Por un lado, están las exigencias económicas de Dembélé, y es que, teniendo en cuenta que el francés está en estado de gracia esta temporada, el club tendrá satisfacer las exigencias del jugador. El culebrón que se vivió la temporada pasada presagia esto con un futbolista que ahora tiene las mejores cartas sobre la mesa: es decisivo y, sin él, el Barça no iría líder en Liga. Si bien las exigencias económicas del francés fueron desproporcionadas en el pasado, su actual rendimiento ha despertado el interés de los equipos más poderosos de Europa.

El año pasado, Dembélé fue incluso castigado sin jugar, cuando el Barça entendió que su agente, Mousa Sissoko, le estaba tomando el pelo al club. El jugador y su representante se marcaron un farol que les salió rana: a final de temporada, al no tener ofertas superiores de otros equipos, el francés accedió a renovar. Su deseo era seguir en Barcelona, pero quería que se le renovase con un sueldo estratosférico.

Finalmente, la corta extensión fue un mal menor para ambas partes: un parche que ha durado unos meses, pues en el próximo mercado de fichajes el jugador tendrá la sartén por el mango, con sólo un año de contrato restante. Además, el agente consiguió incluir una cláusula de rescisión de 50 millones de euros: una cantidad relativamente baja y que cualquier equipo de la Premier League se puede permitir. Sin olvidar al PSG, que sigue atento al azulgrana, que mantiene, además, una excelente relación con Kylian Mbappé.

El Barça se emplaza al mes de febrero para sentarse a negociar con Mousa Sissoko. La relación ha mejorado respecto a lo acontecido hace un año, pero el nivel mostrado por Dembélé tiene esta pequeña nota negativa: el Barça tendrá que volver a hacer malabarismos en su masa salarial para sortear sus problemas con La Liga y convencer a Dembélé para que renueve. Difícil tarea para Mateu Alemany.

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