Menú

Robert Schlienz, el futbolista sin brazo que alcanzó la gloria

Histórico capitán del Stuttgart, la suya es una historia de superación. Ante los conflictos y la adversidad, para ser una leyenda del fútbol alemán.

Histórico capitán del Stuttgart, la suya es una historia de superación. Ante los conflictos y la adversidad, para ser una leyenda del fútbol alemán.
Robert Schlienz, capitán del Stuttgart, celebrando el título nacional conquistado en 1950. | Archivo

Uno de los mayores talentos jamás producidos en el fútbol alemán, ídolo eterno en el Stuttgart, la vida futbolística de Robert Schlienz nunca fue sencilla. Tuvo que hacer frente a diversas adversidades, ya desde sus inicios. Lejos de amilanarse, su recorrido le consolidó como la confirmación de la determinación de una persona ante lo que podía parecer un imposible. Nada le hizo arrugarse.

El primer percance para Robert Schlienz (Zuffenhausen, Alemania, 3 de febrero de 1924) le llegó ya en la Segunda Guerra Mundial, a la que acudió recién cumplidos los 18 años. Fue enviado nada menos que al frente oriental, donde regresar con vida se había convertido casi en una quimera.

Y ahí recibió un disparo que le destrozó la mandíbula. Consiguió recuperarse en el hospital, aunque la herida –que le dejaría una enorme cicatriz para toda la vida– le permitió dejar el frente y volver a Alemania. Paradójicamente, la bala que a punto estuvo de costarle la vida fue la que le otorgó un honorable regreso a casa.

Antes de todo aquello, Robert Schlienz había tenido un prometedor estreno con el FV Zuffenhausen, el equipo de su ciudad natal, muy cercana a Stuttgart, y con el que había debutado ya a los 16 años.

Pero al regresar a Alemania, su pequeño club no puede volver a la competición. Ha perdido a la mitad de sus hombres en el conflicto bélico y, sin apenas dinero, no es capaz de encontrar suficientes futbolistas para armar de nuevo el equipo. Robert Schlienz y los propietaros del Zuffenhausen llegan a un acuerdo para que el joven delantero se marche a préstamo al VfB Stuttgart. Un cambio que marcará toda su carrera.

Historia del Stuttgart

Ya en la primera temporada con los Roten, Robert Schlienz se adjudicará el título en la recién creada Oberliga Süd. Es el primer título en la historia del club. Jugando como delantero centro, Schlienz sumará una cifra total de 46 goles en 30 partidos, récord que nunca logró superarse mientras duro la competición.

Con apenas 22 años, se había convertido en uno de los grandes ídolos no sólo en el Stuttgart, sino en todo el fútbol alemán. Era un delantero demoledor, muy completo, y sobre todo muy combativo, lo que le generó no pocos problemas con las defensas rivales. No había ninguna duda de que el futuro del fútbol germano era suyo.

Un futuro que estuvo a punto de truncarse el 14 de agosto de 1948.

El día anterior había fallecido su madre. Desde el club se le dio permiso para ausentarse de la convocatoria ante el encuentro de Copa que el Stuttgart debía disputar aquel día. Pero Robert Schlienz no quiso perdérselo.

El mismo día del partido, aquel fatídico 14 de agosto, y con sus compañeros ya desplazados, el futbolista tomó prestado un coche de un amigo para conducir solo hasta Aalen, a setenta kilómetros de Stuttgart.

Conduciendo a alta velocidad ante la proximidad del encuentro, y con las ventanillas bajadas ante el calor que imperaba aquel día, perdió el control de su coche en una curva. El vehículo volcó, terminando en un matorral. Allí sería hallado poco más tarde Robert Schlienz, vivo, pero con un dolor insoportable. Le tuvieron que amputar el brazo y antebrazo izquierdos de inmediato.

La carrera futbolística de Robert Schlienz tocaba a su fin. Eso pensaban todos. Incluso, por momentos, él mismo. Pero fue ahí cuando entró en escena su entrenador, Georg Wurzer, el otro gran artífice del milagro de Schlienz. El técnico sería su gran apoyo moral, su gran valedor, para por lo menos intentar continuar practicando el fútbol.

Jugar sin un brazo no es nada sencillo. Pero a base de multiplicar los esfuerzos, y gracias a unas rutinas de trabajo diferentes a las que había realizado hasta entonces, centradas especialmente en los impedimentos físicos que ahora debía enfrentar, poco a poco pudo recuperar la confianza.

Georg Wurzer era consciente de que ya no volvería a ser el mismo futbolista. Pero también lo era de que, aunque mermado, y gracias a su inmensa calidad, podría seguir siendo útil al equipo. Muy útil.

Lo que decidió el técnico del Stuttgart fue desplazar su posición hacia la banda. Ahí podría rehuir en gran parte los duelos físicos con los defensas que le habían hecho célebre, sin dejar de participar en la elaboración del juego de ataque de su equipo.

El 5 de diciembre, sólo 112 días después del accidente, Robert Schlienz vuelve a ponerse la camiseta blanquirroja del Stuttgart, para enfrentarse al Bayern de Munich. Y aunque aquel encuentro terminó en derrota, significó que el futbolista estaba más que listo para regresar a los terrenos de juego.

Tanto es así, que bajo la batuta del genial Robert Schlienz, y su nuevo estilo de juego muy diferente al que había llevado a cabo hasta el accidente, el Stuttgart se proclamaría campeón de la República Federal de Alemania tanto en 1950 como en 1952, en la que se enfrentaban todos los campeones regionales. Eran los dos primeros títulos nacionales que conseguía el club, que actualmente acumula cinco. Además, conseguirían la Copa de 1954. También era la primera en la historia del Stuttgart.

Y Robert Schlienz era la referencia del equipo en el ataque. No sólo eso. También era su capitán. Una decisión que tomaría su entrenador Georg Wurzer para terminar de configurar la importancia del futbolista en el esquema, y tratar de trasladar sus valores de constancia y superación al resto de la plantilla.

Juntos, Wurzer y Schlienz, otorgaron al Stuttgart su época más dorada, quedando ambos como auténticas leyendas en la historia del club.

A pesar de sus magníficas actuaciones y de los brillantes resultados cosechados en aquella primera mitad de la década de los 50, Robert Schlienz no sería citado para el histórico Mundial de fútbol de 1954. El del Milagro de Berna. Su entrenador, Seep Herberger, confiaba en el talento del futbolista, aunque no terminaba de ver cómo encajaría en el esquema del equipo un futbolista cuya capacidad física estaba evidentemente mermada. Prueba de ello es que en 1955 Robert Schlienz disputaría tres encuentros con la selección alemana.

No sería su último logro. En 1958 lograría una nueva Copa de Alemania (la segunda del club, que actualmente posee tres), con el que cerraría un círculo glorioso con los Roten. Más de la mitad de los títulos en toda su historia llegaron guiados por Robert Schlienz.

Un Robert Schlienz que terminaría por dejar el fútbol en 1960. Tras regentar una tienda de regalos, y formar parte en diferentes etapas de la Directiva del Stuttgart, fallecería el 18 de junio de 1995 de un ataque al corazón.

Se marchaba una bandera del club, y como tal fue despedido, con un entierro multitudinario. Poco después, el Stuttgart bautizaba el estadio en el que juegan sus equipos de formación con su nombre. Robert Schlienz. El hombre que superó todas las adversidades no sólo para continuar haciendo aquello que más amaba, jugar al fútbol, sino para terminar por convertirse en una de las más grandes leyendas del Stuttgart y del fútbol alemán.

Temas

En Deportes

    0
    comentarios