El París Saint-Germain está de capa caída. Con Leo Messi, Kylian Mbappé y Marco Verratti fuera del equipo por lesión, el conjunto de Christophe Galtier lleva dos derrotas consecutivas que han hecho saltar las alarmas, con el duelo ante el Bayern de Múnich en el Parque de los Príncipes, de ida de octavos de final de la Champions, a tres días vista.
Los parisinos cayeron eliminados el miércoles de la Copa de Francia al perder frente al Olympique de Marsella (2-1) y este sábado han perdido en la Ligue 1 frente al Mónaco (3-1), viendo cómo su ventaja sobre los monegascos se reduce a siete puntos —aunque el Marsella recuperará la segunda plaza si esta noche vence a domicilio al Clermont—.
Las perspectivas no son ahora mismo las más halagüeñas para Galtier y los suyos, mientras la prensa y los aficionados arrecian las críticas hacia el equipo, empezando por futbolistas como Messi y Neymar. Otro jugador que tampoco sale muy bien parado es Sergio Ramos, pese a que el camero ha conseguido hacerse con el puesto de titular en la defensa desde la llegada de Galtier y ha elevado el nivel defensivo del PSG.
Quien tampoco parece ver con buenos ojos al defensa español es la propia directiva del club galo, que parece valorar muy poco a un jugador de la experiencia y el palmarés de Ramos. Según publica RMC, el París Saint-Germain no tiene intención alguna de sentarse por el momento a renovar al sevillano. Este medio francés asegura que la renovación del ex del Real Madrid "está aparcada" (termina contrato el próximo 30 de junio) y que el club ha decidido priorizar la continuidad de Marquinhos, un rival directo para el sevillano en la lucha por la titularidad y que acaba contrato en junio de 2024.
Ramos, que firmó por dos temporadas con el París Saint-Germain cuando abandonó el Real Madrid en verano de 2021, siempre ha dicho públicamente que está muy a gusto en París y en el PSG, donde se siente comprometido con los objetivos deportivos del club. Sin embargo, la prioridad del club es renovar a Marquinhos y no a Sergio, teniendo en cuenta que el brasileño es ocho años más joven que el andaluz (36 por 28 años).