Neymar sigue trayendo de cabeza a la directiva del PSG. El último lío del brasileño parece haber agotado la paciencia de Qatar, que ya ha contactado con el Chelsea para negociar una venta de cara al mercado estival. Las fiestas del jugador carioca indignan al club, y es que ni siquiera las multas sirven para que Neymar escarmiente.
El diario francés L’Équipe ha publicado este fin de semana un reportaje en el que da voz a los vecinos del sudamericano en la localidad de Bougival, a las afueras de París. "Ya es demasiado. Se trae orquestas, equipo sonoro de discoteca. Vivo en frente y mis ventanas tiemblan", asegura el alcalde de Bougival, Luc Wattelle. Son muchas las sanciones económicas que acumula el futbolista, pero le da igual: el dinero no es para él un problema.
À Bougival, ville où réside Neymar, la star brésilienne du PSG, les habitants sont divisés entre agacement et indifférence quant à ses soirées. https://t.co/spnEoYKggK pic.twitter.com/InmYXO6hAz
— L'ÉQUIPE (@lequipe) February 17, 2023
Los vecinos aseguran que algunas de las fiestas duran hasta 48 horas: "Vivimos a 600 metros y algunas noches duran hasta 48 horas. No es una excusa que sea Neymar y que sea un futbolista famoso". Algunos vecinos en el reportaje mostraron algo más de indiferencia hacia los ruidos, pero la realidad es que es otro lío más de Neymar y su problemático entorno.
No hay que olvidar que el brasileño es inseparable de su grupo de amigos, los "tois". Desde su época en el Barcelona, lo acompañaban a todos lados y algunos de ellos no hacen otra cosa que vivir del cuento y del bolsillo de Neymar. Además, él y sus amigos volvieron a protagonizar otra polémica tras la derrota en Champions que ha dinamitado al PSG: uno de los "tois" colgó en sus redes sociales una foto junto a Neymar comiendo en el McDonalds. Algo que ha enfadado a la afición parisina y al club.
Mala relación con Mbappé y un divorcio inevitable
El divorcio PSG – Neymar viene de lejos. Desde que renovó hasta 2026 en mayo de hace dos años, todo han sido problemas entre el club y el jugador. Para empezar, está su mala relación con Kylian Mbappé: el francés está harto del carioca y su falta de profesionalidad. Sin ir más lejos, la visita de Neymar al McDonalds parece un dardo destinado al galo, que se ha pronunciado en repetidas ocasiones abiertamente en contra de la comida rápida.
Las disputas por la hegemonía del equipo, los lanzamientos de penaltis o la capitanía son algunos otros de los motivos que han roto la relación entre las dos estrellas que aterrizaron en París en el verano de 2017. En Qatar lo tienen claro: la piedra angular del proyecto es Mbappé y llevan tiempo trabajando para la salida del brasileño, que no se antoja sencilla: Neymar activó la cláusula de renovación de un año más (hasta 2027) el verano pasado cuando estaba en el mercado. Mensaje claro: él no se quiere mover.
El PSG sigue peinando el mercado, y en los últimos días se ha reunido con dirigentes del Chelsea para negociar su traspaso. El precio de salida del brasileño es de 60 millones de euros, una cifra que no supone un problema para el equipo más despilfarrador del fútbol europeo en los últimos meses. Los qataríes quieren aprovechar la pésima racha de los londinenses en el campo que ha provocado que Todd Boehly, el nuevo propietario estadounidense, y su equipo hayan perdido la cabeza por completo en el mercado. Se han gastado más de 640 millones de euros esta temporada: un récord histórico que no está dando resultados: son décimos en la clasificación de la Premier. El problema del PSG será convencer al conflictivo futbolista de salir del club.
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El club tampoco olvida los problemas físicos continuos del delantero: la última lesión se ha producido hoy mismo ante el Lille por un golpe en el tobillo que le ha obligado a abandonar el terreno de juego en camilla al principio de la segunda parte. Neymar no ve la luz al final del túnel.