
Fernando Carro no es un dirigente cualquiera dentro del mundo del fútbol. A sus 61 años, este barcelonés de origen alemán, director ejecutivo (CEO) del Bayer Leverkusen, es símbolo de una gestión súper eficiente, erigiéndose en una de las voces más lúcidas del fútbol europeo. En los últimos meses ha insistido en una idea que suena cada vez con más fuerza en los despachos de la UEFA y de las grandes ligas europeas: la necesidad de implantar un fair play financiero universal, especialmente ante el imparable empuje de una liga como la de Arabia Saudí (Saudi Pro League), donde los salarios son sencillamente desorbitados.
"Si queremos mantener la esencia del fútbol competitivo, con opciones reales para todos, necesitamos un marco global que impida que unos pocos compren el éxito a golpe de talonario", dijo recientemente Carro durante una conferencia organizada por el medio Palco23.
Su mensaje no iba dirigido a la Premier League o a los clubes-Estado de París (Paris Saint-Germain) y Manchester (City), sino especialmente a Arabia Saudí, el nuevo actor que amenaza con dinamitar el equilibrio económico del fútbol mundial.
Un mercado roto por los millones
Los datos hablan por sí solos. Según un informe de Capology y FootyStats, el salario medio por jugador en la Premier League supera ya los 4 millones de euros anuales, mientras que en LaLiga se sitúa en torno a los 2,5 millones. La Bundesliga, pese a contar con una economía más sólida y transparente, paga una media de 2,3 millones, ligeramente por debajo de la competición española. Por detrás aparecen la Serie A italiana (1,74 millones) y la Ligue 1 francesa (1,97 millones), que sigue dependiendo de los fondos qataríes del PSG para sostener su competitividad internacional.
Sin embargo, en este año 2025 ha irrumpido con fuerza un nuevo dato que ha encendido todas las alarmas: la Saudi Pro League paga ya una media cercana a los 4,8 millones de euros por jugador, más incluso que la Premier.
| Liga | Salario medio anual por jugador (EUR) |
|---|---|
| Premier League | 4,05 millones € |
| LaLiga | 2,55 millones € |
| Bundesliga | 2,30 millones € |
| Serie A | 1,74 millones € |
| Ligue 1 | 1,97 millones € |
| Saudi Pro League | 4,8 millones € |
La distorsión del modelo saudí
El desembarco saudí no es casual. Desde el año 2022, con la creación del fondo estatal PIF y la llegada de estrellas como Cristiano Ronaldo, Neymar, Karim Benzema o N’Golo Kanté, el fútbol saudí se ha convertido en un laboratorio de poder blando. Con presupuestos que multiplican por diez los límites de gasto de muchos clubes europeos, los equipos del Golfo han roto cualquier referencia salarial. En algunos casos, futbolistas de segundo nivel cobran más que titulares de selecciones europeas.
Para Carro, esto es "sencillamente insostenible". "No se trata solo de competir en el campo, sino de mantener un ecosistema que permita crecer sin hipotecar el futuro. Si un club gasta lo que no genera, el sistema entero se resiente". El dirigente del Leverkusen reclama que la UEFA, la FIFA y las grandes ligas trabajen en un marco regulatorio global, con un tope de gasto vinculado a los ingresos reales de cada entidad. "De nada sirve que Alemania o España sean rigurosos si otros operan fuera de control", advierte.
Alemania, ejemplo de equilibrio
El Bayer Leverkusen que dirige Carro es hoy un ejemplo de cómo gestionar sin perder competitividad. Su masa salarial ronda los 90 millones de euros, menos de la mitad de lo que gasta el Manchester City o el Real Madrid. Según datos recopilados por Capology, el club citizen maneja una masa salarial de 254 millones de euros, mientras que el Real Madrid supera los 305 millones.
Real Madrid | €273 millones
Manchester City | €239 millones
PSG | €205 millones
Aun así, el Leverkusen fue capaz de ganar la Bundesliga con autoridad en la temporada 2023/24 —precisamente con el actual entrenador del Real Madrid, Xabi Alonso, en el banquillo del conjunto germano—, gracias a un modelo basado en la detección de talento, la reinversión prudente y la estabilidad institucional.
"No necesitamos fichar a diez estrellas, sino que los once jugadores crean en el proyecto", suele repetir Carro. Esa filosofía contrasta con el despilfarro de otros mercados, donde el éxito se compra más que se construye.
Premier League: la liga de los excesos
La Premier League sigue siendo el gran motor económico del fútbol mundial, con contratos televisivos que superan los 6.000 millones de euros y una masa salarial que dobla a la de cualquier otra liga. El problema, como subraya Carro, es que ese crecimiento no es homogéneo ni sostenible para el resto del continente. Los clubes ingleses han asumido niveles de gasto que serían inviables en España o Alemania, y eso ha generado un efecto contagio: jugadores de segunda fila exigiendo sueldos de estrellas, y clubes medianos endeudándose para no quedarse atrás.
La UEFA intenta poner freno con su nuevo modelo de sustainability rules (normas de sostenibilidad), que limita el gasto al 80% de los ingresos, pero la falta de coordinación global sigue siendo el talón de Aquiles del sistema.
El desafío de la FIFA: ¿hacia un control mundial del gasto?
La idea de Carro —un salary cap universal y un control financiero coordinado por la FIFA— es ambiciosa, pero no utópica. En Estados Unidos, las grandes ligas profesionales (NBA, NFL y MLB) ya aplican límites de gasto y reparto equitativo de ingresos que garantizan la competitividad. Europa, en cambio, ha dejado que el mercado se autorregule, y el resultado es un abismo creciente entre ricos y pobres.
"Si seguimos así, en diez años solo quedarán tres o cuatro clubes capaces de ganar títulos importantes", advirtió Carro. "Y cuando la gente percibe que siempre ganan los mismos, el interés por el fútbol se desploma", añadió.
Arabia Saudí: el nuevo riesgo sistémico
El auge saudí representa algo más que una amenaza deportiva. Supone un desafío político y económico al corazón del fútbol europeo. Los contratos de 100 o 200 millones de euros anuales —como los firmados por Ronaldo o Neymar— distorsionan por completo cualquier intento de control financiero. Además, la Saudi Pro League no está sujeta a las reglas de la UEFA ni al fair play de la FIFA, lo que permite inflar salarios sin límite alguno.
"Es una carrera armamentística donde Europa siempre va a perder", resume un directivo de la Bundesliga citado por Palco23. "Mientras el petróleo pague las nóminas, el mercado será artificial". Carro insiste en que el problema no es competir con Arabia, sino preservar la integridad del fútbol. "El riesgo no es que se vayan jugadores, sino que se pierda la meritocracia que ha hecho grande a este deporte".
Conclusión: salvar el fútbol de sí mismo
El mensaje de Fernando Carro resuena como una advertencia: el fútbol necesita disciplina, reglas comunes y transparencia. Sin ellas, la brecha entre clubes será cada vez mayor y el espectáculo acabará perdiendo credibilidad. "Quien piense que esto es solo una cuestión de dinero se equivoca. Es una cuestión de justicia deportiva y de futuro", concluyó.
Porque el fútbol, como recuerda el CEO del Leverkusen, "no se juega solo en los despachos, pero se puede perder en ellos".

