L D (EFE) El veterano central, de 37 años, ha convocado a los medios de comunicación para dar a conocer su decisión de retirarse, un "trago muy difícil" a pesar de que desde que en 1990 se introdujo en el fútbol profesional se había concienciado de que este momento "tendría que llegar".
"La cabeza me pide seguir, pero las piernas me dicen que no. Cada día me sorprende más la mentalidad de esta plantilla; veo que no puedo estar a su altura y es mi orgullo el que me hace que lo tenga que dejar", ha dicho el futbolista de Bermeo, que al recordar que sólo le queda por disputar el decisivo encuentro del próximo sábado en Ipurúa contra el Racing de Ferrol, con el ascenso en juego, no pudo contener más la emoción y rompió a llorar entre los aplausos de todos sus compañeros y de los periodistas presentes en la sala de prensa del Éibar.
La decisión, barruntada "desde el mes de enero", no tiene vuelta atrás a pesar de su destacado protagonismo en la recta final de la campaña, toda vez que es consciente de que para él "ya no es lo mismo que antes", teniendo en cuenta que le cuesta mucho recuperarse "de los esfuerzos" y que diariamente observa en los entrenamientos cómo "los chicos tienen otro ritmo". "He aprendido mucho con el paso de los años, me impliqué al máximo en todos los equipos y lo fundamental que me queda de todo ello son los amigos que he hecho", valora el zaguero, que se vanagloria de haber podido militar "en el mejor Éibar de la historia, como antes en el mejor Alavés".
Con el equipo vitoriano llegó a disputar una final de la Copa de la UEFA, en Dortmund frente al Liverpool, y ya antes había logrado el ascenso a Primera, algo que ahora podría repetir como integrante del modesto conjunto guipuzcoano. "Reconozco que tenemos mucha ilusión, creo que vamos a ganar y espero que el Eibar ascienda, porque se lo merece", manifestaba Karmona, convencido de que ellos no van "a fallar" y de que el Cádiz "lo tiene más difícil" que el Celta, equipos igualmente implicados en la persecución de las dos plazas de ascenso aún por decidir.
"La cabeza me pide seguir, pero las piernas me dicen que no. Cada día me sorprende más la mentalidad de esta plantilla; veo que no puedo estar a su altura y es mi orgullo el que me hace que lo tenga que dejar", ha dicho el futbolista de Bermeo, que al recordar que sólo le queda por disputar el decisivo encuentro del próximo sábado en Ipurúa contra el Racing de Ferrol, con el ascenso en juego, no pudo contener más la emoción y rompió a llorar entre los aplausos de todos sus compañeros y de los periodistas presentes en la sala de prensa del Éibar.
La decisión, barruntada "desde el mes de enero", no tiene vuelta atrás a pesar de su destacado protagonismo en la recta final de la campaña, toda vez que es consciente de que para él "ya no es lo mismo que antes", teniendo en cuenta que le cuesta mucho recuperarse "de los esfuerzos" y que diariamente observa en los entrenamientos cómo "los chicos tienen otro ritmo". "He aprendido mucho con el paso de los años, me impliqué al máximo en todos los equipos y lo fundamental que me queda de todo ello son los amigos que he hecho", valora el zaguero, que se vanagloria de haber podido militar "en el mejor Éibar de la historia, como antes en el mejor Alavés".
Con el equipo vitoriano llegó a disputar una final de la Copa de la UEFA, en Dortmund frente al Liverpool, y ya antes había logrado el ascenso a Primera, algo que ahora podría repetir como integrante del modesto conjunto guipuzcoano. "Reconozco que tenemos mucha ilusión, creo que vamos a ganar y espero que el Eibar ascienda, porque se lo merece", manifestaba Karmona, convencido de que ellos no van "a fallar" y de que el Cádiz "lo tiene más difícil" que el Celta, equipos igualmente implicados en la persecución de las dos plazas de ascenso aún por decidir.