No se veía un Real Madrid tan débil desde hace cinco temporadas. El empate del pasado domingo frente al Espanyol en el Bernabéu y la hegemonía azulgrana, han distanciado al conjunto merengue de la primera plaza de la tabla. José Mourinho ya da la competición prácticamente por perdida.
Hay que buscar en hemeroteca para encontrar unas cifras tan malas como las que está registrando actualmente. Desde la campaña 2008/09 la plantilla merengue no se encontraba peor. Por entonces, con Juande Ramos en el banquillo para sustituir al recientemente destituido Bernd Schuster, eran quintos con 29 puntos, cuatro menos que los que tiene ahora.
A partir de este año, cualquier temporada fue mejor. Por ejemplo, en 2009/2010 los blancos eran segundos con 38 puntos. Misma posición tenían un año más tarde, con 41 puntos. En la pasada campaña, el Real Madrid era líder y contaba con 40.
Mourinho está mostrando las dos caras de la moneda. Ha sido capaz de conseguir los mejores números y también los peores. Ya ha perdido quince puntos, uno más que en toda la temporada pasada. Ya es matemáticamente imposible alcanzar las cifras espectaculares del mes de mayo. No se pueden alcanzar los 100 puntos ya que, aún ganando todo, sumarían 99.
El técnico luso no ha vivido una situación igual en ninguno de los clubes que ha dirigido anteriormente. Él mismo lo reconoció después del duelo ante el Espanyol. "Nunca me había visto en una situación como esta de perder tantos puntos y de que mi equipo estuviese tan lejos de un objetivo. Es una situación nueva para mí", aseguró.
A por la Décima
La tristeza de Cristiano, el bajón físico que elimina la verticalidad y la rapidez, la falta de concentración a la hora de defender acciones a balón parado y las lesiones de jugadores como Higuaín, Marcelo, Coentrao, Arbeloa o Benzema han lastrado un año que parece que será largo hasta final de temporada.
Son los números del peor Real Madrid en media década. Y es la peor situación en la que se ha visto Mourinho desde que comenzó a entrenar. Casi sobra media temporada para los blancos, salvo que el Barcelona sufra una debacle. El técnico portugués se aferrará a la Copa del Rey y a la Liga de Campeones para mantener vivo su prestigio.