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Se avecina el caos económico en el Barcelona

La situación financiera del Barça supone un quebradero de cabeza para los dirigentes azulgranas, ahogados por el límite salarial y el Ebitda.

La situación financiera del Barça supone un quebradero de cabeza para los dirigentes azulgranas, ahogados por el límite salarial y el Ebitda.
¿Podrán seguir jugando juntos en el Barça? | EFE

Las manos atadas y dolor de cabeza. Así se encuentran los dirigentes del FC Barcelona en este mercado invernal. El conjunto catalán, ahogado por el límite salarial, ve con impotencia cómo el capricho de Luis Enrique de reforzar el equipo de cara a la parte transcendental de la temporada -el asturiano anhela la llegada de Nolito- no puede ser correspondido por falta de liquidez.

¿Qué es el límite salarial?

Se trata del límite en cuanto a salario de jugadores se refiere que impone la UEFA a cada equipo. El límite actual de masa salarial permitida en sueldos de jugadores en referencia a los ingresos de los clubes es de un 70 por ciento. El Barça dedica actualmente a fichas de futbolistas un 68,2%, por lo que se encuentra muy cerca de la barrera marcada por el máximo organismo del fútbol continental. Un nuevo fichaje supondría superar este límite y arriesgarse a sufrir una nueva sanción.

Pese a ello, el Barcelona sigue intentando encontrar vías alternativas para cerrar el fichaje de un Nolito, que tiene 18 millones de claúsula de rescisión. Desde Can Barça han buscando fórmulas para conseguir incorporar al extremo internacional sin tener que abonar cantidad alguna hasta el próximo ejercicio. Cesión sin opción de compra obligatoria con un seguro de por medio en caso de que el Barça renunciara a su fichaje el próximo verano.

El Celta, que sigue en sus trece, o 18 millones al contado o Nolito seguirá en Vigo, se niega a aceptar las condiciones azulgranas. El presupuesto anual culé roza con el límite salarial impuesto por la UEFA, por lo que el Barcelona no puede acometer un gasto de este calibre en el ejercicio 15/16 que finaliza el 30 de junio -a no ser que a última hora entre dinero fresco de Qatar, adelantando parte de lo estipulado por el patrocinio de próximas temporadas, o se produzca la venta de un futbolista-. Incluir jugadores para abaratar la operación -Sandro o Munir- tampoco es visto con buenos ojos por un Carlos Mouriño -presidente del Real Club Celta- que se niega a dejar salir a su estrella si no llega cash para poder fichar un sustituto de garantías.

Estatutos y Ebitda, otras preocupaciones

En las oficinas del Camp Nou hay otro elemento que genera pánico a sus dirigentes. Asusta el Ebitda (el resultado de explotación calculado sin tener en cuenta los gastos por depreciación y amortización de los activos), un indicador económico que permite observar si las operaciones ordinarias van por el buen camino o no.

El Ebitda es el indicador que sirve para controlar la deuda neta del club, que era de 430 millones de euros cuando la junta de Rosell asumió el cargo en 2010, pasó a 287 millones en el 2014 y ahora está en 328 millones. Los estatutos del club, reformados precisamente con Rosell, estipulan que la deuda no puede superar al Ebitda multiplicado por 2,75. Sin embargo, el último balance indica que la relación entre el Ebitda y la deuda está ahora en 3,2. Terreno pantanoso para la directiva, obligada por los estatutos -el artículo 67 establece que si no se cumple el equilibrio estipulado para cada ejercicio económico entre deuda neta y el Ebitda, la directiva responsable deberá dimitir- a conservar el equilibrio patrimonial, ya que de no hacerlo, podrían recibir una denuncia de algún socio del club lo que obligaría a Bartomeu y compañía a decir adiós.

Al crecimiento de la deuda neta, después de cuatro años consecutivos en los que había disminuido, se une el ya citado problema del aumento de la masa salarial que alcanzó el 68,2% respecto a los ingresos. La directiva del Barça se encuentra acorralada -tanto para fichar como para renovar- por las reglas del fair play financiero... y ¡por sus propios estatutos!

El sudoku de los salarios

No solo para fichar tiene un grave problema de liquidez el Barcelona. Mucho peor puede ser el panorama que se encuentren este verano Bartomeu y su cúpula directiva para mantener en nómina a todas sus estrellas.

En la Ciudad Condal comienza a oler mal el caso Neymar. El brasileño, con contrato hasta el 2018, tiene un salario que no está, ni mucho menos, entre los más altos de la plantilla. De hecho, su ficha es menor que la de su compatriota Dani Alves. El delantero no aparece ni en el primero ni en el segundo escalón de la jerarquía salarial del Barça. La idea del club era, en un principio, equiparar su salario al de primeros espadas como Iniesta o Piqué, que rondan los 10 millones netos, y están un tramo por debajo del mejor pagado de la plantilla, Leo Messi, que cobra 22 millones.

Tras el gran interés que mostró este verano por Neymar el Manchester United, la idea de un conjunto catalán, temeroso de perder a la piedra angular de su proyecto a largo plazo, era subir la oferta hasta los 14 millones de euros, convirtiendo a Neymar en el segundo jugador mejor pagado de la plantilla. Desde el verano de 2014, el Barcelona busca con ahínco la renovación. Sin embargo, la ampliación y mejora de contrato no llega a plasmarse. ¿Por qué?

Esta semana el diario ARA arrojaba una de las claves. Leo Messi se convertirá, a partir de la próxima temporada, en el deportista mejor pagado del planeta. El argentino verá automáticamente mejorado su contrato a partir del próximo mes de julio. El astronómico nuevo salario se disparará hasta los 85 millones de euros brutos por temporada, unos 40 millones de euros limpios por campaña. Para ser más exactos, Leo pasará a ganar 39,4 millones netos a partir del curso futbolístico 2016/17.

El tortuoso proceso de renovación de Messi se saldó con la ampliación del argentino. Bartomeu se aseguró la continuidad del mejor jugador del mundo, pero, ¿a qué precio? Los 40 millones de euros que va a cobrar Messi por cada una de las próximas dos temporadas van a atar de manos, aún más, a los culés. ¿Podrán duplicarle el salario a Neymar? -cobra actualmente 7 millones de euros-, ¿que pensará de todo esto un Luis Suárez, que cobra 6,5 millones de euros? El uruguayo puede llamar a la puerta de las oficinas del Camp Nou para reclamar un aumento, que por rendimiento deportivo, sin duda no es menos merecido que el del brasileño. Si el límite salarial en la temporada actual ya roza lo permitido, ¿cómo resolverá la directiva culé este sudoku económico?

No hay que olvidar que el margen salarial que maneja el Barcelona para aumentar el gasto en fichas, es mínimo. Si se quiere reforzar la plantilla el próximo verano -el fondo de armario que maneja Luis Enrique es limitado-, con un central y un recambio para la zona de ataque, con la recién aterrizada 'bomba' del nuevo salario de Messi, la obligación de renovar a un Neymar que empieza a flirtear con otros equipos, y la más que posible llamada de Luis Suárez a la puerta del presidente para pedir un bien merecido aumento, las cuentas no cuadran. La vaca no da más leche y Bartomeu y su cúpula directiva tienen a la vista un serio problema.

¿Estaremos asistiendo al principio del fin de los tres mosqueteros en la Ciudad Condal?

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