
El videoarbitraje ha cambiado las normas y el modo de ver las acciones en las que intervienen las manos. Con el criterio arbitral sobre la mesa, ya no se interpretan de igual modo determinadas situaciones que antes, sin el VAR, tendían a ser penalti. En medio de tanta confusión por las sucesivas acciones cada fin de semana, en Libertad Digital vamos a intentar esclarecer cuál es el proceso por el cual los árbitros interpretan cada jugada.
Cubrir más espacio
Según explica el propio reglamento redactado por el Comité Técnico de Árbitros y la Real Federación Española de Fútbol, cuando el jugador trata de "cubrir más espacio haciéndose grande" con una clara intención de tapar más espacio y, por lo tanto, evitar que el balón llegue a su destino, la sanción técnica correspondiente, será adoptada por el árbitro.

Ejemplo de esta acción podría ser la del encuentro entre FC Barcelona y Sevilla en el Camp Nou. Tras un centro lateral de Jesús Navas, Jordi Alba saltó de espaldas y sin mirar directamente al balón, por lo que, en este caso, el colegiado entendió que al no mantener el contacto visual con el balón, no había intencionalidad por parte del lateral culé. ¿Por qué no entra el VAR? Porque para que intervenga, el árbitro debe haber señalado la infracción, pero como continuó la jugada, ese lance se marchó al limbo.
Interferir el balón con la mano en un ataque prometedor
Para este otro caso, lo mejor es recurrir al encuentro entre el Real Madrid y el Levante. Más concretamente a la mano que le señalaron como penalti a Raphael Varane.

Hubo mucha polémica con esta acción por su sutileza y porque la duda es tremenda. Roger controla y el defensa blanco, al tratar de frenarle sujetándole del pecho con ambas manos, golpea ligeramente la pelota. El colegiado lo vio tan claro que, tras la revisión VAR, señaló pena máxima. Con respecto a esta mano, el reglamento no ha sufrido variaciones, sólo se ha añadido el VAR para reforzar la decisión del colegiado y parece que aquí lo tuvieron muy claro.
¿Qué pasa cuando son claras y no se revisan?
De nuevo, como ya se ha mencionado, prevalece sobre cualquier tipo de tecnología la interpretación a pie de campo que realice el árbitro. Por lo tanto, la acción con Koke como protagonista y en la que Griezmann y varios jugadores del Atlético reclamaban la pena máxima, dado que no hubo sanción y no se apreció acción punible, quedó en nada.

El reglamento incluye en un apartado y tomando como referencia el arbitraje que se produjo durante la pasada Copa del Mundo, una explicación para acciones como este remate de Koke. Si un jugador "remata y el balón es interceptado por el brazo o mano del defensor, teniéndola claramente en posición elevada y ascendente, el jugador asume un riesgo que será determinante para determinar la sanción". Aquí, una vez más, interpretación directa del colegiado que tendrá la última palabra.
Manos rebotadas
Este es el último de los casos que podrían ser susceptibles de ser sancionados con falta o penalti. Cuando el jugador se desliza o cae al terreno de juego y se sostiene sobre las manos e, involuntariamente, contacta con la pelota, no habrá sanción. Pero, si en ese mismo supuesto, el jugador trata de jugar la pelota con el brazo u "ocupar un espacio más grande", sí habrá sanción técnica y disciplinaria según el criterio del colegiado.
El reglamento se apoya en tres pilares claves en las que el brazo o la mano se usan como herramienta para evitar que el balón llegue a su destino. Las reglas dicen: "El movimiento de la mano hacia el balón y no al contrario", "la distancia entre adversario y el balón" –si es inesperada porque llega de repente– y "si la posición no es necesariamente una infracción".
Explicación desde la RFEF
Libertad Digital ha hablado con fuentes de dentro de la Federación para intentar aclarar algunas dudas que hay sobre la valoración de estas acciones. "Son las más difíciles de valorar", aclaran. De hecho, mantienen la misma línea que se muestra en la normativa, ya que mantienen varias premisas para entrar a valorar las manos:
- Naturalidad. Si la posición de los brazos y las manos podría ser natural y como parte del juego, o si, por el contrario, adopta una postura en la que trata de evitar cortar el juego voluntariamente y con intención, es decir, "hacerse más grande".
- Distancia. El colegiado deberá observar e interpretar si hay una suficiente distancia para que el jugador pueda apartar la mano o si voluntariamente y con intención, no corrige su postura.
- Tiempo. El tiempo de reacción que va ligado a la anterior premisa. Conocer y valorar si podría en ese corto espacio de tiempo, haber retirado el brazo o no.
- Espacio que ocupa la mano. Si el brazo o la mano se encuentran dentro de un espacio que podría ocupar con naturalidad un jugador, no sería una situación punible, mientras que, si considera que ocupa un espacio que debería estar libre, si podría sancionar al futbolista.
Remarcan, por último, que siempre prevalecerá la interpretación de primera mano del colegiado principal. Desde el VAR podrán darle ciertas consignas que podrían hacer cambiar de opinión e, incluso, provocar que el árbitro consulte la televisión a pie de campo, pero siempre será en última instancia la valoración sobre el césped la que se impondrá.