
Arda Güler ha sido la gran noticia del madridismo en esta recta final de temporada. Su talento, jamás bajo sospecha, no ha sido apreciado por Carlo Ancelotti en toda el curso. El turco es un enorme generador de juego con una clase bestial, tiene un guante en su zurda a la hora de asociarse y meter pases al espacio que se transforma en cañón a la hora de acercase al área y buscar el disparo. Un jugador que da velocidad al juego, que te permite gobernar el partido... un arma que no ha utilizado el Madrid hasta el último mes y que ha echado muchísimo en falta.
El turco se ha desnudado públicamente publicando una carta en The Players Tribune en la que revela todos los detalles de su vida y de su carrera, desde que era niño hasta que ficha por el Real Madrid.
Carta a los niños de mi país, es un relato en el que se mezclan los momentos más emotivos con algunas anécdotas que provocaron las risas en el vestuario del Real Madrid.
"Es hora de contarles mi historia. La historia completa...
Una Play de mentira que jamás podrá olvidar
Pienso mucho en nuestro futuro como país futbolero. Espero de verdad que mi experiencia sirva para inspirar a algunos de vosotros, y os deis cuenta de que todo es posible para los niños de Turquía. Hace pocos años yo era uno de vosotros. Es gracioso... A los 12 años, mi obsesión era tener una PlayStation. No os podéis imaginar lo mucho que quería tener una. Cada día le suplicaba a mi padre que me comprase una. Mi único objetivo era jugar al FIFA 17. Pero en realidad, de niño nunca jugué demasiado a videojuegos, porque siempre estaba jugando al fútbol en la calle. Hasta que un día a un amigo le regalaron una PS4 con el FIFA 17 y ese fue el mejor día de nuestras vidas.
Cuando vimos que había la posibilidad de jugar al ‘Modo Carrera’ con Alex Hunter, alucinamos. ¿Recordáis a Alex Hunter? El FIFA 17 tenía un modo de juego llamado ‘El Camino’, en el que tu personaje de juego era un chico llamado Alex. Al empezar no eras conocido y se trataba de conseguir que un gran club te fichara. Si lo conseguías, aparecías saliendo del túnel al lado de estrellas como Cristiano Ronaldo. Para nosotros era más que un juego. Era como ver nuestro verdadero sueño en la pantalla del televisor. Estábamos totalmente ‘enganchados’. Cada vez que volvía de casa de mis amigos, le rogaba a mi padre que me comprase una PS4. "¡Me portaré muy bien!" "¡Estudiaré a tope!
Tras mucho insistir a su progenitor, llegó el día que le hizo soñar despierto. Se encontró un paquete envuelto en la mesa de su habitación.
Me volví loco. Miré a mi padre como diciendo: "¿Va en serio?" "En serio", dijo mi padre. Cuando encendí la Play ya tenía muchos juegos instalados. No hacía falta disco para jugar. Todo parecía demasiado bueno para ser verdad. Y entonces pensé: "¿Después de tener que pedirle por favor a papá que me comprase un juego, ahora me regala 20?". Le pregunté: "Pero papá… ¿Te ha tocado la lotería?". Dijo: "¡Pues en realidad he conseguido una buena oferta!". Le pregunté: "¿Quieres decir en la tienda?". Respondió: "No, no, en el mercado..." Luego descubrí que mi FIFA no tenía ‘Modo Carrera’, y no había ningún Alex Hunter. Algunos nombres eran un poco extraños… Si quería jugar como Cristiano Ronaldo, tenía que elegir un club llamado "MD Blanco". Entonces pregunté a mi padre: "¿Seguro que este es el FIFA correcto? Porque algo no va bien…
Papá dijo: "Sí, estoy seguro. ¿Has probado encender y apagarla?" "¡Papá!"
"¿Sabes qué? Quizás sea algo de Internet". Jugué así durante semanas. Nunca había probado ningún otro juego de fútbol excepto el FIFA, así que pensé que el mío era una versión diferente. Pero un día vinieron mis amigos a jugar a casa, y dijeron: "Arda... ¿Qué es esto?". "Este no es el FIFA. Es falso". Dije: "No, venga, chicos, este es el juego de fútbol". Dijeron: "¿Dónde está el Fenerbahçe? ¿Qué son estos nombres tan raros? A tu padre le han estafado". Todos se partían de risa. Intenté reírme con ellos, pero la verdad es que no pude. Pero no me importaba tener un FIFA falso. De todos modos, me encantaba. No necesito un campo de verdad, ni una portería de verdad, ni una PlayStation nueva. Aunque mi portería sean dos piedras, soy feliz igualmente".
La ruina familiar
Arda se abre en canal a la hora de hablar de los enormes problemas financieros que tenía su familia y como sus padres se partían el lomo para intentar que no le faltara de nada.
Yo tenía un profesor de educación física llamado Mahmut. Un día, cuando yo tenía nueve años, le dijo a mi papá que me apuntase a la academia Gençlerbirliği. Primero mi papá se negó porque la academia estaba a más de una hora de distancia, pero Mahmut vio algo en mí y le convenció. Entonces mi papá empezó a llevarme en coche, y mientras él no estaba era su socio quién se encargaba de la tienda. No sé lo que pasó, pero un día papá me dijo: "Hijo... Tenemos que cerrar la tienda.
Estábamos arruinados. La tienda era nuestra única fuente de ingresos. En aquella época recuerdo que mis amigos solían ir a comer gofres, y yo no podía decir: "Lo siento, pero no puedo pagarlos". Así que, siempre estaba ‘demasiado cansado’ o ‘no podía ir’. Por suerte, siempre tuvimos comida en la mesa. Sé que hay muchos niños que ni siquiera tienen un techo bajo el que dormir. En el fondo, sabía que éramos afortunados. Al cabo de un tiempo, mis padres abrieron una tienda nueva. Eso nos ayudó, pero unos años después, cuando el Fenerbahçe me quiso fichar, no puedo decir que solo pensáramos en el fútbol. Necesitábamos dinero.
Su primera vez en el estadio
La perla del Real Madrid también cuenta como fue su primera experiencia en el estadio del equipo de sus amores, Fenerbahçe, aprovechando una sanción en la que se prohibía entrar a los hombres adultos en el campo.
"Uno de mis primeros deseos fue ver un partido en el estadio. Conseguir entradas en línea era casi imposible. Te sentabas con el dedo pegado al botón de ACTUALIZAR, y cuando el reloj marcaba la 1:00… ¡TOC, TOC, TOC, TOC, TOC, TOC, TOC! 1:01 ¡ENTRADAS AGOTADAS! Siempre pasaba lo mismo. Pero en 2014, cuando yo tenía nueve años, se impuso una sanción al Fenerbahçe y en lugar de cerrar las gradas, permitieron solamente la entrada a mujeres y niños. Sabíamos que esta era nuestra oportunidad, así que la noche antes de que salieran a la venta las entradas, mis padres, mi hermana y yo viajamos en coche durante cinco horas hasta Estambul, y cuando llegamos nos pusimos a esperar en frente de la taquillas. Eran las 5 de la madrugada y dormimos en el coche hasta que abrieron las oficinas. Éramos los terceros de la cola. ¡Una locura! La mañana siguiente, no nos podíamos creer que realmente tuviéramos esas entradas".
"Arda, tienes que llenar la nevera"
Güler tuvo que dejar su ciudad, Ankara, para ir a Estambul a jugar en el Fenerbahçe cuando tenía 13 años. Toda la familia dudó a la hora de tomar esta decisión, pero la presión económica obligaba.
Tardamos tres meses en decidirnos, porque una decisión así te cambia la vida por completo. Entonces yo tenía 13 años y mis padres no querían que me fuera de casa. Mi sueño era jugar en el Fenerbahçe, pero también sabíamos que era una decisión muy importante y arriesgada. Nadie podía asegurar que algún día yo llegaría a ser futbolista profesional.
Finalmente, mi padre me dijo: "Si vas a hacer algo, hazlo a lo grande.
Eso significaba Estambul. "Si te va bien después de seis meses, lo venderemos todo y vendremos contigo".
El día que salimos de Ankara, papá reunió a todos nuestros seres queridos, unas 30 personas. También era mi cumpleaños, así que lo celebramos con un gran pastel, pero mamá lloraba sin parar. Nunca había visto un cumpleaños con tantas lágrimas. Le prometí que la haría sentir orgullosa y que pronto estaríamos juntos en Estambul, pero la conversación que más recuerdo fue con mi hermana, que es ocho años mayor que yo. Justo antes de subir al coche para irnos, me miró a los ojos y me dijo: "Arda, tienes que llenar la nevera". "Llenar la nevera". Esas fueron sus palabras exactas. "Arda, tienes que conseguirlo".
Cuando tienes 13 años, es difícil saber cómo sentirte en una situación así. Juegas al fútbol por diversión, y de repente el futuro de tu familia depende de ti. Solo recuerdo que, de camino a Estambul, saqué un regalo de cumpleaños que me había dado mi padre. Era una libreta, y había un gran título en la portada. ARDA 10. Ahí, decidí apuntar los nombres de todas las personas que me han ayudado.
La familia lo vende todo
Güler recuerda lo mal que lo pasó en sus inicios... y la presión que tenía:
Echaba de menos a mi familia. Un día, simplemente me fui. Ya no podía más. No me atreví a decírselo a mi padre. Yo era demasiado orgulloso. Le dolería demasiado. Pero sabía que mi familia estaba pensando en mudarse, así que le dije a mi compañero de piso: "Envíale un mensaje a mi padre diciendo que las cosas no me van bien." Me dijo: "¿En serio?". Le dije: "Sí, solo dile que necesito ayuda". Funcionó. Después de ese mensaje, se mudaron a Estambul para vivir conmigo. Vendieron la casa. Cerraron la tienda. Dejaron a sus amigos. Apostaron su futuro en su hijo pequeño. Si yo fracasaba, estábamos acabados..."
La enfermedad de su madre
Fueron momentos muy complicados, pero nada puede compararse con la operación a corazón abierto a la que tuvo que someterse su madre.
Nunca olvidaré la llamada que recibí en agosto de 2022. "Arda… Tu madre tiene un problema en el corazón. La acaban de operar de urgencia". Cuando oyes eso, el fútbol desaparece de tu mente. Tu mundo empieza a dar vueltas. Sientes un nudo en el estómago. Los doctores tuvieron que sustituirle una válvula del corazón. Mientras se preparaba para la operación, desde la cama me vio marcar dos goles contra el Kasimpaşa. Alguien de la familia me envió un video de ella viéndome celebrar los goles y llorando. Abrí el video al volver al vestuario y estaba asustado. Era el tipo de llanto que te sale cuando cualquier momento podría ser el último. Yo también lloré. De verdad pensé que iba a morirse. El día siguiente, dije al club que no iba a jugar el siguiente partido. Por primera vez en mi vida, no quise ni tocar un balón.
Por suerte, el Fenerbahçe se portó increíble conmigo. Me dieron fiesta, y el presidente Ali Koç se aseguró de que tuviéramos los mejores médicos. La cirugía salió bien y mamá se recuperó.
Poco más de dos meses después de la operación de mi madre, marqué de volea contra el Dinamo de Kiev y me levanté la camiseta para mostrar un mensaje: "¡Mamá, te quiero mucho!"
La llamada de Ancelotti en camisa hawaiana
Así se forjó su fichaje por el Real Madrid, tras rechazar numerosas ofertas, en 2023 con una llamada muy especial:
En marzo, me volvieron a convocar para la selección. Los meses siguientes, no paraban de llegar ofertas de traspaso de otros clubes.
Pero yo no quería saber nada a menos que me motivasen de verdad. Y más tarde, en junio, mi padre me dijo que necesitaba llamarme para hablarme de una nueva oferta. Le dije: "Te lo dije, no quiero saber a menos que..." Me dijo: "Arda..." "¿Sí?", le dije. "Es el Real Madrid", contestó. Real Madrid... Mi cuarto sueño. Me parecía irreal que esto pudiera suceder tan rápido. Ese verano, mi padre y yo tuvimos muchas conversaciones largas sobre si era demasiado pronto para irme. La verdad es que fue muy complicado, porque teníamos muchísimas ofertas, y me costó decidir qué hacer. Pero entonces tuve una videollamada con Carlo Ancelotti. Nunca olvidaré cuando apareció su número en mi pantalla y el video se estaba cargando… "Hola, Arda. ¿Cómo estás?" Él también estaba de vacaciones. El momento fue tan surrealista que me cuesta recordar los detalles, pero creo que llevaba una de esas camisas hawaianas, gafas de sol y creo que incluso tenía un puro. Me dijo: "Arda, tendrás un gran futuro aquí. Tal vez no el primer año, pero tendrás oportunidades. Cuando Modrić y Kroos sean demasiado veteranos, podríamos ponerte en el mediocampo.
Arda revela que Ancelotti le obligó a prometerle que ficharía por el Madrid. "Prométeme que vas a fichar", me dijo Carlo. Luego, cuando te presentan como jugador del Real Madrid, es como una ceremonia de boda. Tu contrato es para seis años, pero la idea es quedarte para siempre. Estaba sentado junto a mis padres y cuando mamá empezó a llorar, le sequé las lágrimas y la besé en la mejilla.
El día que conoció a Raúl y creía que no era Raúl
En sus primeros días en el Real Madrid, todo era nuevo y el día que coincidió con Raúl...
Desde el principio, Ancelotti se convirtió en una especie de padre para mí. Pero era gracioso porque bromeaba conmigo sobre todo y yo todavía era un chico con los ojos muy abiertos, que intentaba asimilar el estar en el club más grande del mundo. Nunca sabía cuándo Ancelotti hablaba en serio, ¿sabes? Un día Ancelotti me dice: "Raúl es el entrenador del Castilla. Si le ves, salúdale. Conoces a Raúl, ¿verdad?". Claro que conozco a Raúl. Era el capitán, el máximo goleador. Es una leyenda viviente. Al día siguiente, después del entrenamiento, se nos acerca un tipo. Ancelotti dice: "Arda, este es Raúl". Pero la cuestión es que la primera vez que ves a una de estas leyendas en persona, simplemente no parece real. Parece falso. Soy demasiado joven para haber visto a Raúl jugar en el Real Madrid. Solo le había visto en YouTube.
"Ancelotti sonríe y yo pienso: "No, me está tomando el pelo otra vez".
Le digo: "Vamos, míster. Lo siento, pero este no es Raúl". Esperaba que Ancelotti se riera y dijera: "Bien hecho" o algo así, pero me mira con cara seria y me pregunta: "¿Cómo que no es Raúl?". Entonces Raúl se gira hacia mí y me dice: "Soy Raúl González. Encantado de conocerte".
Le digo: "No, no lo eres. ¡Vamos!" No pueden creer lo que están oyendo. Sigue así unos minutos, y entonces Ancelotti llama a Toni Kroos. "Toni, ¿este es Raúl?" "¿Qué? ¡Claro!", dijo Toni. ¡Entonces llama a Modric! "Luka, ¿es Raúl?" "Claro que es Raúl", dijo Luka. Hasta Raúl me mira como diciendo: "Claro que soy Raúl". Empiezan a buscar fotos de Raúl en sus móviles. Al final me doy por vencido y digo: "Vale, lo siento. De verdad que eres Raúl. Encantado de conocerte, señor". Todos se rieron del chico de Turquía".
Quiere llevar el 10 del Real Madrid
Arda cuenta todos los sueños que aún tiene por cumplir:
Desde que me marché de Ankara, he seguido apuntando en la libreta que me regaló mi padre los nombres de las personas que me han ayudado a llegar hasta aquí. Son muchos más de 20. Mamá, papá, mi hermana, mis amigos, mis entrenadores, mis presidentes, el profesor de educación física Mahmut, los médicos que salvaron la vida de mi madre… No importa quién seas, no puedes hacerlo tú solo. A principios de este año cumplí 20 años. Todavía hay muchos más sueños en mi libreta. Quiero convertirme en un jugador importante para el Real Madrid. Quiero ganar la Champions League. También me encantaría llevar el dorsal 10 de este club. Pero por encima de todo, quiero abrir camino para una nueva generación de jugadores turcos.
Jorge Jesús me dejó fuera del equipo durante semanas en el Fenerbahçe. Un día, formó dos equipos para practicar lanzamientos de falta y yo no estaba en ninguno. Entrené yo solo sacando córneres. Llovía a cántaros y, al llegar a casa, lloré mucho. Me prometí a mí mismo que nunca volvería a sentirme así. La gente me ve como un jugador creativo, pero también soy un guerrero. ¿Me dejas en el banquillo? Trabajaré más duro. ¿Hablas mal de mí? Te voy a machacar...
Su apodo en el vestuario
¿Por qué le llaman Abi en el vestuario? Luka Modric tiene mucho que ver...
Cuando llegué, me enteré de que David Alaba y Toni Rüdiger hablaban algo de turco. Crecieron con inmigrantes turcos en Berlín y Viena, y Alaba es un gran aficionado del Galatasaray. Courtois jugó con Arda Turan, así que también sabe algunas palabras… Bueno, palabrotas. Pero fue raro porque, como saben, en Turquía nos dirigimos a los mayores con respeto. Decimos ‘Abi’, que literalmente significa ‘hermano mayor’. Está establecido así en nuestra cultura. No podía llamar a Modric simplemente "Luka". Podría ser mi padre, ¿sabes?
Así que dije: "Hola Luka Abi". Entonces... Alaba y Rüdiger pensaron que ‘Abi’ se usaba para todos. Incluso para mí. Empezaron a saludarme con un "buenos días, Abi". El nombre se les quedó grabado, y ahora es demasiado tarde para cambiar. Así que ahora soy oficialmente ‘Arda Abi’, el hermano mayor más pequeño del vestuario".
La Champions y la celebración
Güler se sincera sobre su primera Champions y su manera de celebrarla:
Estar en el banquillo no es una situación fácil. Cuando ganamos la Champions League, no me apetecía levantar el trofeo, porque no había aportado demasiado en el campo. Por eso me dio tanta vergüenza cuando Ancelotti me dio el micrófono en la Cibeles. No tenía en absoluto pensado subir al techo del autobús, porque estaba muy cansado, y recuerdo que dos amigos me escribieron un mensaje: "¿Dónde estás? No te vemos" Estaba abajo hablando con Kroos y Modric, y Modric me preguntaba si Mourinho iba a entrenar al Fenerbahçe. Mis amigos me decían: "¿Estás loco? ¡Acabas de ganar la Champions League! ¡Sube a celebrarlo!" Pero yo soy así. No me basta con ganar un título. Tengo que sentir que me lo he ganado.