
Una fiesta aguada. El FC Barcelona acudía al RCDE Stadium a una victoria de cantar el alirón y, aunque el gol se resistió durante 53 minutos, los culés lograron el triunfo final gracias a los tantos de Lamine Yamal y Fermín (0-2). El pitido final desató la euforia de los jugadores, quienes cantaban y saltaban dentro del césped hasta que se produjeron varios hechos que les aguaron la fiesta.
Para empezar, una trifulca entre Balde y Pere Milla. El centrocampista del Espanyol fue a decir algo a los futbolistas del Barça que se encontraban en el círculo central celebrando el alirón y terminó cayendo al terreno de juego tras recibir un empujón del lateral. Rápidamente, se formó un gran alboroto entre ambos equipos, aunque esa situación no fue a mayores.
El enfado de Hansi Flick
Otro motivo fueron los aspersores, que se prendieron empapando a los blaugranas para intentar desalojarles del césped. Un déjà vu del momento vivido por el Inter de Milán de José Mourinho en el Camp Nou tras la eliminación de Champions en 2010. Lamine Yamal fue de los pocos que se libró de salir duchado porque fue el primero en marcharse a los vestuarios tras el pitido final, cumpliendo órdenes de su entrenador.
"He dicho a los jugadores que sé la situación respecto a lo que pasó hace dos años, queríamos dejar el campo y celebrarlo dentro", aseguró, siendo esta la manera de Flick para evitar que se produjese una invasión de campo. Por ello, se pudo ver al alemán gritando y empujando a sus jugadores con un gesto cabreado para que no festejaran la Liga de cara al público y se dirigieran al interior de estadio.
🚿 Se encienden los aspersores durante la celebración. #LaCasaDelFútbol #LALIGAEASPORTS pic.twitter.com/cAs01A6VCB
— Fútbol en Movistar Plus+ (@MovistarFutbol) May 15, 2025
Fermín afirmó en los micrófonos que entendía que debían ir a los vestuarios, "pero no hacemos daño a nadie, estamos celebrando nuestra Liga, da la casualidad de que es aquí". El autor del segundo tanto también expuso que no habían faltado el respeto a nadie y que habían ido para dentro lo más rápido posible. Respecto a la falta de respeto, las cámaras cogieron al futbolista tras el pitido final gritando a la grada en repetidas ocasiones: "A chuparla, a chuparla". Unas palabras que, aunque no se sabe a qué o quién van dirigidas específicamente, no sentarán bien a los pericos.