
Al Deportivo de la Coruña le ha tocado la lotería. Así lo sienten gran parte de sus aficionados que consideran la figura de su presidente, que también es el de Abanca quien posee el 99% de las acciones del club, Juan Carlos Escotet, el gran salvador del club y una figura clave en el crecimiento que se vislumbra del conjunto coruñés en el futuro.
Para poner las cosas en contexto hemos de retrotraernos a junio de 2017, con el equipo aún en Primera División, Abanca le concedió un préstamo de 45 millones de euros al Deportivo para saldar su deuda de privilegio especial con Hacienda. Un movimiento económico vital para la supervivencia del club, ya que tan solo dos meses antes la sala de lo civil del Tribunal Supremo le dio la razón a la Agencia Tributaria en la disputa que mantenía con el Depor por la clasificación de casi 22 millones de euros de deuda que el club tendría que abonar sin quita y antes de 2023. A pesar de que existía un plan de pagos viable en Primera División, el descenso de categoría ponía en serio riesgo el futuro del club.
Escotet, con Abanca de por medio, cerró dos ampliaciones de capital en el Deportivo, se quedó con el 99% de las acciones, y redujo la deuda de 160 millones de euros a 0.
Juan Carlos quiere volver a poner al Deportivo entre los grandes no solo de España, también de Europa, tiene un objetivo claro y el dinero por castigo para conseguirlo.
Si Fernando Roig ha conseguido, tras años de excelente trabajo e inversión de capital, construir un Villarreal grande, Escotet puede hacer lo mismo o más con un equipo y una ciudad con un potencial enorme.
Hecho insólito en el fútbol español... y casi mundial
La muestra de que Escotet está dispuesto a casi todo por volver a construir un Deportivo grande la tuvimos este mismo verano.
En un mercado donde LaLiga perdió numeroso talento joven: el Deportivo Alavés vendió a Joaquín Panichelli al Estrasburgo galo por 16,5 millones de euros, el Real Betis traspasó a su gran mirlo blanco Jesús Rodríguez al Como italiano por 22,5 millones de euros, el Celta dio salida al llamado a ser sustituto de Iago Aspas, un Fer López que fichó por los Wolves por 23 millones de euros, el Bayer Leverkusen se llevó a la perla del Albacete Christian Kofane sin que ningún club español pudiera evitar su fuga de nuestra liga, el Deportico de la Coruña, estando en Segunda División, consumó un hito sin precedentes: retener a Yeremay.
Hablamos de un talento canario que pasó por la cantera del Real Madrid de donde fue expulsado con tan solo 14 años por indisciplina en el vestuario. En el mundo del fútbol todo se sabe y el Deportivo fue el único que apostó fuerte, a pesar de conocer el motivo de su abrupta salida del conjunto merengue, por su fichaje.
Yeremay ha ido creciendo y le ha dado la razón a los que en su día apostaron por él. Su talento y calidad son de otra dimensión. Visión de juego, capacidad para romper líneas en conducción, desequilibrio en el uno contra uno pudiendo salir por los dos perfiles a la hora de encarar, gol... un jugón forjado en la calle de los que están hoy en día en peligro de extinción. Tiene todos los ingredientes para ser un jugador top.
Sus enormes condiciones no pasaron desapercibidas y varios equipos europeos han llamado a su puerta. Ya en el mercado de invierno de la pasada temporada, en pleno mes de enero, el Borussia Dortmund estaba dispuesto a abonar la cláusula de rescisión fijada en 20 millones de euros. Yeremay dio calabazas a los teutones. Posteriormente, el canario renovó su contrato con el Deportivo en el pasado mes de junio y su cláusula pasó a ser de 60 millones de euros. El Como italiano estaba dispuesto a pagar 30 millones de euros pero el Deportivo no quiso negociar. Lo mismo que en la recta final del mercado estival donde el Sporting de Portugal subió su apuesta hasta los 35 millones de euros (30 fijos más 5 en variables) pero el equipo gallego volvió a decir "no" y a remitirse a los 60 millones de la cláusula de rescisión.
Esta negativa causó una enorme sorpresa no solo en muchos aficionados a otros equipos de la liga española, la prensa lusa alucina con el Deportivo y con su capacidad económica como para poder rechazar una oferta de tal calibre estando en la categoría de plata del fútbol español.
Aquí tenéis el vídeo: @Record_Portugal
Donde analizan lo complicado que está el traspaso de Yeremay por el @SportingCP pic.twitter.com/JFSjIRg2JK
— Rubén Orgeira (@RyderBabel) August 22, 2025
¿Cómo puede un equipo de Segunda rechazar este tipo de ofertas en un contexto como el que estamos viviendo en La Liga donde incluso equipos de Primera deben dar salida a sus mejores promesas?
La respuesta es sencilla. Si el Deportivo puede permitirse rechazar ofertas millonarias y poner a Yeremay un sueldo muy por encima de la categoría es gracias a su presidente, Juan Carlos Escotet, y su deseo entre ceja y ceja de ver al Deportivo volver a codearse con la élite.
Gran plantilla para volver a Primera
Escotet, que ha dado galones al director deportivo Fernando Soriano -el exjugador de entre otros equipos el Almería-, quiere volver cuanto antes a Primera y no ha dudado en invertir para formar un plantel de máximas garantías. Mezcla de las mejores promesas de Abegondo -Barcia, Mella o el propio Yeremay-, con jugadores de mucho talento como Mario Soriano, Luismi Cruz o Charlie Patiño junto al oficio de veteranos como Ximo Navarro, Escudero y Miguel Loureiro o fichajes que vienen a dar un salto en distintas posiciones como son el del delantero Zakaria Eddahchouri, el también punta italiano Mulattieri, su compatriota el lateral zurdo Quagliata o el portero austriaco Bachmann.
Un gran plantel dirigido por un gran entrenador, el Deportivo apostó este verano por Antonio Hidalgo, el técnico revelación de la temporada pasada en Segunda División y parece que no se ha equivocado. El Deportivo tras nueve jornadas disputadas, es Segundo en Segunda con 16 puntos tras 4 victorias, 4 empates y única derrota, la de este domingo en La Rosaleda ante el Málaga. Hidalgo ha construido un bloque sólido donde la presión tras pérdida es la seña de identidad del equipo y con individualidades que marcan diferencias. Con una afición volcada y un presidente deseoso de hacer al club crecer, los días de gloria del Deportivo parecen más cerca que nunca.
