César Cepeda era un boxeador español con un gran futuro (21 victorias en 23 combates), que soñaba con hacer historia en el deporte que amaba. Sin embargo, una negligencia médica convirtió ese sueño en pesadilla.
El púgil sufrió una lesión en su mano izquierda, por la que tenía que ser operado en 2007. Después de la intervención, cuando se le pasó el efecto de la anestesia, se dio cuenta de un gravísimo error. "Cuando me desperté de la anestesia, me vi la mano derecha vendada y entonces les dije a las enfermeras allí presentes que se habían equivocado de mano. Tal y como se lo dije, me volvieron a dormir, sin autorización ninguna, para volver a operarme. Me desperté de la doble anestesia a las cinco de la tarde y a las siete de la tarde me mandaron a casa", declaró el boxeador en una historia recogida por Eurosport.
Pero la cosa iba a ponerse aún peor para Cepeda. A los pocos días comenzó a sentir problemas de movilidad en ambas manos. "Unos me decían que era imposible que hubiera perdido la fuerza en la mano derecha porque tenía callos en ella; otros, que es normal que tenga las manos así, que si no hubiera boxeado no me hubiera pasado nada. Y después de varias pruebas, descubrimos que en la mano 'buena', que era la derecha, sólo tenía once kilos de agarre, mientras que en la izquierda, que era la lesionada, tenía 32", continuó Cepeda.
"Mi oficio era ser boxeador, no sé ni cantar, ni bailar, ni pintar cuadros, sólo sé boxear. Y lo compaginaba con un trabajo de mozo de almacén, que era el único que me permitía entrenar y viajar. Pero un día me despierto, y descubro que ni soy boxeador, ni puedo utilizar las manos porque me he quedado sin fuerza en ellas", manifiesta el boxeador.
Ahora, está a la espera de una respuesta en los tribunales. Asegura que no quiere "dinero ni indemnización, sólo justicia".