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Jesse Owens, el hombre que retó al racismo nazi

El afroamericano se consagró como el mejor atleta de los JJOO de Berlín de 1936 al ganar cuatro medallas de oro.

El afroamericano se consagró como el mejor atleta de los JJOO de Berlín de 1936 al ganar cuatro medallas de oro.

El racismo siempre fue uno de los fundamentos del régimen totalitario nazi de Adolf Hitler. Su ideología racial se basaba en la idea de que la raza aria era superior a las demás en cuanto a su capacidades físicas e intelectuales. Entre 1933, el año de la llegada al poder de Hitler, y 1936, la Alemania nazi había experimentado una extraordinaria mejora económica. Los nazis consideraban que su avance económico ya demostraba su superioridad intelectual. Ahora quedaba por demostrar al mundo la superioridad física del pueblo alemán, y el Führer encontró el escenario perfecto para ello: los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936.

Alemania triunfó en Berlín al ganar un total de 89 medallas, más que Francia, Inglaterra y EEUU juntos. Sin embargo, un joven atleta afroamericano desmitificaría por completo la ideología racial nazi, que consideraba que los africanos, los judíos y los eslavos eran razas inferiores. El estadounidense Jesse Owens asombraría al mundo al ganar cuatro medallas de oro en cuatro disciplinas: 100 metros lisos, 200 metros lisos, salto de longitud y la carrera de relevos de 400x100 metros. Tal vez, su victoria más impresionante fue en salto de longitud, donde venció a uno de los grandes atletas alemanes, Luz Long, a los que unió una relación de mutuo respeto y aprecio, pese a los convulsos tiempos que les tocó vivir.

Algunos historiadores confirman que la exhibición de Owens no le sentó nada bien al Führer, que sólo apareció en el Estadio Olímpico el primer día de los Juegos para saludar a los vencedores nazis. No obstante, el propio Owens desmiente esta información en su autobiografía, The Jesse Owens Story, al asegurar que posteriormente Hitler "me saludo con la mano".

En este sentido, la grandeza del estadounidense trasciende lo meramente deportivo, ya que él nunca quiso entrar en polémicas políticas y raciales. En 1980, Owens intentó sin éxito convencer al presidente de EEUU, Jimmy Carter, de no boicotear los Juegos Olímpicos de Moscú, sosteniendo que el ideal olímpico es algo mucho más grande y significativo que cualquier confrontación política internacional. Aun hoy, 100 años después de su nacimiento, Jesse Owens sigue siendo no sólo uno de los mejores deportistas de la historia, sino también uno de los grandes ejemplos del espíritu olímpico, basado en la tolerancia y la paz.

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