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Encuentran muerto al exatleta Yago Lamela

El que fuera subcampeón del mundo de longitud en 1999 llevaba varios años con problemas mentales.

El que fuera subcampeón del mundo de longitud en 1999 llevaba varios años con problemas mentales.
El exatleta Yago Lamela. | Cordon Press

Yago Lamela, subcampeón del mundo de salto de longitud en 1999, ha sido encontrado muerto este jueves en su domicilio de Avilés (Asturias), en torno a las 18:00 horas.

Lamela, nacido el 24 de julio de 1977 en Avilés, llevaba diez años con numerosos problemas de depresión e incluso llegó a estar hospitalizado por problemas mentales.

Pocos olvidan aquel salto hacia la gloria en los Mundiales de pista cubierta de la localidad japonesa de Maebashi'99, donde alcanzó unos estratosféricos 8,56 metros. En aquellos campeonatos, sólo fue superado por el cubano Iván Pedroso, que apuró hasta el último salto y le arrebató el oro. El asturiano tuvo que conformarse con una medalla de plata histórica en un duelo memorable.

Los siete segundos que utilizó Yamela para recorrer la pista y saltar sobre la arena bastaron para que el mundo del atletismo pusiera sus focos en un joven que tenía un futuro arrollador. Sus encuentros con Pedroso, que llegó a firmar una marca de 8,71 metros en 1995 en Salamanca, marcaron una carrera que duró el tiempo que su cuerpo lo permitió.

Su 8,56 fue récord de España y de Europa y el segundo estuvo vigente un decenio, hasta que en 2009 el alemán Sebastien Bayer saltó 8,71. Pocos en España se acercaron a su marca. Hasta su eclosión, Antonio Corgos llegó a saltar 8,23. Después, Luis Felipe Méliz, en 2000, consiguió trece centímetros menos que Lamela.

La importancia de Lamela en el deporte español fue muy grande. En un país huérfano de gente como Rafael Nadal, Pau Gasol, Fernando Alonso o de una selección española de fútbol ganadora, el atleta de Avilés saltó a la fama en una especialidad con poca tradición en España.

Aún tuvo tiempo de brillar en otros campeonatos. En París, en los Mundiales de 2003, fue bronce, con 8,22, mientras que en Birmingham, en los campeonatos de pista cubierta, fue plata, sólo superado por el estadounidense Dwight Phillips.

A partir de ese momento, Lamela inició su descenso al abismo. A comienzos de 2004, con los Juegos Olímpicos de Atenas a la vuelta de la esquina, sintió molestias en el tendón de Aquiles. Tuvo que competir en los Juegos anestesiado y no llegó a la final. Fue su primera gran decepción. Intentó recuperarse de su lesión operándose en Finlandia. Necesitó dos intervenciones que no salieron todo lo bien que esperaba y, además, sufrió un accidente de tráfico en Albacete que retrasó cualquier atisbo de vuelta a la élite como el saltador que llegó a ser.

Volvió a romperse los dos tendones de Aquiles en 2006, regresó a la mesa de operaciones en 2007 con la esperanza de competir en los Juegos Olímpicos de Londres. Pero la suerte estaba echada. Aunque comenzó a sentir una gran mejoría, se rompió un gemelo durante un entrenamiento y abandonó definitivamente su intentona.

En 2009 anunció oficialmente su retirada del mundo del atletismo. Entonces, puso su punto de mira en el mundo de la aviación (se inscribió en un curso de piloto de helicópteros y la escuela quebró), de la informática y de la música electrónica. Intentó volver a aquella universidad de Iowa y regresó a Asturias sin un título bajo el brazo.

Lamela no pudo más. Su cúmulo de infortunios le condujeron a una gran depresión. Estuvo seis días hospitalizado en la planta de psiquiatría del Hospital San Agustín de Avilés y en una de sus últimas entrevistas, hace ya tres años en elcorreo.com, reconoció haber pasado un mal momento. "Sí, estuve un poco chungo, con una depresión bastante grande, pero me he recuperado muy rápido. El deporte me ha dado muchas alegrías, pero también muchos golpes, y aprendes que lo importante es levantarte y seguir luchando. Y eso es lo que voy a hacer ahora, luchar para superar esto lo más rápidamente posible", dijo.

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