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Segunda Heineken Cup consecutiva

Toulon vence a Saracens en la despedida de Jonny Wilkinson de Europa

Crónica de las dos finales de las competiciones de rugby europeas celebradas en Cardiff este fin de semana.

La gran ovación comenzó en cuanto se anunció su cambio por los altavoces del Millenium Stadium de Cardiff. La cámara mostró a un Jonny Wilkinson emocionado que a sus 34 años y 364 días se despidió de Europa con su segunda Heineken Cup debajo del brazo a pocos minutos de la conclusión del encuentro. Hace unas semanas el apertura inglés había anunciado que dejaba el rugby tras la final de la principal liga europea y la final de la liga francesa del próximo sábado 31 de mayo.

Cardiff, capital del rugby

El pasado 23 de mayo comenzó en la capital de País de Gales un fin de semana muy intenso con la celebración de las dos finales de las competiciones europeas de rugby a nivel de clubes, la Amlin Challenge Cup y la Heineken Cup. La primera enfrentó a dos equipos ingleses. Bath Rugby y Northampton Saints y la segunda a un equipo inglés, Saracens, y a otro francés, el RC Toulon.

El ambiente era sensacional las calles aledañas a los dos estadios en los que se celebraron los dos eventos, el mítico Arms Park para la Amlin Challenge Cup y el colosal Millenium Stadium para la Heineken Cup, y no se cesó de animar y disfrutar de todo lo que rodea al rugby en todo el fin de semana.

Los pubs, tiendas, museos, estaciones y sitios de interés de Cardiff estaban llenos de entusiastas seguidores de los cuatro equipos finalistas y de otros muchos equipos que se quedaron en el camino. Que tu equipo no llegue a la final no es motivo para perderte la oportunidad de una cita con la historia como la despedida de Jonny Wilkinson o de sentir el rugby en cada palmo de tu piel. Los ruidosos seguidores del RC Toulon se hicieron sentir en cada palmo del pequeño centro de la capital de País de Gales. Venían a por todas.

Northampton consigue su segunda Challenge Cup

Los Northampton Saints se encontraban con Bath por primera vez en una final europea. Ambos equipos cargados con internacionales se verían las caras en el Cardiff Arms Park, un campo con mucha historia del balón ovalado a sus espaldas, que lucía un aspecto sensacional.

Bath se adelantó muy pronto en el marcador gracias a un golpe de castigo lanzado a palos por el apertura George Ford que fue rápidamente contestado el apertura rival Steve Myler en el minuto 6’. En la primera parte el dominio de los del condado de Somerset era palpable minuto a minuto. Volvieron a ponerse por delante en el marcador con otro golpe de Ford y Myler lo volvió a empater en el 23’. No pudieron los Saints adelantarse en el marcador y fallaron ocasiones claras. En un despiste, el ala Anthony Watson ensayó al hacer una intercepción del oval en ataque de Northampton. El encuentro se estaba tiñendo de azul, blanco y negro.

Con el control de Bath acabó la primera mitad (13-6). Northampton veía como Ford había perdonado varias ocasiones lanzando el balón lejos de los palos y buscaba su oportunidad de darle la vuelta al encuentro. Los ataques de los Saints fueron cada vez más efectivos, sacando hasta cuatro golpes de castigo que acabaron hundiendo a Bath. El apertura Steve Myler hizo valer su pie y fue elegido hombre del partido.

El encuentro estaba decantándose claramente en favor de los Saints que iban venciendo 16 a 18 cuando el flanker Phil Dowson hizo su primer ensayo en el 70’, a diez minutos del pitido final. Myler lo convirtió y en las gradas se desató la alegría de la afición de Norhampton. No pudo reaccionar Bath, que se encontraba con uno de sus pilares Anthony Perenise en el sin bin por una tarjeta amarilla, y vio cómo la Challenge Cup se le escurría de los dedos. El zaguero de los Saints, Ben Foden, tuvo tiempo de hacer un nuevo ensayo en el 75’ y dejar el marcador en el definitivo 16 a 30.

No hubo tiempo para más, el estallido de júbilo de la afición de Northampton llenó las gradas del Cardiff Arms Park y esperaron cantando, junto a gran parte de los aficionados de Bath, a ver cómo su equipo levantar un trofeo justamente merecido. La tradición pesa y más en ese estadio. Fuegos artificiales y confeti salieron despedidos al cielo de Cardiff en uno de los momentos en los que la lluvia dio respiro. Así concluyó la primera jornada de la fiesta del rugby europeo a la que todavía le quedaba el plato fuerte.

El adiós de una leyenda

El sábado 24 la lluvia intermitente se convirtió en un constante aguacero que no interrumpió en ningún momento la previa en las calles que rodean al Millenium Stadium. Los principales patrocinadores del evento montaron sus stands en los que los aficionados iban matando los minutos hasta llegar a las 17.00 horas, cuando el encuentro echaría a rodar. Concursos, cánticos, disfraces y litros y más litros de cerveza fueron preparando a los aficionados que fueron llenando las gradas del Millenium Stadium cuyo techo retráctil paró la lluvia.

Esta edición de la final de la Heineken Cup la disputaban el aspirante a campeón de la Aviva Premiership inglesa con permiso de Northampton Saints, Saracens, y el aspirante al trono francés con permiso de Castres, RC Toulon. Además el equipo francés venía a revalidar el título conseguido en la edición de 2013 en Dublín.

Toulon y Saracens. Saracens y Toulon. Los dos referentes de ese nuevo rugby que detestan los puristas en el que la cartera se impone a la cantera. Dos equipos que a golpe de talonario se han convertidos en dominadores y que cuentan con grandes estrellas internacionales, muchos de ellos campeones del mundo con Sudáfrica, Nueva Zelanda o Inglaterra.

El encuentro comenzó con un golpe de castigo a palos transformado por el apertura de Sarcens y de la selección Inglesa, Owen Farrell, en el minuto 3’. Tardó un poco el RC Toulon en entrar en el encuentro minutos en los que Saracens intentó penetrar la barrera del equipo francés, que únicamente en la melés le estaba ganando la partida por culpa de un desafortunado Xavier Chiocci, todas se hundían por su lado.

Poco a poco fue dominando el encuentro y se lo fue llevando a su terreno. Sobre el minuto 30’ en la salida de un ruck, el capitán Jonny Wilkinson conectó un pase con el australiano Matt Giteau que conectó con el pie con el también australiano Drew Mitchell. Una gran carrera por la banda y antes de ser interceptado por la defensa de Saracens devolvió a Giteau para hacer el primer ensayo del encuentro. Wilkinson no falló y transformó el ensayo. A los siete minutos y a punto de acabar la primera mitad Jonny metió un drop que dejó una ventaja de un ensayo del lado francés al término de los primeros 40’, (10-3).

La segunda mitad comenzó como había concluido la primera. El poderío de la delantera de Toulón y sus tres cuartos no dejaban respiro a unos Saracens que lo intentaron de todas formas. Gran papel del nº 8, Steffon Armitage, que con sensacionales placajes barrió el ataque de Saracens y le valió el título de hombre del partido que se suma a su elección como mejor jugador de la temporada en Europa. El tiempo pasaba y el domino era cada vez más evidente.

Owen Farrel recortó el marcador en el 45’ con un golpe de castigo que fue contestado por Jonny Wilkinson unos minutos después (13-6). Finalmente el sudafricano Juan Smith ensayó tras una espectacular jugada con protagonismo de Mathieu Basteraud. Wilkinson se encargó de cerrar el marcador con la conversión del ensayo de Smith y un golpe de castigo consiguiendo el 100% de efectividad en tiros a palos. El partido concluyó 23 a 6 y con una sensación de cambio de era.

El adiós de un referente del rugby mundial como Jonny Wilkinson nos hace recordar aquel lejano 22 de noviembre de 2003 cuando en el Telstra Stadium de Sidney se ganó su hueco en la historia y en el corazón de los ingleses. Por ese motivo la afición de Saracens se sumó a la ovación de todo el Millenum Stadium y los aficionados del rugby que Sir Jonny se llevó a pocos minutos del final del partido.

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