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Nibali gana en La Planche des Belles Filles y recupera el amarillo

Victoria del campeón italiano, que atacó a falta de 3 kilómetros para meta, superando a Purito Rodriguez. Valverde, tercero en meta y en la general.

Victoria del campeón italiano, que atacó a falta de 3 kilómetros para meta, superando a Purito Rodriguez. Valverde, tercero en meta y en la general.
Nibali, entrando en la meta de La Planche des Belles Filles. | EFE

Llegaba la etapa marcada por Contador, la que advertía a los aficionados de que no durmiera la siesta, la que prometía espectáculo. Y a 96 kilómetros para llegar a meta se acabaron todas las ideas iniciales para pasar a un nuevo panorama en este Tour de Francia. Primero fue Chris Froome; ahora Alberto Contador. Sin los dos grandes capos de esta edición de la ronda gala, tocaba saber quién sería el que cogiera los mandos. Y ése tiene nombre y apellido, Vincenzo Nibali.

Le llaman el tiburón, no tanto por lo grande que es, sino por las dentelladas que le gusta dar en cuanto tiene oportunidad. Ya lo hizo en el Giro de 2013, cuando siendo líder atacaba para aumentar más aún la diferencia. Y lo ha vuelto a hacer en esta décima etapa, con final en la cima de La Planche des Belles Filles.

Era la fiesta nacional francesa, el día que todos los corredores galos del Tour tienen marcado en rojo. Un día para Gallopin, el francés que el día anterior se vistió de amarillo disfrutara. O incluso un día para que Joaquim purito Rodríguez alcanzara la victoria de etapa, lo que supondría la primera española de esta ronda.

Nibali, capo de la carrera sin Contador

Pero todo ello quedó en espejismo. Como si regresáramos al Tour del año 2003, cuando Joseba Beloki se fue al Tour en un descenso siendo el gran rival de Armstrong. Como si esa pesadilla se repitiese 11 años después, hoy no estaba Alberto Contador, por lo que Valverde pasaba a ser la gran referencia española para la general, toda vez que el propio Joaquim se descartó y se ha dejado llevar. Sin embargo, el catalán se ha sabido filtrar en la fuga del día, donde estaba también el polaco Kwiatkowski, peleando por avanzar en la general, tirado por su compañero, el alemán Tony Martin, el mismo que el día anterior puso en jaque a todo un pelotón. El polaco pagaría caro todo ese esfuerzo, en el primer día realmente serio de cara a la clasificación general, con siete puertos de montaña y lluvia, mucha lluvia. Como si siguiera en Gran Bretaña, de donde arrancó el Tour, pero sin los dos principales favoritos.

El que más lejos llegó de esa fuga del día fue Purito Rodríguez, que cerca del último kilómetro fue rebasado por el italiano Nibali, ese líder que sin maillot amarillo, y sin los dos grandes nombres, se erige en patrón y dominador de la carrera. Cuando se les acabaron las fuerzas a sus compañeros del equipo Astana, el campeón italiano se puso en pie sobre la bicicleta y asestó un ataque a tres de meta al que intentaron responder Valverde y el australiano Richie Porte, del Sky. Ninguno pudo seguir la rueda, y se formó un sesteto por detrás en persecución del nuevo amo del Tour.

Ninguno quería llevar a los demás a rueda del italiano, que aparecía en el horizonte, pero nunca más allá de los 200 metros. Mientras, Purito, que intentó seguir la rueda de Nibali, se dio por vencido, y se dejó llevar. Ésta no es su guerra y él sólo buscaba la etapa. Sin opciones, hay que ahorrar fuerzas. Pero al menos tiene un premio, y ése es el maillot blanco con lunares, el que le acredita como mejor escalador. Su nueva motivación, su por qué de venir a este Tour. Quiere regresar al podio, a ese lugar, que nunca ha pisado Valverde en Paris, y cuyo objetivo, parcialmente, ya tiene tras ser tercero en meta a 20 segundos del ganador, Nibali. Segundo fue un joven francés que aspìra a figura, pero que teme los descenso, ahí donde Nibali se siente todo un tiburón; ahí donde Contador ha dicho adiós al Tour. Como Beloki hace 11 años.

Ahora es líder el italiano, con Richie Porte segundo a 2.23 y tercero el murciano a 2.47. Toca jornada de descanso, de recuperar sensaciones. Siempre se dice que la primera semana del Tour es muy dura, por la tensión y la alta velocidad. Este año lo ha sido por la dureza del recorrido, más típico de lo planteado por la Vuelta en los últimos años. Han sido menos abandonos que en otras ediciones, sólo que esta vez Froome y Contador no siguen en carrera. Ahora el Tour es cosa de Nibali. El himno italiano, que no sonaba desde Pantani, está listo en los Campos Elíseos. Pero queda mucho, con Alpes y Pirineos en el camino.

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