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Qatar, la selección en la que pudo estar Urdangarín

Valero Rivera trató de incorporar al marido de la infanta Cristina al cuerpo técnico de la selección qatarí en abril de 2013.

Valero Rivera trató de incorporar al marido de la infanta Cristina al cuerpo técnico de la selección qatarí en abril de 2013.
Iñaki Urdangarin y Valero Rivera. | Archivo

Hasta el próximo 1 de febrero, se celebrará en Qatar una nueva gran competición, como viene siendo habitual en los últimos años, el Campeonato del Mundo de Balonmano, en la que a buen seguro las grandes potencias europeas volverán a copar los puestos más altos de la clasificación y la lucha por las medallas. Sin embargo, en las quinielas sobre el aspirante a equipo revelación, aparece la selección de Qatar, combinado dirigido desde el banquillo por Valero Rivera, y en el que sobre la cancha el técnico catalán podría llegar a contar con un equipo verdaderamente multiétnico.

Bien es cierto que el nivel del balonmano en el país ha crecido mucho en los últimos años, pero no lo es menos que la llegada de una serie de mercenarios hará del combinado dirigido por Rivera un equipo mucho más potente de lo que sería de no contar con ellos. Sin ir más lejos, que fuera seleccionador nacional cuando España se proclamó campeona del mundo en 2013, trató de incorporar a Iñaki Urdangarín, al que tuvo durante muchas temporadas como jugador en el Barcelona, a su cuerpo técnico, aunque finalmente, debido a la situación judicial del marido de la Infanta Cristina, las negociaciones no terminaron de concretarse.

Así, la selección qatarí cuenta en sus filas con varios jugadores nacionalizados, algo que en otros deportes sería imposible por normativa. De hecho, no hay más que ver los problemas de la Federación Española de Baloncesto para contar con Serge Ibaka y Nikola Mirotic en su equipo nacional.

Sin embargo, en el balonmano esto no es así, e incluso un jugador puede llegar a cambiar de selección durante su carrera, algo no admitido en fútbol o baloncesto, por ejemplo, una vez que el jugador haya jugado un partido oficial. De esta forma, en la plantilla oficial del equipo del Golfo Pérsico de cara a la cita mundialista, aparecen dos montenegrinos (Zarko Markovic y Goran Stojanovic), un bosnio (Danjel Saric), un cubano (Rafael Capote), un francés (Bertrand Roine), e incluso un español, Borja Vidal, amén de una de las grandes estrellas locales, Eldar Mamisevic, hijo de emigrantes balcánicos pero de formación qatarí.

Todos ellos, por supuesto, a cambio de una importante remuneración económica por nacionalizarse y defender al equipo asiático a nivel internacional, y con unos 100.000 dólares por partido ganado en el Mundial, cifras que por descontado están muy por encima de la media en el balonmano mundial. Esta es una práctica que se ha convertido en habitual en el deporte qatarí, principalmente en el atletismo. Como dato curioso, el único fichaje qatarí que no actúa en la modesta liga local es Danjel Saric, portero del Fútbol Club Barcelona.

Todo esto se produce porque la Federación Internacional de Balonmano (IHF), permite a un jugador cambiar de selección tras estar tres años sin jugar para su equipo nacional, algo a lo que se acogerán Saric o Markovic para defender a Qatar este año, y que provoca situaciones tan kafkianas como las protagonizadas por los conocidos Laszlo Nagy, que a punto estuvo de jugar con España los Juegos Olímpicos de 2012 y que terminó siendo rival al disputarlos con Hungría, o la del bielorruso Siarhei Rutenka, que tras jugar con Eslovenia, a punto estuvo de militar en España en 2010, para terminar volviendo a defender a su país de nacimiento. También el portero Arpad Sterbik ha sido internacional español después de serlo con su Serbia natal.

Sin duda, una situación muy peculiar en el balonmano, no permitida en otros deportes, y que genera un mercadeo de jugadores que no parece jugar en favor de la identificación de los aficionados con sus equipos nacionales, si bien en el deporte moderno parece claro que, en no pocas ocasiones, el fin justifica los medios. Si Qatar, como parece probable, realiza el mejor mundial de su historia, la inversión de sus dirigentes habrá merecido la pena a nivel local. El asunto es si los estamentos internacionales deberían permitir este hecho.

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