Verano de 2013. A Samuel y Aurélien, dos jóvenes emprendedores franceses conocidos en el país vecino por sus originales ideas, se les volvió a encender la bombilla y decidieron fusionar el billar con el fútbol. Habían creado el snookball.
Sin embargo, no ha sido hasta hace relativamente poco -último trimestre de 2014- cuando Samuel y Aurélien han empezado a potenciar realmente este original a la par que técnico juego.
Es el snookball otro de los tantos deportes híbridos como el fútbol-tenis, el futgolf, el chessboxing (ajedrez más boxeo), el brasileño bossaball (mezcla de fútbol, voleibol y capoeira) o el Sepak Takraw (un espectacular deporte, muy popular en el sudeste asiático, que combina voleibol y fútbol con artes marciales), por citar algunos.
El snookball se caracteriza por su habilidad y técnica, regalando los jugadores más avezados al espectador golpes de bellísima factura. En este caso, los tacos se sustituyen por los pies y las bolas por pelotas muy similares a las de fútbol sala, si bien la blanca es algo más pesada que las demás para hacer que el juego resulte más interesante. El objetivo, obviamente, sigue siendo el mismo que el del billar: embocar las bolas en alguno de las seis troneras de la mesa.
Al igual que en el billar americano (pool), el snookball tiene dos variantes: juego de 8 (se juega con todas las bolas, con el fin principal de meter la número 8 en último lugar) y juego de 9 (se utilizan las ocho primeras bolas del conjunto, que son lisas, más la 9, que es la que hay que meter en último lugar, siendo obligatorio golpear en primer lugar a la bola con el número más pequeño).
Son las reglas principales de un deporte que empieza a ser muy popular en medio mundo, pese a que en España todavía está en pañales, pues resulta bastante difícil poder encontrar lugares donde practicarlo.
En Francia, donde empiezan a proliferar los recintos dedicados al snookball, es otra cosa. Además, es posible alquilar el equipo entero (mesa, vallas y pelotas) por unos 500 euros diarios, aunque también se puede adquirir un set propio por unos 6.000 euros. Precios al alcance de muy pocos bolsillos para poder jugar al snookball, un deporte bastante técnico y espectacular que ya empieza a tener bastante tirón.