Cuando restaban poco más de ocho kilómetros para que finalizara la accidentada octava etapa de la Vuelta a España, con final en Murcia, el eslovaco Peter Sagan fue atropellado por una moto auxiliar.
Era el máximo favorito a adjudicarse el triunfo en la línea de meta, pero un inoportuno accidente mandó sus ilusiones al traste. El enfado del ciclista fue tal que golpeó uno de los coches de la organización, se enfadó con una moto y pateó, incluso, con gesto de rabia, su propia bicicleta.
No pudo optar al triunfo de etapa y de ahí el enfado del, hasta entonces, maillot verde. Sin embargo, ya no luchará por el maillot de la regularidad. Y es que en la mañana del domingo, su equipo, el Tinkoff-Saxo, ha anunciado que Sagan se retira debido a "las lesiones que sufrió", con heridas y quemaduras en el costado izquierdo de su cuerpo.
Pero no fue el único damnificado. En una caída previa, a unos 50 de meta, se formó una montonera que acabó con el irlandés Dan Martin, el francés Bouhanni, y el estadounidense Van Garderen fuera de carrera, abandonando. La peor parte la sufrió, sin embargo, el belga Boeckmans, que se encuentra en coma inducido, sin que su vida corra peligro, pero con un traumatismo facial grave con varias fracturas, una conmoción cerebral, tres costillas rotas y una hemorragia en el pulmón.
Y lo más curioso es que tampoco ha tomado la salida de la novena etapa el ganador en Murcia, el también belga Stuyven, ya que sufre una fractura de escafoides en la muñeca izquierda, algo que no le impidió ser el más rápido en la línea de meta de la capital murciana.
Muchas bajas en un mismo día para la Vuelta, que ve como tras la etapa inicial con quejas de corredores y que tuvo que ser anulada para la general, más la expulsión de Nibali en la segunda jornada, vuelve a ser centro de atención por un tema polémico con la caída de Sagan y el peligro del recorrido con esa caída mencionada y varias más en el descenso de la Cresta del Gallo.