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Tom Dumoulin arrasa en la crono de Burgos y es el nuevo líder de la Vuelta a España

Fabio Aru, décimo en la etapa, está a tres segundos en la general, mientras que Purito, que ha perdido más de tres minutos, es tercero a 1:15.

Fabio Aru, décimo en la etapa, está a tres segundos en la general, mientras que Purito, que ha perdido más de tres minutos, es tercero a 1:15.
Tom Dumoulin se exhibe en la crono de Burgos.

Se está defendiendo a las mil maravillas en la montaña de esta Vuelta. En esa Vuelta a España que parecía hecha para las escaladores, un contrarrelojista, el holandés Tom Dumoulin, tiene la carrera a su alcance. Todavía quedan tres etapas para que un escalador vuelva a ser el rey en la carrera hecha para ellos.

Decía Purito Rodríguez que se conformaba con salir de la crono de Burgos habiendo perdido dos minutos, es decir, a unos segundos de Dumoulin. Vamos, que quería hacer Joaquim la crono que no había realizado nunca, similar a lo hecho por Fabio Aru, que en meta se ha dejado 1'53" con el holandés, quedándose a sólo 3 de la general. Y con las bonificaciones en las tres siguientes metas en juego.

Purito, torcido desde el principio

El maillot rojo, Purito, empezó mal desde el principio. Las cuentas para mantenerlo eran las de ir perdiendo 3 segundos por kilómetros. Pero a los 13'5 kilómetros, en el primer punto intermedio, la renta de Dumoulin ya era de 1'11. Es decir, a unos cinco segundo perdidos por kilómetros. Ya se le ponía en chino al catalán. Aru, mucho mejor, sólo cedía 34 segundos.

Aunque los mejores de los escaladores en esta crono fueron los Movistar, Valverde y Quintana, que veían como sus opciones aumentaban para poder pelear por la general. Por lo menos, por el podio.

De hecho, los dos fueron de más a mejor, ya que el hombre que estuvo marcando el mejor tiempo en meta hasta la llegada de Tom Dumoulin, el polaco Maciej Bodnar, veía como en el siguiente punto kilométrico, a los 27'5 de recorrido, su ventaja era de 27 segundos sobre Valverde y 50 sobre Quintana.

En meta, esa diferencia se reducía quedándose Valverde a 4 segundos del polaco y Quintana, soberbio, a 29. Muy bien los dos en meta, pero a un mundo de los tiempos que iba marcando Dumoulin, cuál Indurain, Ullrich, Armstron o el último dominador, Wiggins. Pero esto es bueno para la carrera. Aunque todos menos Aru estén más allá del minuto, la lucha por el podio está viva. Y de coaliciones para eliminar a Dumoulin puede aparecer nuevos actores. Aunque cada uno va a defender lo suyo y todo apunta a que sólo Aru va a pensar en grande., en rojo.

Dumoulin se vio líder desda la salida

Un rojo que llevará en la etapa del jueves Dumoulin. Tendrá que defenderse sin equipo. Él sólo ha demostrado suficiencia, pero ahora llega la hora de la verdad, de cumplir con las expectativas creadas y con las comparaciones, siempre odiosas, que le sitúan como el enésimo sucesor de Indurain.

En cuanto a su potencia contra el reloj, caben pocas dudas. Los 38'7 kilómetros los ha hecho siempre en la posición perfecta, aerodinámico, con los brazos apoyados en el manillar de triatleta, formando un ángulo de 90 grados, manteniendo recta la bicicleta, sin zigzaguear de lado a lado de la calzada, y sin gafas. Quería sentir el viento fruto de la velocidad en su cara. Una velocidad que en meta ha arrojado una media de 50'5 kilómetros por hora.

Él sí que fue de más a mucho mejor. Cada punto intermedio tenía su nombre. En el segundo, la distancia con Purito ya era de 2'38". Es decir, ya estaba en la general el holandés por delante del catalán. Sólo Aru se mantenía, cediendo 1'44".

Mano a mano entre Dumoulin y Aru

Los demás, Chaves, Mikel Nieve (doblado por el propio Dumoulin) y Majka se iban alejando irremediablemente de sus opciones. De éstos, sólo el polaco parece haberse quedado con opciones de pelear por el podio, cuarto a 2'22".

Pero quedaba por saber el tiempo final en meta, que fue enormemente grande a favor del holandés. Ganó con superioridad, aplastante. 1'04" sobre Bodnar y 1'08" sobre Valverde, soberbio. Quintana a 1'33"; Aru a 1'53" y Majka a 2'28”. Se las ha devuelto. Con ganas. Ahora les toca a los escaladores moverse. Aunque le ha salido una tachuela en el zapato que no se esperaba, la de Aru, que se ha agarrado a un clavo ardiente quedándose a sólo 3 segundos del liderato. Parece que entre ellos estará la Vuelta. Y queda el final en Riaza, este jueves, con el puerto previo de La Quesera; el viernes con el final de Ávila; y el sábado, por la sierra de Madrid. Sólo con que Aru arriesgue un poco ya tiene la Vuelta. Es superior en lo que queda al holandés.

La guerra está por el podio. De Purito a Valverde, íntimos enemigos, hay dos minutos. Y ahora el catalán tendrá que cambiar de mentalidad. Atacar a 900 metros no vale. O quizá, mejor dicho, haber atacado a 900 metros de la meta de la Ermita del Alba no le ha valido. Hay que probar desde más lejos, arriesgar en el descenso. O, por qué no, hacer algo similar a lo que le hizo Contador a él en Fuente Dé. Dumoulin no tiene equipo y Purito tiene a Dani Moreno. Puede valer. Movistar son dos. Y entre medias, Majka.

Pero el podio en Madrid señala a un hombre, al italiano Fabio Aru, el pupilo de Nibali. Éste ganó aquí su primera vuelta. El futuro del ciclismo italiano quiere seguir sus pasos. Aru es el ganador moral de esta crono. Sólo el nuevo Indurain, si es que lo es, puede evitarlo.

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