Piensen en un deporte de masas, globalizado a nivel mundial, en el que España no tenga un alto nivel competitivo o de seguimiento. Efectivamente, no hay otro: hablamos del rugby. Europa, América, Asia, África y Oceanía disfrutan de un deporte de enorme seguimiento a partir de un balón oval, que en España no pasa de ser el sueño de unos cuantos apasionados que aspiran a que la inclusión del Rugby-7 en el programa olímpico a partir de Río 2016, sea la lanzadera definitiva de un juego brusco pero de enormes valores. Y entre esos aventureros se encuentra una figura muy peculiar: Alhambra Nievas, una granadina de 32 años, ingeniera de telecomunicaciones, y que pasa por ser la mejor mujer árbitro del rugby actual. Por supuesto, estará en Brasil, donde además de debutar como olímpica, celebrará su próximo cumpleaños. Uno muy especial, por el entorno en que lo hará. Con la maleta casi preparada, como todo el año, pues pasa unos 150 días al año en el extranjero, atiende a Libertad Digital en la recta final de su preparación para la gran cita olímpica.
¿Qué lleva a una ingeniera de telecomunicaciones a sacrificar un buen sueldo por arbitrar rugby por bastante menos dinero?
Pues que me hace feliz. Hay gente que me pregunta, compañeros de carrera, a los que les sorprende. Trabajan fuera pero ganan grandes sueldos. Sé que el tiempo es limitado, y que me está limitando mi carrera profesional como ingeniera, tal y como están las cosas en España. Pero he elegido este camino. Luego me tocará buscarme la vida. No se me caerán los anillos haciendo otra cosa si no puedo ser `teleco´.
El rugby sigue sin arrancar en España, ¿Qué debería hacer para lograrlo?
Entrar como deporte en los colegios, para que haya una base real. Antes se empezaba a jugar con 15-16 años, o en la universidad. Hay que establecer programas fuertes que metan al rugby en la actividad física de los colegios, al menos en las actividades extraescolares. De ahí saldrían jugadores, y entrenadores.
¿Lo ocurrido en Valladolid en la Copa del Rey fue una raya en el agua o el inicio de algo bueno?
Fue muy positivo. Puede ser una oportunidad según se gestione a nivel de clubes y federación. Si se hace sólo para un beneficio individual, no pasará a mayores. Si se trabaja por el bien colectivo, traerá cosas buenas. Soy optimista pero con
reservas, por una cuestión cultural. Somos muy egoístas y por eso el rugby español no llega a más. Todos se preocupan de su parcela, pero no del colectivo.
¿Y qué ofrece el rugby para hacer ese cambio necesario?
Es un deporte en valores de los que otros deportes carecen. Los niños tienden más a lo individual que a lo colectivo, y el rugby debería explotar eso, que el colectivo prima sobre el resto.
Otro asunto complejo es cómo convencer a los medios para tener una mayor visibilidad, ¿Qué se le ocurre?
Se habla de informativos deportivos, cuando realmente son de fútbol. El fútbol es un negocio. Es deporte, claro, pero ha evolucionado a algo que da de comer a mucha gente y arrincona al resto. Es difícil cambiar eso, los medios necesitan ingresar dinero. Lo puedo entender, pero es muy injusto. Estoy cansada de ver que el rugby sólo sale en televisión cuando hay una pelea, nunca sale por algo positivo. No pido el mismo espacio del fútbol, pero alguien debería abogar por una mayor visibilidad de otros deportes. No sé si el gobierno, o quién. Pero si no es casi imposible crecer.
Para usted, que ha vivido al rugby en su primerísimo nivel… ¿Le cuesta volver a España a arbitrar?
Es difícil la transición, volver a la realidad española. Pero tengo claro que sin lo de aquí no podría hacer alto nivel. Estoy orgullosa de dónde vengo, de pitar división de honor. Me ha dado el nivel para pitar fuera. La dinámica que sigo es la misma que cuando pito a nivel internacional. Durante todo el año mantengo una exigencia que me permite dar el nivel fuera.
¿Le preocupa la vida después del arbitraje, que se le escape el tren de la ingeniería?
No, porque no creo que aguante mucho de forma profesional, más si quiero ser madre. Y además, siempre me he buscado la vida, en el deporte, en la ingeniería o lo que sea, seguiré trabajando en lo que la vida me ofrezca. Pienso en ello, claro, cada año más.
¿Reciben los árbitros ayudas en ese sentido, para la transición a la vida posterior?
Hay programas para deportistas, pero para los árbitros no hay nada en cuanto a inserción laboral a día de hoy. Pedí una beca en Andalucia Olímpica y me la van a denegar porque para árbitros no hay nada. Es algo que no entiendo. El CSD o las comunidades autónomas también deberían cuidar en ese sentido a los árbitros de élite, como ya hacen con algunos deportistas. Es algo que debe reclamarse.
¿Alguna vez ha sufrido alguna repercusión con dinero procedente de apuestas en sus partidos?
Justamente nos han dado unas charlas previas a los Juegos Olímpicos, donde se
mueve mucho dinero. Nos han contado que alguien puede ofrecernos amaños y que lo denunciemos. Nunca nadie me ofreció nada, ni apostantes ni desde clubes. Es algo que no tengo en la cabeza, pero es bueno que nos formen para si llega el caso, saber cómo actuar.
¿Alguna vez ha apostado, aunque no sea en rugby?
Nunca, ni a partidos míos por supuesto ni a otros. No me gusta, además de que lo tenemos prohibido. Nunca lo he hecho, ni cuando no arbitraba ni en otro deporte.
Seguro que al menos alguien se lo ha dicho medio en broma alguna vez…
Nunca, ni me lo han insinuado en plan broma. Jamás. Por eso le digo que no lo tengo en la cabeza.
Lo que seguro que ha escuchado es algunas barbaridades en el campo, ¿Cuál es la peor que recuerda?
Claro, alguna vez he escuchado cosas muy burras. Algunas no puedo decirlas. La típica es la de que tendría que estar en la cocina. La gente debería innovar un poco, porque es un poco cansino. Puntualmente escuchas cosas hirientes. Yo entiendo que haya crítica, pero esa ofensa, no solo a mí como mujer, sino al árbitro que es calvo… De eso no depende arbitrar bien o no. Pero hay gente que va a los campos a desahogarse, que vive infeliz y amargada. Los clubes deberían cuidar que la gente que vaya a la grada, que es su imagen, respeten a todo. Creo que esto viene del fútbol, que alimenta la polémica en torno al árbitro. Nos equivocamos, claro, como los jugadores. Pero ningún arbitro va a un campo a perjudicar ni beneficiar a nadie.
Dicen del rugby que es un deporte para villanos jugado por caballeros, al contrario que el fútbol, pero a las mujeres no se las nombra por ningún lado.
Nunca lo consideré machista. Quizá algún país, por ejemplo Argentina, donde las primeras machistas son la mayoría de las mujeres. Allí está empezando ahora el rugby femenino. En España y Europa en absoluto es machista, es para todos. De hecho, hasta los 16-17 años juegan niñas y niños juntos. La frase se explota así pero no genera machismo.
¿Alguna vez ha oído eso de `mujer tenías que ser´?
Sólo me pasó una vez, cuando estaba empezando. Me reí con aquello, lo de la cocina otra vez. Fue la única vez que un jugador hizo referencia a que fuera mujer. Me discuten cosas, pero no como mujer. El capitán me pidió perdón, y la sanción iba a ser para el club y no quise hacer más daño. Preferí no expulsarlo, pues el partido había acabado ya.
¿Debería el arbitraje entregarse definitivamente a las nuevas tecnologías en todo lo que sea posible?
Creo que todo no, porque si juzgas todo por televisión, sería un tostón. Hay un protocolo en rugby de qué es revisable y qué no. Creo que es el adecuado, sobre todo en acciones de antijuego, peligrosas, y acciones de puntuación. Pero todo no se debería pitar porque iría muy lento el juego.
Arbitrar un Inglaterra – Irlanda en Twickenham debe ser toda una experiencia…
Lo es. Se jugó primero el masculino, imagínese el ambiente. Tras media hora para calentar, mientras los jugadores atendían a la prensa y daban la vuelta de honor, empezó el femenino. No es habitual pero ya me ha pasado tres veces. Mi debut en rugby 15 fue un Nueva Zelanda – Samoa en Eden Park, y después jugaban los All Blacks contra Inglaterra. Fue curioso porque estando arbitrando, Richie MacCaw pasó por el lateral calentando y me impactó un poco. El año pasado pité un Inglaterra-Francia en Twickenham y este año ese. Se está fomentando mucho el rugby femenino.
Y cuando se encadenan los partidos masculinos y femeninos, ¿Varía mucho el aspecto de la grada de uno a otro?
No se queda igual. En Eden Park cuando acabé estaba ya lleno, claro. En los otros, si el masculino va antes, se va bastante gente, pero desde luego hubo más que si se hubiera jugado otro día. Recuerdo por ejemplo que en 2015 pité un Francia - Gales, y al ser en el sur de Francia, donde es una locura el rugby, masculino o femenino, había muchísima gente. Estaba a rebosar y por televisión tuvo una audiencia grandísima.
En los Juegos pitará Rugby-7, que sigue siendo un gran desconocido para el gran público, ¿Qué diferencias hay?
A la hora de pitar es totalmente distinto. Es más fácil porque lo ves mejor todo, pero es mucho más exigente físicamente porque hay que estar allí, encima de la jugada. Es el mismo campo y los jugadores son rapidísimos. También los errores
se ven más. Las `cagadas´ son más espectaculares que en rugby 15. Hay que afinar mucho más. En el 15 exige más concentración, hay que ser consistente durante 80 minutos que no es fácil. La melé es difícil, y si pierdes el control se te va el partido. Exige más consistencia en más áreas durante 80 minutos.
Volvamos al rugby en España, ¿El nivel parece más alto en el 7 que en el 15, es así? Las dos selecciones aspiran a estar en Río.
Ambas selecciones trabajan bien. Las chicas tienen más opciones, siguen en Series Mundiales, los chicos no y no han podido ascender. Ambos tienen opciones en el preolímpico, veo especialmente posible que gane la plaza la femenina, los días 25 y 26 de junio en Dublín. La semana antes, el 18-19, es el masculino en Mónaco. Si ambos lograran plaza seria la bomba para la repercusión del rugby español. Al menos uno sería fantástico. Ojalá estemos allí.
¿Cree que en España se debería apostar definitivamente por el rugby 7, una vez que ha entrado en los Juegos, como la forma de popularizar este deporte?
Creo que sí. Sin desmerecer el 15, y aunque queremos estar en el Mundial de Japón 2019, hay que apostar por el seven. Los Juegos son un filón por explotar. Y además, España encaja perfectamente para organizar unas Series Mundiales. Por clima, turismo. Tendríamos más visibilidad internacional.
En apenas dos meses, estará en Brasil, ¿Dónde se alojan los árbitros?¿Les dejan estar en la Villa?
No estamos en la villa, sino en un recinto militar, creo que con la prensa. Somos jueces y tiene sentido que no convivamos con los deportistas. Igual que no desfilamos en la ceremonia inaugural aunque estemos en ella.
Cada vez hay más voces alertando sobre el virus Zika, ¿Le preocupa?
No me preocupa especialmente, estuve recientemente ahí en Brasil, en Sao Paulo.
Tomamos precauciones. Usamos mucho repelente, y tomé una pastilla, una vitamina que cambia el olor corporal y ayuda al repeler el mosquito. Allí la gente está más tranquila que aquí, no hay tanta alarma. Han pasado el Dengue que es más peligroso. Tengo claro que quiero ir a los JJOO y no me voy a obsesionar. Tomaré precauciones y ya está.
¿Se ve algún día pitando un partido del 6 Naciones masculino?
Es difícil. Hay muchos intereses que lo rodean como para experimentar, por temas políticos. Tiene cierto sentido porque yo arbitro División de Honor masculina, y la exigencia física es enorme. Técnicamente no somos peores que los hombres, pero si tu nivel físico colapsa, tu nivel técnico baja porque no piensas con la misma frescura. Y un Inglaterra-Francia masculino tiene un ritmo muy alto que si hay una chica espectacular físicamente podrá pitarlo, pero en mi caso lo veo difícil. Soy consciente de mis limitaciones y no me veo a ese ritmo de juego. A otros niveles, por ejemplo Rugby Europe, como el 6 Naciones B, que lo juega España, sí podríamos pitar, porque el nivel no es tan alto. Y ahí no tenemos la oportunidad por un tema creo que estrictamente político.
¿En los Juegos pitará sólo femenino?
Sí, no hay otra. Son auténticos atletas. Yo no puedo correr detrás de Perry Baker, un jugador de Estados Unidos que es una bala. A día de hoy no hay una mujer con esa capacidad, y yo además no soy de las más rápidas.