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Mo Farah, reina en el 10.000 del Mundial de Londres

El corredor británico gana su décimo 10.000 consecutivo entre Juegos Olímpicos, Mundiales y Europeos.

El corredor británico gana su décimo 10.000 consecutivo entre Juegos Olímpicos, Mundiales y Europeos.
Mo Farah, campeón del mundo de 10.000. | EFE

Mo Farah ha vuelto a coronarse en el Mundial de atletismo de Londres como el mejor fondista en pista de la última década. Su 10.000 es insuperable, y mucha culpa de ello son sus entrenamientos de velocidad. Su final es demoledor, incontestable. Nadie después de casi 10 kilómetros en las piernas tiene esos últimos metros. Farah no corre en el sprint, flota.

Pero la historia del campeón británico no fue un camino de rosas. Nació en Somalia unos minutos después de su hermano gemelo Hassan en 1983, y cuando tenía 8 años su familia estaba preparada para trasladarse a Londres, donde el padre trabajaba y vivía, pero una enfermedad de su hermano provocó un giro inesperado.

Hassan no podía viajar y la familia decidió irse a Inglaterra sin él, y volver más tarde a buscarlo. Cuando regresaron, el gemelo de Mo, no estaba. La guerra civil de Somalia provocó múltiples evacuaciones, y Hassan fue enviado a un lugar desconocido e imposible de localizar en las circunstancias en las que se encontraba el país. Los Farah volvieron a Londres sin su hijo Hassan.

El mundo de Mo cambió para siempre. La separación de su hermano y el vínculo que los unía, junto a su nueva vida en Europa, hicieron que la adaptación de Farah fuera más difícil todavía. No sabía inglés, le costaba relacionarse y tenía problemas en el colegio.

El pequeño de los Farah se refugió en el fútbol, deporte que sacó a la luz su capacidad para correr con una pasmosa facilidad, y a los 11 años empezó su exitosa carrera en el atletismo. Su talento no tardó en convertirse en victorias. Éxitos que siempre llevaban una mirada a un lugar desconocido, un recuerdo especial, un anhelo, Hassan, su gemelo.

Mientras entrenaba y competía, Mo se mantuvo trabajando en restaurantes de comida rápida y como vendedor en una tienda de deportes, y en 2003 consiguió ahorrar el dinero suficiente para volver a Somalia y encontrar a su hermano Hassan.

El actual cuatro veces campeón olímpico ya sólo pensaba en correr, y 2005 se convirtió en el año de su despegue definitivo. Se trasladó a una casa con corredores kenianos, y allí encontró la disciplina que le faltaba. Su vida se convirtió, como él mismo ha explicado en alguna ocasión, en comer, dormir y entrenar.

El resto es historia del atletismo, del deporte. Falló en los Juegos Olímpicos de 2008 en Pekín, un error que lo hizo convertirse en invencible, y hoy, con la victoria en la final de 10.000 en los mundiales de Londres, logra su décimo título consecutivo en la distancia entre Juegos Olímpicos, Mundiales y Europeos. Algo extraterrestre, algo que no está al alcance de cualquiera.

Sir Mo Farah se retira tras estos mundiales como uno de los grandes fondistas de la historia del atletismo, pero también como un gran fondista de la vida.'

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