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El suplente de oro de los Eagles arrebata a Tom Brady el trono de la Super Bowl

Nick Foles lideró a Philadelphia en un partido histórico. Los Patriots amagaron con volver a remontar la final, pero acabaron sucumbiendo.

Nick Foles lideró a Philadelphia en un partido histórico. Los Patriots amagaron con volver a remontar la final, pero acabaron sucumbiendo.
Nick Foles, el suplente de oro de los Eagles. | EFE

Hace un año y medio, Nick Foles fue despedido por Los Angeles Rams. Ahora es campeón de la Super Bowl. A principios del mes de diciembre de 2017, Nick Foles era suplente de Carson Wentz en los Eagles. Hoy es el héroe de Philadelphia tras liderar a su equipo hacia la conquista de su primer trofeo Vince Lombardi. Deporte en estado puro. Lección de vida a fin de cuentas.

La leyenda de Tom Brady sigue y seguirá vigente, pero a su lado aparecerá siempre la figura, ya eterna en la historia, del suplente de oro. Nick Foles le arrebató el trono al gigante de los New England Patriots con un tanteo de 41-33 en el US Bank Stadium de Minneapolis, Minnesota. Nadie lo esperaba. Nadie le esperaba. La lesión del titular del equipo le abrió las puertas de la historia y Foles ha tirado la puerta abajo. La Super Bowl con más yardas recorridas de la historia es suya.

Philadelphia creyó desde el inicio

La primera pelota fue para los Philadelphia Eagles y el equipo dirigido por Doug Pederson empezó con fuerza el partido sabedor de que sus opciones de triunfo pasaban por someter a presión constante a Tom Brady y compañía. Golpear primero y, si se podía, hacerlo con fuerza. Rozó el touchdown, pero tuvo que conformarse con el primer field goal de la noche y esa falta de pegada final permitió que los Patriots comenzasen su primera ofensiva con una sensación de tranquilidad que les hizo rozar los seis puntos para acabar conformándose con nivelar el marcador. Era sólo el tanteo inicial.

Brady, por su parte, empezó la noche encontrando con facilidad a Gronkowski y a James White, sin embargo, el MVP de la fase regular se quedó sin el touchdown en ninguna de sus dos ofensivas iniciales. Ni siquiera un antológico pase de más de 30 yardas del ’12 de los Patriots para Amendola les ayudó a tomar la delantera en el marcador. New England no golpeó y los Eagles aprovecharon el favor con la pareja Foles-Jeffery marcándose un touchdown de ensueño que subió la apuesta del aspirante al trono hasta el 9-3. La alegría fue incompleta al fallar el punto extra, pero las sensaciones seguían siendo favorables a los Eagles.

La desventaja de seis puntos, sin ser importante, ya empezaba a crear presión a los vigentes campeones y no la digirieron nada bien. Incomprensible fue el error en la recepción de Ryan Allen para el field goal de Gostkowski que hubiese supuesto el 9-6 y a partir de ahí, problemas.

La ofensiva de los Patriots se atascó y la defensa de los Eagles mantuvo el tipo para seguir creciendo en ataque con un Foles desatado. Su sociedad con Jeffery fue constante y con esa inercia positiva, Philadelphia se soltó la melena, concretamente la de Blount, que amplió la renta colocando en el luminoso del US Bank Stadium un 15-3 muy preocupante para New England. Doce puntos de diferencia que acabaron siendo nueve por el posterior Field Goal de Gostkowski.

Resistencia Patriótica y constancia de los Eagles

Siempre por detrás en el marcador, problemas en su ofensiva, fallas en la defensa y cara de preocupación en Tom Brady. Todo eso estaba pasando con 15-6 en el marcador, pero los Patriots estaban haciendo la goma y no terminaban de salirse del partido. Necesitaban un punto de inflexión y si eso pasaba los Eagles verían en el aire a los Falcons del año pasado. Nunca des por muerto a los Patriots y menos en la Super Bowl.

La primera intercepción de la noche por parte de Harkmon dio sentido a ese miedo creciente en Philadelphia y New England sacó la cabeza del barro para darse una oportunidad de reducir la distancia y volver a meterse en el choque. El trío Harkmon-Brady-White revivió la final antes del descanso, pero los Eagles no iban a caer en la trampa del miedo a ganar con tanto tiempo por delante. Justo antes de que Justin Timberlake pusiese a bailar a medio mundo, Foles hizo lo propio jugándose el touchdown en el cuarto down. Él mismo hizo de receptor. Premio a la valentía y 22-12 para los Eagles. La Super Bowl pintaba bien, como mínimo, en emoción.

Brady vs Foles

Un buen inicio. Eso necesitaban los Patriots para no complicarse aún más la vida y la mejor manera de empezar para Tom Brady fue buscar a Gronkowski. Más de media hora de charla al descanso sirvió para dejar clara la estrategia a seguir y en la primera ofensiva que tuvieron los Pats, ambos jugadores se asociaron hasta en cuatro ocasiones. Ataque rápido, touchdown y 22-19. Inicio demoledor, en principio, pero no con los Eagles al otro lado.

Nick Foles, el suplente de oro, se sacó de la manga otro pase preciso que, polémica de por medio, acabó en 29-19. ¿Se asustó Brady? Ni mucho menos. Tom para Hogan y 29-26. ¿Poco para la leyenda? Sí, porque Tom si ve sangre muerde hasta que toca hueso. Poco le importó el field goal de Philadephia y del 32-26 se pasó al 32-33 con la bestia Gronkowski como secundario del brazo ejecutor de Brady.

La leyenda del suplente de oro

No se amilanó. No le tembló el pulso en ningún momento. Incluso hizo de receptor en un touchdown. Nick Foles es ya historia de la NFL por ser el suplente de oro. El suplente sin nervios. El hombre de hielo de Philadelphia. De no jugar hasta diciembre a ser el héroe de los Eagles. Bajo el peso del 32-33 del marcador, Foles retó a Brady. Sólo podía ganar uno. El quarterback texano puso la primera piedra de su histórica victoria con el pase para el touchdown decisivo de Ertz y después celebraría desde la banda la mano mágica de Brandom Graham que terminaría de destronar a los New England Patriots de Tom Brady.

Hay un nuevo sheriff en la ciudad y nadie esperaba que fuese Nick Foles.

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